Mientras la pareja socialista Dávalos-Compagnon, parte del entorno más íntimo por parentesco de la Presidenta Michelle Bachelet, se reunía con Andrónico Luksic, el hombre más rico de Chile, en las lujosas oficinas del Banco Chile de propiedad de este conspicuo representante del 1% propietario del país y miembro del selecto Club de los súper-ricos y […]
Mientras la pareja socialista Dávalos-Compagnon, parte del entorno más íntimo por parentesco de la Presidenta Michelle Bachelet, se reunía con Andrónico Luksic, el hombre más rico de Chile, en las lujosas oficinas del Banco Chile de propiedad de este conspicuo representante del 1% propietario del país y miembro del selecto Club de los súper-ricos y mafiosos del mundo, según la revista yankee Forbes -que procesa la riqueza de la elite capitalista mundial-, para concertar un crédito con fines especulativos en el mercado de la tierra y, así, de una pasada, obtener ganancias netas del orden de los 4 millones de dólares por la mera reventa de los suelos de Machalí apropiados gracias a información privilegiada y al tráfico de influencia que circula en la misma trenza de poder político-empresarial, cientos de miles de chilenos viven sin techo digno, hacinados y allegados en la pobreza, excluidos de bienes básicos que toda democracia real debe proveer, junto con otros millones de compatriotas que ven pasar los días endeudados, pagando hipotecas y prestamos crediticios usureros al mismo poder financiero y bancario-empresarial que presta ese dinero mal obtenido, para lucrar a quienes forman parte de la casta hegemónica y clase dominante.
En palabras más politically correct y como es de conocimiento común: «Los negocios de esta naturaleza son los que crean las llamadas «burbujas» inmobiliarias. Son los que van subiendo los precios que finalmente obligan a los compradores de una vivienda de clase media a endeudarse en cifras astronómicas que pagan durante toda la vida. Transacciones como estas son las que han tenido a la economía mundial al borde del precipicio.»
Lo anterior lo afirma Patricia Politzer (*), periodista de investigación destacada y bacheletista de la primera hora; defensora en su momento del programa de la NM y de la figura «carismática» de Michelle Bachelet, pero que hoy describe el disgusto que muchos militantes y simpatizantes honestos de esta coalición gobernante comienzan a expresar abiertamente.
Porque lo peor de todo es cuando los que gobiernan y sus consejeros nos toman por necios: ¿Quién le cree a la Presidenta cuando dice que se informó por la prensa de las maniobras especulativas de su hijo y su nuera? Como alguien lo dijo, el triunfo de la comunicación por sobre la política democrática es el triunfo de la mentira sobre la verdad, donde la llamada «verdad» no es otra cosa que un «producto creíble» de una estrategia comunicacional destinada a «hacer creer» (Maquiavelo).
Mientras que los corruptos de la casta política-empresarial conspiran para lucrar, sin medir las consecuencias éticas, políticas y económicas de sus actos, pero intentando mediante maniobras e intrigas seguir gobernando en toda impunidad y, pese a los aspavientos de una justicia en la cual el pueblo, los trabajadores y los ciudadanos desconfían en su capacidad de castigar a quienes destruyen las bases de la confianza en las denominadas «instituciones democráticas», las organizaciones de pobladores no cesan de plantear la necesidad de la organización y la lucha solidaria para obtener derechos básicos como pan, techo y trabajo dignos.
Nuestra lógica es solidaria y social, la de ellos es acaparar capital y especular
Fue así como el 4 de mayo de 2011 se inaugura un nuevo ciclo de lucha por la tierra. El MPL (Movimiento de Pobladores en Lucha) abre casona en desuso del Estado, recuperando este primer inmueble para el ejercicio de la autogestión social y económica y oponiéndose en la práctica contra la lógica de la especulación mercantil del capital financiero e inmobiliario.
En los meses siguientes se recuperaron dos otros inmuebles, ubicados también en Santiago Centro, por familias damnificadas por el terremoto.
En diciembre de 2013 distintas organizaciones sociales ocupan el ex liceo de adultos, pero luego desalojado por la Alcaldesa «progresista» de la NM-PPD Carolina Toha.
El 7 de agosto del 2014, familias del MPL-Concepción junto a otras organizaciones ocupan más de 100 viviendas construidas y sin entregar.
Y el 2 de diciembre, 10 familias de la FENAPO (Federación Nacional de Pobladores) son desalojadas de inmueble recuperado por autogestión Mapocho rebelde en calle Monjitas en Santiago Centro.
