Recomiendo:
0

Cuba necesita elevar la eficiencia agroindustrial en su zafra azucarera

Fuentes: IPS

Factores climáticos, bajos rendimientos agrícolas e industriales, averías y una deficiente gestión agobian a la industria azucarera de Cuba, en el pasado espina dorsal de su economía.

Cuba inició su zafra azucarera 2018-2019 con la esperanza de producir 1,7 millones de toneladas del endulzante. La cosecha arrancó el 2 de noviembre en un ingenio de la oriental provincia de Guantánamo, inicio de la incorporación progresiva de un proceso que involucrará a 54 fábricas.

Como en sus últimas ediciones, el gobierno cubano deberá encarar un conjunto de factores adversos para lograr cumplir la meta de producción al finalizar el primer trimestre de 2019.

Entre esas contingencias, de carácter objetivo y subjetivo, figuran lluvias imprevistas, sequías cíclicas, bajos rendimientos de caña por hectárea, bajo índice de eficiencia industrial, llegada tardía de insumos, frecuentes paradas por roturas de equipos y hasta la deserción laboral.

A estos avatares se suma que el huracán Irma (septiembre 2017), que cobró la vida de 10 personas, afectó 380.000 hectáreas de la gramínea y devastó la infraestructura de 24 centrales azucareros (el 40 por ciento del total del país).

Antes de que las máquinas comenzarán a moverse, altos dirigentes cubanos supervisaron los centrales (fábricas) que participaran en la contienda para reiterar a los trabajadores las consignas habituales: «aumentar la productividad, eficiencia, ahorro y reducir los costos de producción», además de «mayor disciplina y organización».

La actual zafra comenzó en el ingenio «Argeo Martinez, de la oriental provincia de Guantánamo en su formato de «zafra chica». La arrancada fue la antesala de la progresiva incorporación de otras fábricas hasta un total de 54, casi todas con un alto grado de obsolescencia. Unos 17 centrales deberán estar moliendo al concluir noviembre.

La expectativa de lograr 1,7 millones de toneladas mantiene el bajo resultado de las cosechas de los últimos años, lo que ha convertido a Cuba en importador eventual de este producto. Las últimas compras en el exterior provienen de Francia.

De acuerdo con las últimas cifras oficiales divulgadas, en 2017 se incumplió el plan -que preveía llegar a 2,1 millones de toneladas -, aunque se creció en torno al 20 por ciento hasta alrededor de 1, 8 millones.

En 2016 la cosecha cayó por debajo del plan, situándose en alrededor de 1,5 millones de toneladas de azúcar. Quedó 300.000 toneladas por debajo de la cifra de 2015, y fue tres veces inferior a los 5,1 millones de toneladas que la isla produjo en 1925.

Durante los años cincuenta, del pasado siglo XX, Cuba llegó a aportar el 21.37 por ciento de la producción mundial de azúcar, de acuerdo con reportes de la época.

Los bajos rendimientos agrícolas han resultado el «Talón de Aquiles» de la industria. Según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), desde 2002 el promedio cubano ha oscilado entre 24 y 44 toneladas por hectárea.

Otro tema a tomar en cuenta es el del mantenimiento. Según el ingeniero José Caballero, del central Majibacoa, en la provincia oriental de Las Tunas, en esta actividad con frecuencia «se viola lo establecido y la consecuencia directa son las constantes roturas y paradas».

A finales de octubre pasado, una semana antes del comienzo de la molida, altos cargos del gobierno abordaron el tema de la zafra 2018-2019 durante la II Conferencia del Sindicato Nacional de Trabajadores Azucareros (SNTA), con cerca de 125.000 afiliados.

Ulises Guilarte, miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba y Secretario General de la Central de Trabajadores de Cuba, dijo que la tarea esencial del SNTA es desarrollar en sus afiliados la eficiencia agro-industrial.

Guilarte pidió incrementar los rendimientos y la producción de caña, el aprovechamiento de la fuerza de trabajo y superar el comportamiento técnico económico de la zafra pasada, entre otros aspectos.

El diario oficial Granma señaló el pasado 12 de noviembre que la eficiencia debe signar cada actividad de esta contienda, para que marque el ineludible despegue en un sector estratégico en la economía, por sus implicaciones productivas y en el encadenamiento con otras ramas.

Cuba, el mayor exportador mundial de azúcar a mediados del siglo pasado, alcanzó en 1970 una producción de 8,5 millones de toneladas de los 10 millones que había fijado el líder cubano Fidel Castro (1926- 2016) como meta para ese año.

Pero en la década de 1990 la industria comenzó a declinar, tras la pérdida de financiamiento y de su mercado preferencial con la desintegración de la Unión Soviética, lo que abrió paso al desarrollo de la hoy creciente industria turística.

La campaña 2009-2010 registró una drástica baja productiva con solo 1,1 millones de toneladas, la peor producción en 105 años. La zafra de 1952 fue de más de 7 millones de toneladas de azúcar, siete años antes del triunfo de la Revolución en enero de 1959.

El gobierno cubano ha tratado de revitalizar en los últimos años el importante sector, tras hacer una reestructuración general en 2002 que llevó al cierre progresivo de los 156 ingenios existentes en la isla y disminuyó la superficie de cultivo de dos millones de hectáreas a unas 750.000, según datos oficiales.

Cuba consume unas 700. 000 del dulce al año y vende unas 400.000 toneladas del producto sin refinar a China.

Fuente: http://www.ipscuba.net/espacios/por-su-propio-peso/camino-al-andar/cuba-necesita-elevar-la-eficiencia-agroindustrial-en-su-zafra-azucarera/