Con una jornada muy sentida que incluyó una misa en el parque de Segovia, intervenciones de algunos supervivientes de la masacre de Segovia, un foro sobre posacuerdo y mucho arte terminó este recorrido por el Nordeste Antioqueño. El párroco de Segovia invitó a la población a perdonar para seguir adelante a pesar de las heridas […]
Con una jornada muy sentida que incluyó una misa en el parque de Segovia, intervenciones de algunos supervivientes de la masacre de Segovia, un foro sobre posacuerdo y mucho arte terminó este recorrido por el Nordeste Antioqueño.
El párroco de Segovia invitó a la población a perdonar para seguir adelante a pesar de las heridas causadas al tejido social del municipio con esta masacre que enlutó muchas familias las cuales perdieron a sus familiares .
Por su parte, Jaime, uno de los supervivientes, invitó a la comunidad a ser menos indolente con respecto a su historia. En su intervención resaltó el hecho de que las autoridades locales no participaron para honrar la memoria de las 43 personas asesinadas y las heridas.
Jael Cano, lideresa y ex concejala del municipio de Segovia, referente para activistas y la comunidad en general, invitó a los asistentes a honrar la memoria de sus muertos y a seguir luchando por las reinvidicaciones sociales.
Tras la intervenciones sociales se presentaron en el Teatro Minero, de Segovia, dos obras de teatro que representaban las secuelas del conflicto armado, los daños en el tejido social y en los sueños de la comunidad.
El teatro minero fue el escenario del Foro sobre el «Posconflicto» o «Posacuerdo» en el que se discutió los retos para alcanzar la paz con justicia social. Allí la Corporación Reiniciar compartió su experiencia en la renconstrucción de la memoria de la UP en medio de la guerra.
Después se realizó un sancocho comunitario con las delegaciones que viajaron desde Bogotá, Barrancabermeja y Medellín y los habitantes de Segovia, actos culturales, se puso una corona de flores en el monumento a los asesinados en Segovia en 1988 y se recorrieron las calles por las cuales las víctimas fueron llevadas por los paramilitares.
26 años de la Masacre de Segovia
Las masacres ocurridas en las fincas «La Honduras», «La Negra» y «La Mejor Esquina» , en el sector bananero de Urabá, hacían presagiar lo peor y generaron zozobra entre la población de Segovia (Antioquia). En Segovia, María Constanza y otros habitantes leían grafitis que anunciaban algo terrible para el 31 de octubre pero no ocurrió nada. La comunidad se tranquilizó pese a que un campero recorría las calles del pueblo con paramilitares asesinando gente. Sin embargo, la tensa calma fue interrumpida el 11 días después cuando con lista en mano, de 60 personas, llegaron paramilitares y asesinaron a 43 personas a que eran militantes, miembros o simpatizantes de la Unión Patriótica (UP).
El objetivo de esta masacre era claro: eliminar a militantes de la UP que ganaron las elecciones en marzo de 1988 con Rita Ivonne Tobón en este municipio que había sido tradicionalmente el fortín político de César Pérez García, liberal, y autor intelectual de la masacre. El malestar por la pérdida de la hegemonía política era evidente ante la simpatía que generó el proyecto político de la UP en esa población.
En consecuencia, la masacre incidió en el mapa electoral de la región. Muestra de ello fue que la población que votó masivamente a la UP en las elecciones, votaron ahora por el proyecto de César Pérez García que recuperó su dominio en esta población antioqueña.
El grupo de paramilitares denominado Muerte a Revolucionarios del Nordeste Antioqueño, al mando de Vicente y Fidel Castaño, realizó la tarea encomendada por César Pérez García quien fue condenado por la Corte Suprema de Justicia a 30 años de cárcel por los delitos de homicidio agravado, lesiones personales agravadas y concierto para delinquir, los cuales fueron calificados como delitos de lesa humanidad.
A pesar de que César Pérez García fue el determinador de la masacre, la Corte también estableció la responsabilidad del Estado teniendo en cuenta que se ha comprobado judicialmente la responsabilidad del paramilitarismo con complicidad y consentimiento de la Policía y el Ejército Nacional. La Corte comprobó que los hechos fueron parte de una compleja operación criminal que tuvo como objetivo el grupo de la Unión Patriótica.
La Corporación Reiniciar, parte civil en el proceso, consideró que la sentencia estableció un precedente importante. La condena a Pérez García es importante porque estableció la responsabilidad de los determinadores intelectuales no solo los autores materiales. Esta condena representa sin duda una investigación efectiva que permite la administración de justicia.
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