Cuba arriba a este mediados de mayo prácticamente a oscuras, entre aniversarios que se suceden unos a otros y ¿echando de menos a Fidel?
Si, Cuba a oscuras. Sea por roturas en las termoeléctricas, mantenimientos de éstas o falta de combustible, la capacidad de generación de las mismas está presentando un déficit frente a demanda de no menos de 1000 megawatts; el 17 se reportó uno de 1474 MW durante el pico nocturno, el mayor en lo que va de año (1), lo cual permite afirmar que medio país, o más, está sufriendo privaciones energéticas serias, con impactos sicológicos, dadas las temperaturas ya cercanas a 40° C, elevada humedad ambiental, mosquitos, y ojo: ¿amenaza de dengue?
Más que enojo, ira en este periodista, quien desde hace casi 30 años ha promovido una política de energía basada sobre fuentes renovables (2), y bien, gracias: 5% del balance energético y no soluciones de peso hasta el 2030, en que se aspira a un 30% de la capacidad de generación por esas fuentes. Se aspira…
Pero éso sí: dinero público gastado en hoteles de “habitaciones vacías”, cuya ocupación lineal es menor a un 40%, con un promedio de 30% o más anual del total invertido, según cifras oficiales, mientras que la agricultura no llega a 6% ¿Cuánto se ha invertido en energías renovables, en un país donde la intensidad del sol parece una “mina de oro” para la energía solar?
Quizás por esa “oscuridad nacional” pasó casi inadvertido ese 17, 65 aniversario de la promulgación de la Primera Ley de Reforma Agraria, cuyo balance histórico hace preguntarse al colega y amigo Jorge Rodríguez Hernández: ¿resolvió la producción de alimentos? ¿sustituyó importaciones? (3).
Rodríguez acude a la Historia, más implacacable de las maestras; “extrae de lo profundo del baúl” un artículo de 1959, del gran historiador y economista cubano Oscar Pino -Santos, y concluye:”Cuba, transcurridas más de seis décadas de Reforma Agraria, no ha podido reducir su alta dependencia de los alimentos importados, y sigue siendo rehén, de una u otra forma, de lo que Oscar Pino -Santos denominó un Problema Nacional, que si bien no llega al extremo de ser el ABSURDO ECONÓMICO de finales de la década del 50 del siglo XX, cuando en Estados Unidos existía ” ÁREA CULTIVADA(…) PARA SATISFACER LA DEMANDA CUBANA DE PRODUCTOS AGRÍCOLAS Y ÁREA CUBANA DEJADA DE CULTIVAR POR COMPRARLE A ESTADOS UNIDOS “, la Isla sigue aún dependiendo de importaciones alimentarias de ese país norteño, a pesar del bloqueo norteamericano existente”.
El 19, 129 aniversario de la muerte en combate del mayor de los cubanos, José Martí; sin dudas la más fatal de la historia de Cuba, porque de una forma u otra ha frustrado este párrafo clave de su discurso “Con todos y para el bien de todos”, Oración Magna de los cubanos:
“O la república tiene por base el carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el ejercicio íntegro de sí y el respeto, como de honor de familia, al ejercicio íntegro de los demás; la pasión, en fin, por el decoro del hombre, o la república no vale una lágrima de nuestras mujeres ni una sola gota de sangre de nuestros bravos. Para verdades trabajamos, y no para sueños. Para libertar a los cubanos trabajamos, y no para acorralarlos. ¡Para ajustar en la paz y en la equidad los intereses y derechos de los habitantes leales de Cuba trabajamos, y no para erigir, a la boca del continente, de la república, la mayordomía espantada de Veintimilla, o la hacienda sangrienta de Rosas, o el Paraguay lúgubre de Francia!” (4).
Y el 20, ¡ay, el 20! 122 aniversario de la independencia; mediatizada por la Enmienda Platt (5) impuesta por Estados Unidos, pero independencia al fin. Aún discuten, desde propagandistas hábiles o baratos, hasta historiadores de alta talla, si esa independencia formal fue bendición o maldición. La Historia no se hace por segunda vez, aunque tales o cuales intereses puedan escribirla cien. Fue un paso adelante en la muy ardua lucha de Cuba por la independencia, la libertad, la justicia y la solidaridad, de tantos que aún tiene por dar.
Recuerda este periodista al gran historiador Eusebio Leal Spengler (6), quien en una de sus mágicas conferencias relató que ese 20 de mayo La Habana amaneció en las calles, para festejar. De ahí nació una frase: “Había más gente que en un 20 de mayo”.
