Esto sucede en la patria de la desigualdad ominosa, la unidad metálica de los intereses antipopulares entre la Concertación y la Alianza por Chile; el nepotismo faraónico de la clase en el poder, y donde solamente el capital bancario, de enero a octubre de 2007, obtuvo más de 834 mil millones de pesos de pesos […]
Esto sucede en la patria de la desigualdad ominosa, la unidad metálica de los intereses antipopulares entre la Concertación y la Alianza por Chile; el nepotismo faraónico de la clase en el poder, y donde solamente el capital bancario, de enero a octubre de 2007, obtuvo más de 834 mil millones de pesos de pesos en ganancias libres de polvo y paja, mientras gran parte de sus empleados recibe 120 mil pesos mensuales.
Aquí mismo, en el paraíso de la burguesía rentista, el 14 de diciembre, 3 mil trabajadoras y trabajadores de la agroexportación de las empresas Cerrillos, Villa María, Agrícola Atacama, Nantoco, Colina, Las Terrazas, Atacama y Los Maitenes, de la provincia de Copiapó en el norte chileno, paralizaron sus faenas y ocuparon el puente Cerrillos para denunciar sus demandas desoídas en innumerables ocasiones por las autoridades.
Cuando se va a cumplir un siglo de la matanza de miles de obreros salitreros por la artillería de la oligarquía, y a pocos días de un nuevo aniversario del natalicio del niño más famoso de la Tierra que de adulto sentenció que es «más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja que entre un rico al reino de los cielos», los temporeros, la mano de obra peor pagada de Chile, anuncia su indignación y apresura su protesta.
¿QUÉ BUSCAN?
Las reivindicaciones de las y los obreros agrícolas del norte parecen sacadas del museo del capitalismo. Exigen salarios dignos; que se les reajuste la miseria congelada que tienen por pago desde 1985 y que es inversamente proporcional a la riqueza de los patrones del sector. Que termine el subcontrato, el cual, como es por todos conocido, jibariza el precio del trabajo y precariza las condiciones laborales, irresponsabilizando jurídicamente al empleador. Y que, por favor, existan comedores, agua, baños y guardarropas mínimamente higiénicos, mínimamente humanos.
LA SOLIDARIDAD QUE URGE
Las 3 mil trabajadoras y trabajadores no son un ejército popular con estrategias de poder, ni el rostro de la vanguardia revolucionaria que busca socializar los medios de producción para terminar de una vez por todas con tanta fechoría. Son, simplemente pobres superexplotados, descreídos ya de tanto diálogo inconduscente y de tanta ausencia de futuro para ellos y sus hijos. Es por eso que el gobierno ha arrojado a las Fuerzas Especiales de Carabineros para reprimirlos y dejen de empañar el ambiente navideño que estalla en las tiendas e insulta la pobreza sobreendeudada de la mayoría nacional. Hasta el momento, el saldo de la batalla, es un buen número de mujeres heridas y un trabajador grave, producto del impacto en plena cara de una bomba lacrimógena que lo mantiene hoy en un miserable centro de urgencias de Tierra Amarilla.
Ya la protesta ante los hechos que ocurren en el norte emplea la voz de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas, ANAMURI para acusar la represión estatal, guardia histórica del capital. Pero faltan muchas, muchas más voces y manos.
Andrés Figueroa Cornejo (Polo de Trabajadores por el Socialismo)