El gobierno obra con irresponsabilidad al darle vía libre al TLC con Estados Unidos, en las condiciones de desventaja, tan evidentes, como las que el propio presidente reconoce. Era sabido, desde un comienzo, como terminarían las negociaciones. Hay tres consecuencias con implicaciones para el pueblo: – Los efectos del TLC son erosivos en lo social. […]
El gobierno obra con irresponsabilidad al darle vía libre al TLC con Estados Unidos, en las condiciones de desventaja, tan evidentes, como las que el propio presidente reconoce.
Era sabido, desde un comienzo, como terminarían las negociaciones. Hay tres consecuencias con implicaciones para el pueblo:
– Los efectos del TLC son erosivos en lo social. El propio Banco Mundial acepta que incrementará la pobreza, cuya tendencia ha sido la de crecer, al ritmo del modelo neoliberal militarizado y autoritario.
– La economía se desnacionaliza aún más. La producción agropecuaria se debilita y genera más desempleo; la economía se hace más dependiente del comercio con Estados Unidos; solo se benefician la industria, el comercio y el sector financiero, ya dependientes y enredados con el gran capital estadounidense.
– El TLC hace más gravosa la ya acrecentada explotación del trabajo, merced a la contra reforma laboral impulsada por la dupleta URIBE-FMI: la miseria se convierte en la principal ventaja competitiva del capital, lo cual es un absurdo inaceptable.
La privatización de ECOPETROL, la venta de la refinería de Cartagena y de Telecom, son regalos adicionales del patrimonio estatal a los intereses de los inversionistas de los Estados Unidos. Tribunales privados y extranjeros zanjarán las diferencias y los pleitos legales a favor del gran capital transnacional.
Para completar, Uribe prepara como paliativo a los sectores capitalistas y terratenientes colombianos afectados, nuevos impuestos que tendremos que pagar todos (as).
¿Cuáles ventajas del TLC? Entramos a pérdida, en una jaula norteamericana de oropel, en el momento que Suramérica se integra.
Pero estamos en un período electoral. El pueblo colombiano tiene la palabra.