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Cuando la muerte y el terror no son más que «incidentes»

Fuentes: Rebelión

Para Carlos Franco, Director del Programa Presidencial para los Derechos Humanos, los asesinatos, el desplazamiento forzado, la tortura y las amenazas no son más que incidentes. Así lo expresó el funcionario al diario El Tiempo como gran respuesta del gobierno nacional ante las razones que motivaron el rompimiento del proceso de «solución amistosa» para construir […]

Para Carlos Franco, Director del Programa Presidencial para los Derechos Humanos, los asesinatos, el desplazamiento forzado, la tortura y las amenazas no son más que incidentes. Así lo expresó el funcionario al diario El Tiempo como gran respuesta del gobierno nacional ante las razones que motivaron el rompimiento del proceso de «solución amistosa» para construir los elementos de Verdad, Justicia y Reparación por el Genocidio político contra la UP.

Nueva categoría?

En momentos en que Naciones Unidas se apresta a declarar la desaparición forzada como «delito de lesa humanidad», para el gobierno colombiano estas cosas solo son «incidentes». Es decir, sucesos, eventualidades, peripecias, accidentes. Cosas insignificantes. Pero nunca un delito. Solo incidentes . Y en esta especial categoría urbista de los incidentes entran los más espantosos crímenes que los paramilitares y funcionarios del estado cometen contra la oposición y contra la sociedad colombiana. Por eso los 136 asesinatos de sobrevivientes de la UP ocurridos durante el gobierno de Uribe no son más que incidentes. Lo mismo que las amenazas, las detenciones arbitrarias y los desplazamientos forzados.

Tirar la piedra y esconder la mano

Cuando la «cuña de la muerte», aquella propaganda de la campaña de Uribe que en forma bellaca e infame acusaba de asesinos a los muertos de la UP y que por eso estaban muertos y que por eso había que seguir persiguiendo a los sobrevivientes, hasta la Comisión Interamericana de Derechos le escribió escandalizada al gobierno. Pero para el gobierno la «cuña de la muerte» sigue siendo un «testimonio». Pero no dice que ese «testimonio» fue grabado y pagado en la televisión y en todas las emisoras del país por la campaña uribista.

Las disculpas del príncipe

Y ahora resulta que Uribe, el príncipe, puede ofender, difamar, calumniar a quien quiera y no responder por nada. O solo con vaguedades. Durante la campaña Uribe agredió con ofensas dignas del código penal a candidatos opositores como Carlos Gaviria. A periodistas como Ramiro Bejarano. A los estudiantes universitarios. La infame ofensa de la «cuña de la muerte», que además era una incitación al exterminio, no puede ser despachada con la frasecita «si a alguien ofendí les pido disculpas».

Incidentes y escándalos

Pero si los asesinatos, atentados, descabezamientos y el desplazamiento forzado son solo incidentes, en el pantanoso código ético y moral del uribismo, reclamar por estos hechos son escándalos. Según el gobierno, los alegatos de la UP, del PCC, de la Comisión Colombiana de Juristas y de Reiniciar son solo la pretensión de «armar un escándalo político»

Pero se equivocan.

La decisión de romper el llamado proceso amistoso fue tomada quince días antes de las elecciones del 28 de mayo. Y no se oficializó ni se publicitó en ese momento para que no pudiera ser calificada como una acción de campaña electoral contra el candidato-presidente. Y tampoco se publicitó mientras se esperaba que el gobierno respondiera un emplazamiento de las organizaciones peticionarias.

Pero el gobierno nunca respondió absolutamente nada.

Ahora entendemos las razones.

Para este gobierno la muerte, el terror y la infamia son solo incidentes.