He recibido varios correos de mis amigos que me piden aclarar un poco más, mis opiniones acerca de la posibilidad de usar o aplicar la categoría gramsciana de Crisis de Hegemonía a la situación actual en Colombia.
De momento recurro al útil y claro párrafo del reconocido escritor marxista Giovanni Arrighi, estudioso profundo, como todos sabemos, de la obra del fundador del Partido Comunista Italiano y luchador antifascista Antonio Gramsci. Así:
«Como le expuse en otro lugar, para Gramsci la Hegemonía es el poder adicional del que goza un grupo dominante en virtud de su capacidad para impulsar la sociedad en una dirección que no solo sirve a los intereses de tal grupo sino que también es entendida por los grupos subordinados conforme al interés general. Es el concepto inverso de deflación de poder utilizado por Talcott Parson para designar situaciones en las que el control gubernamental no se puede ejercer sino mediante el uso generalizado o la amenaza de la fuerza. Si los grupos subordinados tienen confianza en sus gobernantes, el sistema de dominación se puede ejercer sin recurrir a la Coerción,pero cuando esta confianza se desvanece, ya no puede hacerlo. Por la misma razón, la noción gramsciana de hegemonía puede entenderse como “la inflación de poder” que deriva de la capacidad de los grupos dominantes por hacer creer que su dominio sirve no solo a sus intereses sino también a los de los subordinados. Cuando esa credibilidad falla o se desvanece, la Hegemonía pasa ser pura dominación, o lo que Ranajit Guha ha llamado “dominio sin Hegemonía”(1) Arrighi G. Comprender la Hegemonía 1, New Left Review 32, Mayo-junio 2005.
El punto de toque, es el reconocimiento objetivo que se debe hacer de varios hechos político sociales en el movimiento real de las contradicciones que dinamizan a la sociedad colombiana, que se han venido presentando en los últimos 24 años, (y que yo llamo en un artículo anterior el dominio y dirigencia de “la banda de los cuatro”: Pastrana, Uribe, Santos, y Duque) quienes trataron de llevar al extremo la presión del Imperialismo Global, para desarrollar aún más el neoliberalismo contrainsurgente y autoritario en Colombia.
Primero que todo, una cada vez mayor y mejor toma de conciencia (de oposición y de Resistencia) por parte de “las abundantes clases subalternas ”y grupos y sectores populares excluidos por siglos del desarrollo general del país, que fueron convenciéndose por experiencia propia,de que los intereses privados del Bloque en el Poder no eran los de ellos, ni de la sociedad en su conjunto. Que dichos intereses dominantes tampoco correspondían con el genuino anhelo de paz que desde hace más de 70 años mueve a la sociedad colombiana en busca de una Solución Política al histórico conflicto interno colombiano. Y además, que dichos intereses responden a una política más general o si se quiere Global, colombo-estadounidense de la contrainsurgencia agenciada desde el Poder central, como una forma de acumular capital mediante el despojo violento de los campesinos y pobladores del complejo urbano-rural; lo que necesariamente como contradicción objetiva, generó la persistente y variada Resistencia de masas el campo, así como aguerridas y frecuentes Movilizaciones sociales y paraos cívico populares en ciudades pequeñas como grandes. Hay innumerable literatura empírica comprobatoria y analítico-científica de todo este acontecer social en el periodo referido, muy accesible, que solo basta con mencionarla y remitir a ella para su ampliación.
Segundo, una expresión pública continua y muy variada dentro del Bloque de Poder dominante, de las múltiples contradicciones entre las diversas fracciones de las burguesías urbanas, y de éstas con los burgueses agrarios y gamonales terratenientes; no ya en cuanto a la función de dominación y explotación de la cual todos están de acuerdo, sino en la forma dirección de la sociedad es decir en la función dirigente que tienen dentro del Estado que controlan, o pretenden controlar, se hizo políticamente más visible y aguda durante los 24 años de los gobiernos de la banda de los cuatro mencionada, especialmente entre las fracciones representadas por Uribe Vélez y J.M Santos, cuando este último en su gobierno,decidió iniciar un proceso de paz centrado en la famosa estrategia político militar del DDR, despreciando los intereses latifundiarios y gamonalísticos de continuar la guerra contrainsurgente interminable, pues esta interfería con los intereses financieros que reclamaban una terminación de la confrontación armada que si bien permitía el ganancioso proceso de convertir la tierra despojada en la alcancía del capital Narco en beneficio único de los “Agrarios”, dificultaba otras formas más amplias y globales de acumulación del capital trasnacional.
