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Respuesta a Félix Monasterio-Huelin

Crítica de la crítica precipitada

Fuentes: Rebelión

    Alan Woods y Ted Grant publicaron hace algo más de 10 años Razón y revolución. Filosofía marxista y ciencia moderna. La traducción castellana editada por la Fundación Federico Engels, meritoria sin duda, era mejorable en muchas de sus aristas. El ensayo incidía nuevamente sobre las relaciones entre la filosofía marxista, el materialismo dialéctico […]

 

 

Alan Woods y Ted Grant publicaron hace algo más de 10 años Razón y revolución. Filosofía marxista y ciencia moderna. La traducción castellana editada por la Fundación Federico Engels, meritoria sin duda, era mejorable en muchas de sus aristas. El ensayo incidía nuevamente sobre las relaciones entre la filosofía marxista, el materialismo dialéctico por usar la expresión usual, y los resultados de algunas disciplinas científicas. La visión. muy tradicional, era trasnochadamente clásica en algunas aristas. Por ejemplo, en la relativa a las relaciones entre la dialéctica y la lógica formal. Recuerda lo peor que se ha escrito, que hemos escrito sobre el tema.

Manuel Martínez Llaneza ha tenido la gentileza de escribir una crítica de algunos aspectos, delimitados por el autor en su presentación, de la obra de Wood y Grant. La ha titulado: «La ciencia mal-tratada». Puede verse en la página de rebelión del pasado 7 de diciembre: http://www.rebelion.org/docs/60179.pdf. Trabajo riguroso, esforzado, con ánimo de informar y formar al lector. A mi, por ejemplo.

Félix Monasterio-Huelin Maciá ha publicado un comentario crítico a la aportación de Llaneza. «La ciencia mal-tratada de Manuel Martínez Llaneza. Del «análisis» de casos a la ocultación de los principios», éste es el título de su trabajo. Ha aparecido en la página de rebelión de 9 de diciembre de 2007: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=60228.

Mi objetivo en esta primera aproximación es señalar sólo algunos aspectos de esta crítica precipitada de la critica, cinco en total critica algo agitada que, en mi opinión, presenta desenfoques muy acusados. Lo haré telegráficamente:

1. «Lo interesante de la crítica de Manuel Martínez Llaneza en La ciencia mal-tratada (MML)) no es que desmonte parte del libro Razón y revolución. Filosofía marxista y ciencia moderna, de Alan Woods y Ted Grant (AWTD), sino que lo hace desde una perspectiva que conviene analizar».

No. Lo interesante quizá sea eso pero también la crítica puntual, informada, documentada. que Martínez Llaneza hace de las afirmaciones de Woods y Grant. Así se educa, así de forma científicamente a la ciudadanía. Corrigiendo errores, señalando falacias, indicando puntos de desinformación. La alianza del movimiento obrero socialista y el conocimiento crítico e informado siempre ha sido el ABC de la tradición comunista no extraviada.

 

2. «La crítica de MML me recuerda a Imposturas Intelectuales de Sokal y Bricmont, que a mi me parece que debiera tener por título «cómo mandar a la mierda a la filosofía», pero desde la más supina ignorancia de filosofía y de las técnicas filosóficas».

No creo que ayude nada que en un artículo de debate público se use gastados términos escatológicos, pero, dejando esto aparte, acusar a Sokal y Bricmont de ignorancia filosófica, de supina ignorancia, demuestra precipitación además de escasa información. Sokal y Bricmont son físicos, no son filósofos de profesión, pero filosofan muy bien y conocen bien la filosofía de la ciencia contemporánea, aunque, en mi opinión, podían haber obrado con mayor pulcritud en el apartado de su libro, el cuarto ni no recuerdo mal, el dedicado al relativismo epistémico. Su aproximación a Kuhn, pongamos por caso, es demasiado rápida, algo simple.

Por si fuera necesario, vale la pena recordar que ambos son científicos de izquierda, subespecie intelectual no muy poblada y de la que también Martínez Llaneza es miembro destacado. Pruebas. Véanse las recientes aportaciones de Bricmont en rebelión o sin permiso. En el caso de Alan Sokal puedo ofrecer un testimonio personal: Sokal aprendió castellano para comprender las letras de las canciones de Víctor Jara, que su hermana, colaboradora del gobierno socialista de la Unidad Popular presidido por el presidente mártir Salvador Allende, le dio a conocer a principios de los setenta.

 

3. » ¿No será que se han tomado al pie de la letra lo que dice el filósofo Sacristán de que el marxismo es una anti-filosofía? No hay que olvidar que Sacristán sabe lo que dice, desde la filosofía.»

No, no se han tomado al pie de la letra a Sacristán porque no conocen su obra. La obra de este lógico, traductor, crítico lierario, político comunista y filósofo marxista sigue siendo muy desconocida en los países de habla hispana y casi absolutamente desconocida en todos los demás, acaso con la salvedad de Italia.

