Este 19 de abril se dio inicio a la Cumbre sobre drogas de la Organización de Naciones Unidas, evento que partió con la firma de un documento mínimo consensuado donde se abre el camino a nuevas políticas. Sin embargo, el organismo aún está lejos de alcanzar un acuerdo sobre propuestas más avanzadas, enfocadas a la […]
Este 19 de abril se dio inicio a la Cumbre sobre drogas de la Organización de Naciones Unidas, evento que partió con la firma de un documento mínimo consensuado donde se abre el camino a nuevas políticas.
Sin embargo, el organismo aún está lejos de alcanzar un acuerdo sobre propuestas más avanzadas, enfocadas a la despenalización y la regulación.
En el suscrito documento base, se reconoce la autonomía de cada país para aplicar con mayor flexibilidad las convenciones internacionales sobre drogas. Enfoque que abre la puerta a nuevas políticas como las que vienen impulsando las naciones latinoamericanas y buena parte de las europeas.
Esta postura emergente implica un cambio de paradigma de la llamada «guerra contra el narcotráfico» que, impulsada desde Estados Unidos, ha dominado el enfoque internacional en las últimas décadas pero que ha resultado un fracaso.
Este modelo prohibicionista y represivo, replicado en nuestro país por cuenta del Plan Colombia, ha resultado ineficiente, y hoy por hoy se impone un enfoque dirigido a la despenalización.
En los últimos 14 años, en el marco del Plan Colombia, casi dos millones de hectáreas fueron fumigadas (unas 120 mil por año en promedio), de las cuales casi la mitad estaban ubicadas en los departamentos de Putumayo y Nariño.
La fumigación no sólo no contuvo los cultivos ilícitos sino causó graves impactos sociales y ambientales que afectaron las comunidades de esos departamentos.
El impacto de las aspersiones llegaron incluso a afectar el territorio ecuatoriano, cuyo gobierno ganó una demanda que obligó a Colombia a indemnizar al hermano país por los daños causados.
Hacia la despenalización
En las instancias multilaterales, algunos países han propuesto dejar de utilizar fórmulas como la pena de muerte en delitos relacionados con las drogas, un castigo aún vigente en un buen número naciones, sobre todo en Asia.
Por ejemplo, la vicepresidente de Costa Rica, Ana Helena Chacón, dijo que «no hay evidencia alguna de que la pena de muerte tenga un efecto disuasorio ante el crimen», por lo que defendió su abolición.
Por su parte, Alejandro Gaviria, ministro de Salud colombiano, saludó en la cumbre que el punto de partida de la discusión sea el tema de la salud pública. Y agregó que «hubiéramos querido un pronunciamiento más explícito».
Otros gobiernos, como el uruguayo, han emprendido reformas dirigidas a la legalización, con resultados exitosos.
En el caso del Estado colombiano, si bien en escenarios internacionales se suma al bloque favorable a la despenalización (de hecho es quien lidera el actual debate), internamente sigue recurriendo a mecanismos represivos.
Aunque desde el 2015, el Colombia ha dejado de utilizar el método de las fumigaciones aéreas de glifosato, se sigue usando la erradicación forzada de los cultivos de uso ilícito.
Además, el gobierno sigue sin cumplir múltiples acuerdos con comunidades y organizaciones sociales para sustituir concertadamente este tipo de cultivos. Movimientos agrarios y campesinos han sostenido por varios años la necesidad de acordar mecanismos convenidos y graduales para enfrentar esta problemática.
En este tema, resulta un elemento fundamental el preacuerdo de La Habana sobre drogas ilícitas, que aborda el problema de una forma integral y desde todas sus esferas: los cultivos de uso ilícito, el narcotráfico y la drogadicción.
Sin embargo, este arreglo preliminar sólo estará en firme con un acuerdo final, por lo que resulta necesario implementar reformas y medidas inmediatas, independientemente de la suerte de la mesa de diálogos.
Instancias como la Cumbre Agraria han enarbolado fórmulas y propuestas alternativas para la sustitución y la lucha contra el narcotráfico que hoy cobran relevancia y legitimidad ante el nuevo enfoque que se impone.
Fuente original: http://marchapatriotica.org/