La aspiración de concluir la guerra contrainsurgente, incluso favorable al “Establecimiento”, que fue revertida totalmente a continuación de su gobierno, por el triunfo electoral de la fracción de Uribe Vélez, con la interpuesta persona (el pelele) Duque, quien no solo volvió trizas el Acuerdo de la Habana Santos-Timochenko/16, como lo solicitara la dirección política del movimiento Uribista, sino como un verdadero intestino grueso, lo volvió mierda.
En el entretanto y el desencanto; el resistente y diverso Movimiento Social, Cívico y Étnico Popular, en la medida en que la Crisis de Hegemonía se profundizaba, con gran conciencia logró encontrar la personalidad política de Petro para aglutinarse a su alrededor, y con un buen criterio unitario conformar un amplio y multidiverso movimiento llamado Pacto Histórico que, como un tercero en discordia, y por el medio, pudo ganar las elecciones presidenciales e iniciar un proceso de ruptura con lo representado por la banda de los cuatro.
Uno de los ejes político sociales del nuevo gobierno es concluir definitivamente el conflicto interno colombiano que por la excrecencia de Duque se recicló y de qué manera. La estrategia del nuevo gobierno de hacer “Diálogos Regionales Vinculantes y de Iniciar proceso de Paz con todos los grupos alzados en armas, indudablemente ha generado una intensa y provechosa discusión pública. Era lo esperado. Sin embargo, una densa nube negra viene en dirección de la frágil y mecida barca gobernante.
Es la vieja contradicción ínter burguesa (o como algunos llaman ínter oligárquica) entre las fracciones de Uribe Vélez y JM Santos, parte esencial de la Crisis de Hegemonía a la que nos venimos refiriendo, quienes con “vistosas entrevistas y declaraciones” en la falsimedia- oligopólica-mediática que les sirve de plataforma política; aspiran a meter de contrabando el veneno encapsulado de sus riñas miserables dentro de los sectores subalternos que apoyan la paz, para que se dividan tomado parte en esos altercados reaccionarios primitivos y decadentes
Así vemos cómo el cínico e hipócrita premio de la paz colombiano JM Santos, inicia el fuego dando una entrevista en el diario global de sus socios españoles de “El País.com (https://elpais.com/america-colombia/2022-09-18/juan-manuel-santos-el-gobierno-de-petro-esta-bien-orientado-pero-le-falta-rigor-y-metodo-y-tambien-afinar-las-narrativas.html ), en donde trata de “tirarle la linea” a Alfonso Prada, su antiguo secretario de la presidencia (2017) quien por aquello de que la mejor sombra es a la que uno se arrima, hoy es el ministro del Interior del gobierno Petro:
«¿Cuál era su relación con Duque?”, le preguntaron a JM Santos.
..“Es una paradoja porque Duque comenzó su carrera conmigo. Yo lo llevé al Ministerio de Hacienda y lo envié a un cargo en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Era un funcionario aplicado. Pero después lo cooptó Uribe y lo trajo al Senado […]. Pero decidió que yo no existía y ni siquiera mencionaba mi nombre. Una actitud un poco infantil y ridícula.”
¿Y con Uribe?
“Uribe, infortunadamente, sigue aferrado al poder, una enfermedad demasiado común en muchos expresidentes. Tuve una buena relación con él cuando fui ministro de Defensa, pero cuando fui presidente él estuvo muy en contra del proceso de paz y de restablecer las relaciones con los vecinos…Se volvió un adversario muy vehemente. A él su apego al poder lo vuelve muy combativo y esa ha sido la razón por la cual no se ha podido establecer un puente…Una vez le dije que hiciéramos lo que hicieron Jefferson y Adams, segundo y tercer presidente de Estados Unidos. Le dije: ‘No lleguemos a la tumba con esta enemistad. Dedíquese a sus nietos como yo estoy dedicado a los míos’, pero creo que no lo tomó muy bien”.
