Traducido para Rebelión por Germán Leyens
Champaña. Música de cumbas. Fiestas en las calles. Los dirigentes estudiantiles que pusieron boca abajo la agenda política de su nación en 2011 con docenas de protestas callejeras transformaron el domingo su poder activista en un mini bloque de activistas estudiantiles. Cuatro de los jóvenes estudiantes -Giorgio Jackson, Camila Vallejo, Karol Cariola y Gabriel Boric- ganaron escaños en el Congreso y los ocuparán en el Congreso Nacional en marzo.
«Hemos luchado durante mucho tiempo por nuestros ideales, por lo que pensamos que Chile merece y las transformaciones que Chile necesita», dijo Vallejo, la ex presidenta de 25 años del organismo estudiantil mientras celebraba el domingo por la noche. «Ha sido una larga lucha para abrir los espacios [políticos] para lograr esto a través del proceso electoral y de la lucha callejera. En estos dos ámbitos hemos avanzado y vencido.»
«Es hora de grandes cambios en el modelo económico y en el sistema político», dijo Vallejo, que llegó a la fama como la carismática dirigente de masivas manifestaciones callejeras que exigían la educación gratuita para todos los estudiantes chilenos. «La derecha se encuentra en la Unidad Intensiva. Se ve en las elecciones y en las calles», dijo Vallejo. «Están lanzando pura propaganda en un intento de salvar el bajo apoyo que obtienen. Es triste… podrían haber adoptado la postura correcta e iniciado un debate serio y una discusión sobre plataformas políticas.»
Con cuatro dirigentes estudiantiles participando en el poder en el Congreso y decenas de miles de estudiantes listos para marchar y manifestarse por una educación pública gratuita y de calidad, Chile está recuperando ahora el espíritu de organización comunitaria aplastado durante tanto tiempo por la dictadura de Pinochet. En campañas pacíficas y limpias, con el apoyo de miles de jóvenes voluntarios, los 4 jóvenes dirigentes todavía están sorprendidos por su victoria. Giorgio Jackson, el ex presidente de la unión de estudiantes de la Universidad Católica, roció a la multitud con champaña y unos pocos minutos después, mientras preparaba su primera conferencia de prensa con CNN se le vio bailando en los corredores mientras la música de rock resonaba alrededor suyo. Mientras tomaba una cerveza y se inclinaba por la ventana, la multitud aplaudía y la alegre fiesta callejera continuaba en la calle. En Chile, ha cambiado el equilibrio del poder.
«Nuestro país ha comenzado a vivir una nueva era política… como dirigentes de la juventud y de los estudiantes fuimos los protagonistas de este nueva era política», dijo Karol Cariola, una matrona de 26 años que llegó a la fama durante su organización de manifestaciones estudiantiles en 2011. «Formamos parte de este movimiento social que estremeció y despertó a este país. De alguna manera es necesario que lleguemos al Congreso para estremecer a un Congreso que ha sido tremendamente hermético y conservador durante años.» Al preguntarle por la agenda de los jóvenes dirigentes, Cariola, citó la educación universitaria gratuita, la reforma tributaria, un cambio total de la constitución de la era de Pinochet y la reforma de leyes electorales hechas para proteger a partidos políticos derechistas pro Pinochet.
Mientras el crecimiento económico en Chile durante el último cuarto de siglo ha sido fenomenalmente estable -a menudo de más de 5% al año- las instituciones sociales clave incluyendo la educación pública y las cárceles son generalmente vistas como fracasos. Un pueblo revitalizado demanda ahora un cambio radical de la ideología orientada al mercado de Chile.
El senador chileno Víctor Pérez del derechista partido UDI se opone ruidosamente a estas nuevas fuerzas políticas. Pérez llamó a los miembros de su partido a defender lo que llamó «valores cristianos» que han permitido que Chile desarrolle «un modelo moral y ético que nos ha permitido tener una sociedad ordenada… que actualmente está en peligro por los programas de un gobierno izquierdista que promueve el aborto y los matrimonios del mismo sexo». Pérez argumentó que la prioridad del Estado chileno es «la protección y promoción de la familia, que es formada cuando un hombre y una mujer optan por una vida común y tienen hijos, lo que no es posible con parejas del mismo sexo». Describió el matrimonio como «institución hecha para formar familias».
Fue precisamente este tipo de conceptos retrógrados el que llevó al partido UDI de Pérez a perder 8 cargos en el Congreso y que destacó un fuerte movimiento progresista de base que será reforzado después de las victorias del domingo.
Se espera que la candidata presidencial Michelle Bachelet, quien apoya los matrimonios del mismo sexo, el aborto y las guarderías infantiles gratuitas, gane la segunda vuelta de la elección el 15 de diciembre en una victoria aplastante. Sin embargo, gobernar al tenso electorado chileno, seguirá siendo un desafío. «En las noticias vemos un país muy exitoso, pero no es lo que vemos en nuestras casas», dijo Bachelet durante su cierre de campaña. Llamó a sus partidarios a «enfrentar la desigualdad» y a votar por la coalición de la Nueva Mayoría que ella encabeza. «Tenemos que votar por una nueva Constitución, que sea mucho más que un texto», dijo Bachelet quien reconoció los desafíos de hacer avanzar su agenda a través de un sistema parlamentario que todavía es regido por los procedimientos arcanos de la dictadura de Pinochet. «Podemos implementar algunos cambios, otros serán lanzados» dijo Bachelet quien reconoció los «desafíos» que enfrentan los dirigentes políticos chilenos y llamó a los ciudadanos a votar por los que «están a la altura de los desafíos» que ahora enfrentan los dirigentes políticos chilenos.
Jonathan Franklin escribe sobre Suramérica para el Guardian y CounterPunch.
Fuente: http://www.counterpunch.org/2013/11/18/power-shift-in-chile/