Con «Sacristán afirma que el marxismo es una anti-filosofía desde la filosofía» se quiere decir, supongo, que la tesis de Sacristán, su concepción del marxismo como una anti-filosofía, como un filosofar crítico que no aspira a cosmovisiones finales ni a la filosofías sistemáticas, se ha generado desde un profundo conocimiento de la tradición y de la historia de la filosofía. Es el caso. Para corroborarlo, basta leer su obra publicada y los materiales de trabajo y documentación que pueden consultarse en Reserva de la Biblioteca Central de la Universidad de Barcelona, fondo Sacristán. El autor de Panfletos y materiales fue un formidable trabajador intelectual, con un rigor crítico y una información científica, no sólo en el ámbito de la lógica y la matemática, de primer orden.

 

4. Sin embargo MML no ha acertado en la crítica, más académica que otra cosa, más voluntariosa que informativa, y guiada por un espíritu de buenas intenciones: sea en defensa del marxismo. ¿Y por qué? ¿Denunciando una obra que se pretende marxista se defiende al marxismo?

No considero la primera parte de la valoración, que creo absolutamente errada y extraviada, pero, centrándome en el segundo punto, ¿qué sentido tiene hacer preguntas como ésa?. ¿Denunciando una obra que se pretende marxista se defiende al marxismo? Es obvio que no o no siempre. ¿Descubrimos algún nuevo Mediterráneo al responderla? ¿Una nueva isla en el Caribe? Pero es obvio que se puede criticar, que no denunciar, una obra que se pretende marxista desde una óptica marxista y ayudar a pulir la tradición, a superar errores y lugares comunes asentados pero ya falsados.

La cuestión no es ésa. La cuestión es si la crítica a un libro que se pretende marxista ayuda, es correcta, informa a la ciudadanía, disuelve errores, se haga desde una concepción marxista, analítica, fenomenológica, andersiana o incluso postmoderna. La crítica es buena si es una buena crítica. Martínez Llaneza hace una buena crítica y además la hace desde posiciones marxistas. Miel sobre hojuelas. Regalo gratuito sobre obsequio generoso. ¿Qué más puede pedirse?

 

5. Cualquiera que lea, pacientemente a MML saca la sencilla conclusión de que la matemática no necesita al marxismo, por lo que su denuncia sólo sirve para decir, ¡ojo hay marxistas que os tratan de engañar, pero son malos marxistas, de hecho no lo son, son infiltrados posmodernos! Los buenos marxistas somos los que no tergiversamos las matemáticas, porque éstas, y aquí vuelve la cosa a surgir, ¡no necesitan al marxismo! En primer lugar, hubiese bastado con decir que el libro de AWTD está plagado de errores, porque cuestionar el método es, probablemente cuestionar al marxismo en su faceta de «materialismo dialéctico».

No sé si esta reflexión tiene sentido unívoco. Si lo tuviera cabe decir: 1. Claro que las matemáticas no tienen necesidad alguna del marxismo. ¿Es necesario argumentar esto? Por razones históricas, ha habido por lo menos 24 siglos de ciencia matemática sin marxismo; ha habido muchos matemáticos marxistas y comunistas que han contribuido a la ciencia matemática sin usar en sus aportaciones el aparato conceptual de la tradición y, finalmente, presentar al marxismo como un método es un error que no es necesario repetir. El marxismo no es ningún método en el sentido que se usa la expresión en disciplinas científicas o en metodología. El marxismo no tiene ninguna arista comparable al método de resolución de las ecuaciones de segundo grado, pongamos por caso. Usar la palabra «método» para referirse a él es crear confusión, sin aportar idea alguna, o estar próximo a crearla. Si a pesar de ello se quiere usar la palabra, lo mejor es intentar definirla. El marxismo es un método en el siguiente sentido. ¿En qué sentido, pues, es el marxismo método? ¿De qué es método el método marxista?

 

Lo dejo aquí por el momento para evitar el cansancio de los lectores y anuncio un nuevo sendero. Escribe Félix Monasterio-Huelin Maciá a continuación:

«Supongamos que corregimos todos los errores, pero no variamos el método, ¿tendría algo que decir MML? Creo que sí, porque afirma: «¡cuántos errores, falsedades y abusos no se podrían haber evitado si AWTG se hubieran limitado a los aspectos sociales e históricos de la producción social de las ciencias, en lugar de entrometerse en sus métodos y resultados!». Entonces ya tenemos un autodeclarado marxista, MML, que es un buen marxista, pero que no comparte el materialismo dialéctico (salvo para «aspectos sociales e históricos…»).

¿Qué concepto tiene el autor de «materialismo dialéctico»? ¿Una filosofía que se entromete en los métodos y resultados de las ciencias? ¿Una filosofía que de nuevo rechaza un método científico porque es poco o escasamente dialéctico (¿quién otorga certificados de dialecticidad?) o un resultado porque contradice la segunda o tercera ley de la dialéctica o acaso, mucho peor, porque es ciencia burguesa, no suficientemente proletarizada, como fueron designadas en su día la relatividad general, la mecánica cuántica, el psicoanálisis, la genética o la lógica formal?

 

 

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