Y, con el cuento pérfido de que apoya la propuesta gubernamental de La Paz Total, a continuación cede la palabra a DOS de su mejores voceros político-ideológicos, representantes del Estado en el proceso de la Habana que terminó en el pacto Santos- Timochenko /16 :Humberto de La Calle y Sergio Jaramillo; quienes en muy sonadas y repetidas opiniones ya pusieron en marcha su estrategia de poner palos a la rueda de una posible negociación con la guerrilla de las Farc- Segunda Marquetalia, que regresó a las armas por la perfidia y los entrampamientos o montajes de la guerra judicial (lawfare contrainsurgente), implementados por el Estado como parte de la perfidia para incumplir lo pactado, iniciada durante el mismo gobierno de Santos, porque temen que en esta nueva negociación quede al descubierto o se desenmascare aún más su mala clase y su cinismo. Vemos:
Según la noticia dada por INFOBAE 16.09.2022 , Humberto de la Calle adelantándose sospechosamente a los posibles diálogos o negociaciones del Estado con la Farc -Segunda Marquetalia, mete baza de la siguiente manera:
«Debo decir que no estoy de acuerdo con reabrir negociaciones con Iván Márquez, ellos tuvieron su oportunidad, yo creo que el camino que les queda es el del sometimiento, dos preguntas prácticas, ¿qué es lo que se puede negociar con el señor Márquez y la Nueva Marquetalia que no haya sido negociado en La Habana?, en segundo lugar, ¿quién nos garantiza que esta vez no vuelva incumplir, que falte a su palabra como lo hizo después de la firma del acuerdo?”
“Dentro de ese propósito de ayudar, me parece que hay unos riesgos en las estrategias que está usando el gobierno, esa es la diferencia entre el éxito del fracaso, por ejemplo; cese del fuego, el cese del fuego ese es el tema más dramático, a mí me tocó inaugurar la mesa con la coordinadora guerrillera en el año 91 en Caracas y el primer punto era el cese del fuego, eso no funciona así, después de 60 años de dar bala entre el Estado y la guerrilla, no es fácil tomar esa decisión, sin confianza de algo que apenas comienza, entonces me parece que anunciar la posibilidad del cese del fuego, de antemano lo que hace es debilitar al país”. (https://www.infobae.com/america/colombia/2022/09/16/humberto-de-la-calle-aseguro-que-no-esta-de-acuerdo-en-dialogar-con-ivan-marquez-ellos-tuvieron-su-oportunidad/ )
Por su parte el filósofo Sergio Jaramillo, considerado por sus promotores como el “cerebro gris” del tal acuerdo Santos-Timochenko/16, deja sentada su tajante oposición en una entrevista a la emisora Wradio.com ( 19.09.2022) así:
”Yo no estoy de acuerdo en negociar absolutamente nada con Iván Márquez. …Mi actitud fundamental es una actitud de construcción, a mí lo único que me interesa es que el proceso de paz siga adelante y coja fuerza… No se les puede dar las mismas condiciones a quienes incumplieron el acuerdo. El único camino que queda para estas organizaciones es la justicia ordinaria porque están por fuera del proceso de paz”.https://www.wradio.com.co/2022/09/20/central-hidroelectrica-el-guavio-ya-opera-a-mas-del-99-de-su-capacidad-instalada/
Claro, El “doctor” Jaramillo, NO dice nada sobre el porqué «estas organizaciones» están por fuera del proceso que menciona. No dice nada de la perfidia, los montaje y los incumplimientos a lo pactado por parte del Estado que él representa, y que motivaron a los confiados dirigentes ex-guerrilleros a tomar conciencia de la sentencia de muerte oficial que pesaba sobre ellos (como poco después los mercenarios y cazarrecompensas colombo estadounidenses lo comprobaron en la frontera con Venezuela) teniendo que recurrir al legítimo derecho de defender la vida, rearmándose como sabían hacerlo.
Así las cosas uno se puede preguntar:
¿Qué busca el expresidente Santos y sus acólitos con sus publicitadas declaraciones mediáticas, en este momento crucial para Colombia que trata de avanzar en un proceso de Paz Total y hacia una verdadera Salida Política, lo que sin duda resolvería la tan pesada rémora del conflicto interno colombiano?
¿Trasladar al seno del gobierno donde el “Santismo” tiene un pie afuera y otro adentro, o mejor, descargar sobre las clases subalternas la Crisis de Hegemonía en la que se debate la clase dominante que ha dejado de ser dirigente y solo domina mediante la fuerza, atravesando un palo en la rueda a tal proceso de paz para que la guerra contrainsurgente de despojo continúe y con esto, tratar de salir de la crisis general?
Es evidente que toda esa patraña de reactivar una miserable riña primitiva e interminable en las alturas de la gran burguesía, para y descargarla sobre las clases subalternas dominadas (por la Fuerza no por el Consenso perdido) y dividirlas, ha quedado al descubierto y nadie serio, en estos momentos, va a considerar semejante zancadilla que sin duda solo beneficia a los acumuladores de capital mediante el despojo.
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