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Cuando el imperio suena

Fuentes: Aporrea

1 Suena el río, piedras trae. Truena el Imperio, anuncia agresiones. Cuando escribo queriendo equivocarme, raras veces lo logro. Toda aniquilación física es precedida de otra comunicacional. La alharaca de Estados Unidos que sitúa a Venezuela como centro de un imaginario eje del mal es el acostumbrado prólogo de una intervención externa. Algarabías similares precedieron […]

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Suena el río, piedras trae. Truena el Imperio, anuncia agresiones. Cuando escribo queriendo equivocarme, raras veces lo logro. Toda aniquilación física es precedida de otra comunicacional. La alharaca de Estados Unidos que sitúa a Venezuela como centro de un imaginario eje del mal es el acostumbrado prólogo de una intervención externa. Algarabías similares precedieron todas sus invasiones, desde la de Texas hasta la de Irak. La pregunta no es si, sino cuándo.

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La agresión contra Venezuela depende de cinco factores externos: dos estratégicos, tres tácticos. Los estratégicos son invariables: tenemos las más grandes reservas de hidrocarburos del hemisferio y el Imperio las quiere. Por eso invadió Irak. Somos un mal ejemplo al desafiar la hegemonía absoluta de Estados Unidos en América Latina y el Caribe. Por menos que eso se invadió Cuba y República Dominicana y Panamá y Guatemala, se acosó a Honduras, El Salvador y Nicaragua, se desestabilizó Chile, se bombardeó Grenada, se interfiere en el conflicto colombiano.

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Los factores tácticos sólo varían en cuanto a la oportunidad. Uno desaconseja abrir una guerra en dos frentes hasta que no se aniquile Irak. Otro incita a precipitarla para impedir que Chávez sea reelegido. Otro inclina a postergarla hasta 2007, cuando Bush necesite una nueva campaña militar para reelegirse. Para abonar con cadáveres popularidades presidenciales decrecientes se invadió Haití, se intervino Somalia, fueron arrasados los Balcanes.

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El factor estratégico interno que desencadena una agresión o disuade de ella es la cohesión defensiva del objetivo.

Por eso no ha vuelto a ser invadida Cuba, ni se toca a China con el pétalo de una rosa. Nosotros decidimos cuándo nos intervienen.

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Todo asalto foráneo arranca con otra agresión interna que destruye desde adentro el cuerpo social atacado mientras éste se lo permita. Rendirse al enemigo interior es perderlo todo.

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Secesiona y vencerás. Los zarpazos imperiales persiguen la separación de un territorio de sus vínculos originarios:
Florida, Luisiana, Texas, Nevada, California, Nuevo México, Puerto Rico, Panamá, Kuwait. Durante décadas nuestros legisladores prepararon la desintegración de Venezuela perpetuando una fantasía federalista del siglo XIX, autorizando gobernadores con ejércitos privados y misiones diplomáticas propias.Una Ley Orgánica de la Hacienda Pública Estadal que privatiza ríos, lagos y lagunas, atribuye los minerales a los estados y les permite exonerar de impuestos a los ricos por contrato, a pesar de haber sido vetada por Hugo Chávez Frías, es planteada de nuevo en la Asamblea Nacional para legalizar la secesión del Zulia. No legitimemos al enemigo.

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Punta de lanza comunicacional que pervierte toda información sobre el agredido son las transnacionales mediáticas.

Los encargados de hacer cumplir la Ley Resorte la violan para autorizarlas a publicitar licor. No seamos cómplices del enemigo.

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Milicia interna de la intervención externa son los medios audiovisuales que ocultan verdades, divulgan mentiras y exhortan inconstitucionalmente a la discriminación étnica ysocial, a la guerra civil y al golpe de Estado. Todos funcionan mediante concesiones propiedad de la República, que ésta puede conferir y revocar a voluntad. En lugar de evaluar estratégicamente la continuación de tales concesiones, parece que se negocia bajo cuerda su renovación incondicional.

No facilitemos armas al enemigo.

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Vanguardia económica del adversario son sus transnacionales que nos explotan instaladas en el país. Un Tratado contra la Doble Tributación las exonera de pagar impuestos en Venezuela. Los que nos deben los cancelan al Tesoro de Estados Unidos para costear la intervención con dinero nuestro. No financiemos al enemigo.

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El sicariato es la primera fuerza de ocupación. El golpe contra Chile arrancó con el asesinato del oficial más fiel a Allende. Permitir que autores intelectuales y materiales impunemente asesinen a centenar y medio de dirigentes campesinos y a un fiscal es proclamar que el proceso carece de defensas, y abrir el camino para el golpe judicial en el cual jueces neoliberales depondrán al Presidente por supuesto atentado contra el Derecho Humano de propiedad. No garanticemos la impunidad al enemigo.

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El hampa organizada es brazo armado interno de toda intervención externa. Es escuela de espías, delatores y sicarios, academia de provocadores, seminario de verdugos. Sus cuarteles son la oleada de casinos, garitos, timbas, ruletas, casas de juego, maquinitas y bingos que proliferan como hongos gracias a comisiones oportunas y autoridades comprensivas.

La Mafia fue la Quinta Columna que puso a Italia en manos de los invasores estadounidenses:
a cambio éstos dejaron a Italia en manos de la Mafia. La batalla de Argel se ganó porque comenzó desalojando delincuentes.

La revolución cubana acabó con los casinos y así impidió que éstos acabaran con la revolución. Estados Unidos eligió no decidir contra la Mafia, y ahora la Mafia decide sus elecciones. Decidamos si importanmás ciertas cuentas corrientes gordas o el destino de Venezuela. No cobijemos al enemigo.

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Las defensas de un proceso son sus conquistas revolucionarias.

En un mes puede la Asamblea Nacional legislar el fin del latifundio, la recuperación de nuestras industrias básicas incluidas las estratégicas como la Electricidad de Caracas, la reserva absoluta para la República de toda la industria petrolera, la recuperación de concesiones, la devolución de las prestaciones laborales confiscadas por Caldera, la denuncia de los Tratados contra la Doble Tributación, la reforma del Estado y su integración con las Misiones, el sometimiento a normas de auditabilidad y transparencia de todo el sector público y privado, el castigo expedito para la corrupción y la verdadera participación popular.

La agresión ha comenzado: la respuesta es ahora. O nunca.