Constatamos que en el Chile de la aparente opulencia ostentosa del consumo hay un retorno a la conquista del pan, del techo y del trabajo digno. Cuando se pensaba que Chile avanzaba hacia nuevas problemáticas sociales mas complejas y difusas salta a la palestra la privación de necesidades básicas como la tierra y un techo. Estos destellos de rabia muestran lo primitivo y salvaje del capitalismo neoliberal chileno, destructor no sólo del medio ambiente sino que también del entramado vital de relaciones humanas que toda comunidad humana debe mantener y/o alcanzar para una vida buena y feliz.
La desigualdad profunda y la soberbia de la casta política binominal, que ha dirigido el país desde la transición postdictatorial pactada, han dejado claramente establecido la necesidad de movilizarse contra la desigualdad y por la justicia social como medio para constituir una sociedad sin castas políticas corruptas y clases dominantes destructoras.
Constatamos también una brutal similitud de la defensa territorial mapuche en el sur con los ejercicios de acción directa en la ciudad, siempre reprimidas por las fuerzas policiales del Estado, pese al buen trato y al discurso «civilizado» aparente del aparato represivo. Hemos comprobado algo que toda la historia de los movimientos sociales por derechos nos recuerda: siempre está la amenaza del desalojo violento del Estado y de sus organismos. Es su Estado. Con su discurso: el de la «autonomía y separación» de los poderes del Estado. Éste intenta encubrir la cuestión central de la política transformadora: el de la hegemonía de la clase dominante a través de sus poderes militares, Ejecutivo, legislativo, judicial y mediático.
Consideramos que el territorio real y social está atravesado por fuerzas sociopolíticas y económicas en disputa y que en última instancia, el Estado integral (Antonio Gramsci) es una forma de organización que garantiza la hegemonía de la clase dominante y de sus fracciones. Que está al servicio de la economía controlada por el capital financiero y empresarial (nacional y transnacional) en su conjunto.
Para nosotros, acceder al territorio no es sólo para cobijarse, sino para expresar soberanamente una forma de vida que corre a contrapelo del modelo capitalista depredador que todo lo transforma en mercancía. Es la verdad profunda detrás de las transacciones especulativas de Dávalos-Bachelet/Compagnon/Luksic.
Es la misma lógica que está detrás de la disputa por el control del casco histórico. Todo un ejercicio geopolítico del poder con miras a: 1) asaltar y ocupar todos los rincones de la ciudad con miras a detener el avance de los pobres y los trabajadores y, 2) extender la reproducción de su metabolismo depredador por todo el territorio.
No hay otra respuesta a la injusticia que la organización de la clase trabajadora, la movilización social por una política regeneradora desde los de abajo, auto-organizados y que hoy apuntan a la corrupción sistémica.
Nada vendrá del vientre corrupto del sistema. Ni del poder legislativo, ni del ejecutivo ni tampoco del judicial, pues ya hemos visto como se mueven los peones en este campo minado por los conflictos de interés y que atentan contra la sed ciudadana de información, transparencia y de castigo a los empresarios y políticos corruptos.
La solución sigue radicando en la extraordinaria capacidad de acción de generar perspectivas socio-políticas alternativas al mundo de la mercancía y en la recuperación de la independencia política, económica y cultural de los desposeídos de hoy y de los potenciados de mañana. Lejos de los líderes mediáticos-presidenciales de las encuestas de hoy. Eso sí en el desarrollo del poder (popular) transformador que se incubó en los grandes movimientos que vimos surgir el 2006 y que culminaron el 2011, pero cuyas demandas, de profundo carácter democrático, anti-casta y anti-neoliberal, los operadores y políticos de la NM, con el visto bueno de la derecha y de sus amos, los poderes económicos y mediáticos, manipularon y desactivaron.
Hoy, en un contexto de crisis política larvada y de corrupción sistémica, se nos presenta, a los movimiento sociales y a las mujeres y hombres de buena voluntad de esta tierra, otra gran oportunidad. Hay condiciones para entrar con optimismo en la disputa por orientar las percepciones y construir sentido común ciudadano y del pueblo asalariado. Aprovechar el descrédito y las fisuras de la hegemonía dominante y en el ordenamiento social y político de Chile; esto es, retomar la lucha secular por un mundo digno y noble de las cuales nuestras dos generaciones son sus herederos.
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(*) http://www.elmostrador.cl/pais/2015/02/26/por-que-duele-tanto-el-caso-davalos/
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