Entretanto, Fidel: ¿echando de menos a Fidel? Por lo menos el recuerdo de su liderazgo –tan distinto a otros-, aflora entre múltiples conversaciones de criollos partidarios del proyecto socialista cubano, militantes del Partido Comunista o combatientes de las Fuerzas Armadas o del Ministerio del Interior. Hasta opositores hay que lo admiran, como Jorge Domínguez, Profesor Emérito de la Universidad de Harvard, quien expresó:
“Honrar honra: frase noble de José Martí que ingresó al vocabulario cultural cubano hace más de un siglo. Honremos, pues, a Fidel Castro mientras observamos el sol poniente de su vida, no sólo quienes lo apoyaron, sino también quien, como yo, no lo hicimos. Él fue el transformador de un pueblo en una nación; quien modernizó decisivamente esa sociedad; quien mejor entendió que los cubanos querían ‘ser gente’, no sólo apéndices de Estados Unidos. Fue él quien comprendió que ese pueblo hipocondríaco requería más médicos y enfermeros por centímetro cuadrado que cualquier otro en la faz de la tierra. Fue él el arquitecto de una política de inversión en capital humano, que convierte a los niños cubanos en los campeones olímpicos de la educación latinoamericana y que, por tanto, permite vislumbrar un mejor futuro para Cuba. Fue el diseñador de una política que permite a los cubanos de todas las características raciales tener acceso a la salud pública, a la educación, a la dignidad que le corresponde a todo ser humano, al derecho a pensar que yo, mis hijos, y mis nietos, cualquiera que sea el color de la tez, merecemos el respeto y las mismas oportunidades que los demás. No fue él quien inventó que las mujeres tenían derechos igualitarios en la sociedad, pero sí un promotor de la igualdad de género en el desempeño ciudadano. Fue el responsable de un gesto que la humanidad agradece: poner en riesgo la sangre de sus soldados por la causa noble de contribuir poderosamente a impedir que el régimen racista del apartheid sudafricano se expandiera sobre Angola. Fue él, igualmente, quien se merece el reconocimiento por contribuir al fin del apartheid en Sudáfrica, a la independencia de Namibia y a defender la independencia de Angola. El día que Fidel muera, las banderas de esos países africanos deberán reflejar duelo nacional” (7).
“Si estuviera Fidel” circula de boca en boca, junto al peligro latente de que otros han perdido confianza en lo que pudiera denominarse “socialismo a la cubana”, y optan abiertamente por el capitalismo; tanto en espontáneas manifestaciones –¿una lectura del conocido grito “libertad”?-, como “con los pies”, porque las cifras de emigración, principalmente a Estados Unidos y España, están rompiendo récords.
De acuerdo con un reconocido economista del patio, el modelo criollo es una variante de capitalismo de Estado; hasta pudiera tener rasgos totalitarios, afirmó en un chat con este periodista. Lo cierto: ¿qué real control tienen los trabajadores sobre la producción? ¿Dónde está esa profética Rosa Luxemburgo, quien vio venir con décadas de anticipación el crack del llamado socialismo?
Rosa apuntó que “Sin elecciones generales, sin una irrestricta libertad de prensa y de reunión, sin un debate libre, la vida muere en toda institución pública, se convierte en una apariencia de vida, y solo la burocracia permanece como elemento activo…Es una dictadura, pero no la dictadura del proletariado, sino la de un puñado de políticos, es decir, una dictadura en el sentido burgués, en el sentido de los jacobinos…” (8).
Rosa, dijo Lenin –quien polemizó con ella– es un águila, y sus críticos picotean como las gallinas.
Por tanto, no es de extrañar que muchos cubanos vean en el capitalismo su personal utopía; aunque otros, para nada pocos, echen de menos a Fidel, quien entre aciertos geniales y errores garrafales, intentos de magnicidio y liderazgo que se añora, mantuvo siempre un fiel compromiso con la verdad. “Reine la verdad y no la mentira y la hipocresía”, dijo (9).
Y viene aquí la gran pregunta: ¿cómo está el compromiso con la verdad en Cuba, con esa verdad que Antonio Gramsci definió como “siempre revolucionaria”, cuando este periodista ha observado declaraciones de alto rango en total contradicción con las estadísticas oficiales?
¿Cómo está la verdad, cuando ciertos “ideólogos” –en verdad propagandistas baratos-, esgrimen teorías conspiranoides sobre la inflación galopante que Cuba sufre, a contrapelo de los mejores economistas criollos y hasta del mismísimo ministro de Finanzas y Precios? (10) (11).
Por estos días de mayo circularon en las redes sociales criollas unas palabras del cantautor Silvio Rodríguez, aunque no compitieron con una cascada de memes, dedicada a cierto encumbrado.
Dijo Silvio, en abril del 2022, que “ (…) Me preocupa que la revolución (o lo que usa su nombre) acabe siendo contrarrevolucionaria y que lo que se le enfrente parezca o acabe siendo revolucionario (12).
Si algo frustró el primer ensayo de socialismo y comunismo, aquel primer Estado de obreros y campesinos, fue la mentira; la de los burócratas erigidos en “clase en sí y para sí”, quienes a la postre devinieron no sólo en capitalistas, sino hasta en capitalistas mafiosos.
¡Cubanos, estad alertas! Que a buen entendedor, no muchas palabras.
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