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¿Cuál es la oposición colombiana?

Fuentes: Voces de Colombia

Con la llegada al gobierno de Juan Manuel Santos, una nueva realidad ha marcado el panorama político en el país, el Centro Democrático liderado por Álvaro Uribe Vélez ha irrumpido con fuerza, autoproclamándose como el partido de «oposición» y, favorecido por los grandes medios de comunicación, logra una potente y permanente plataforma para la difusión […]

Con la llegada al gobierno de Juan Manuel Santos, una nueva realidad ha marcado el panorama político en el país, el Centro Democrático liderado por Álvaro Uribe Vélez ha irrumpido con fuerza, autoproclamándose como el partido de «oposición» y, favorecido por los grandes medios de comunicación, logra una potente y permanente plataforma para la difusión de sus planteamientos.

Las declaraciones del uribismo, se posicionan en la opinión pública como escándalo mediático y han pretendido mostrar una ruptura irreconciliable con Santos, gestada alrededor de la disyuntiva guerra o paz, ocultando la alianza estratégica que ambos sectores mantienen con respecto a un proyecto común de dominación de clase y promoviendo la idea que sólo existen dos fuerzas políticas capaces de conducir los destinos del país: La derecha o la ultra derecha.

El significado de la oposición política en Colombia

Pero ser de oposición, significa estar en contra del actual modelo de explotación, depredación y dependencia económica y contra el régimen de exclusión, sometimiento y corrupción política. Ser de oposición, significa defender una propuesta alternativa y trabajar por un Estado y un gobierno verdaderamente democrático, soberano, equitativo, digno y justo.

Históricamente la oposición política en Colombia ha sido considerada como un enemigo a aniquilar por la elite gobernante. La «democracia más antigua de América Latina» se ha sostenido a partir de la prohibición del derecho a disentir frente a las políticas excluyentes del régimen oligárquico, mediante el uso sistemático de la represión y el terrorismo de Estado.

Así lo han demostrado con el exterminio físico del proyecto político gaitanista, asesinando en 1948 a su máximo líder Jorge Eliecer Gaitán y prolongando por décadas su política de tierra arrasada; el asesinato de miles de militantes de la Unión Patriótica, A Luchar y el Frente Popular en la década de los 80; el encarcelamiento de miles de luchadores y luchadoras sociales; y el exilio de otros tantos.

Aunque durante los últimos 20 años se han expedido diferentes leyes que buscan crear reglas de juego para hacer oposición política en el país, el modelo de exclusión política instaurado por la oligarquía liberal-conservadora con el Frente Nacional desde 1959, se ha convertido hasta hoy en un modelo de gobierno efectivo para el mantenimiento del poder político en manos de las elites del país.

Pese a esta realidad innegable los sectores populares han construido proyectos políticos de oposición, de alcance regional y nacional, que buscan transformaciones en materia social, política y económica que favorezcan los intereses de las mayorías pobres del país.

Actualmente tanto los proyectos políticos insurgentes surgidos hace más de 50 años, como los movimientos sociales y políticos de izquierda surgidos durante las últimas décadas, configuran una verdadera corriente de oposición en abierta contradicción con los intereses de la oligarquía, y por eso buscan ser despolitizados, criminalizados, cooptados o eliminados.

El proyecto uribista

El uribismo hace parte del bloque dominante y representa a una elite ligada a la gran tenencia de la tierra, a gamonales políticos regionales, a los sectores emergentes del narcoparamilitarismo con todos los sectores económicos conexos con el lavado de los narcocapitales, así como a sectores políticos y militares guerreristas de extrema derecha, que han hecho de la disyuntiva entre la paz y la guerra el punto nodal de sus diferencias con el actual gobierno.

El uribismo pretende ser un partido neofascista moderno, ligado a otros esfuerzos similares en el continente y el mundo. Quiere convertirse en un fenómeno de masas, con un lenguaje para cautivar a los sectores de las clases medias, por eso se presenta como Centro Democrático, pero practican la militarización de la sociedad, la eliminación de la oposición y no representa una propuesta alternativa en el manejo político, social y económico del país.

El saqueo que representa la denominada transnacionalización de la economía, la privatización de los bienes públicos, la continuidad del modelo extractivista que no genera empleo y que destruye el medio ambiente o los monocultivos agroindustriales son temas que no se cuestionan en la ficticia agenda de oposición del uribismo.

Más que oposición, asistimos a una disputa de intereses en el bloque dominante por la repartija del poder, en donde los ejes centrales que guían el modelo de país diseñado por las elites y el imperio norteamericano siguen siendo acuerdos tácitos incuestionables.

Resignificar la oposición política: una tarea urgente

La debilidad de la oposición colombiana, se explica en buena parte por la persecución y aniquilamiento del terrorismo estatal. Sin embargo, el predominio de los sectores de la derecha en el panorama político nacional, se ha dado también como consecuencia de la tímida, dispersa y sectaria actuación de los sectores de izquierda en el país.

La formación de liderazgos nacionales, de referentes políticos amplios e incluyentes y de una agenda política alternativa, construida en consenso con la ciudadanía, junto a las luchas sociales, contra la criminalización y por garantías para la participación de los sectores de la oposición, se constituyen hoy en los principales retos para el bloque popular en Colombia.

Urge por tanto la reconstrucción de una agenda pública unitaria, que recoja el sentir de los sectores populares, de las capas medias, de los amplios sectores democráticos, así como de los movimientos políticos y sociales que compartan una propuesta de transformación nacional, que se plantee como objetivos la soberanía y la paz con justicia social.

Es necesario que la izquierda colombiana se legitime ante la opinión pública, mostrando una nueva forma y contenido para la oposición política, reivindicando la lucha contra la corrupción y el clientelismo, por la ética y el valor de la palabra en el quehacer político, pero además posicionando una propuesta de país, construida democráticamente y puesta en función de las grandes mayorías, de su bienestar, de su dignidad y de su felicidad.

Fuente original: http://www.eln-voces.com/index.php/voces-del-eln/militancia/344-cual-es-la-oposicion-colombiana