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Daniel Jadue enfrenta a la perrería

Fuentes: Rebelión

Apenas Daniel Jadue asomó en la política, ha sido vapuleado, perseguido y ninguneado por aquella caterva de chiquilines al servicio de una pandilla, ahora salpicada de amarillos al garete.

por Walter Garib

O si usted prefiere, la desatada jauría de quienes se obstinan en destruir a una persona. Jauría, artistas de la tramoya de las reverencias y simulaciones, actúa por una marraqueta o un mendrugo de pan. Depende del tamaño de la gestión. “Que otros recojan las migajas”, alegan teatrales, y extienden la pedigüeña mano, suave como la mejilla de una adolescente. Jauría y perrería son sinónimos, como también la perrada y estar atados a la traílla. Es decir, canes de distinto pedigrí, clasificados por raza, tamaño y ferocidad. Selección destinada a satisfacer ocultas ambiciones de un caballero, pasando por un acólito y la celestina, acostumbrada a permanecer al aguaite. A partir de un chihuahua, hasta un San Bernardo.

Apenas Daniel Jadue asomó en la política, ha sido vapuleado, perseguido y ninguneado por aquella caterva de chiquilines al servicio de una pandilla, ahora salpicada de amarillos al garete. Niñatos dedicados a desprestigiar, viven arrimados al poder, encamados en el lecho de la pasión adúltera. Adheridos como lapas a la autoridad. Les atormenta y lastima, la capacidad de Daniel Jadue para trabajar en beneficio de los desposeídos. Sí, porque él proviene de esas familias, que emigraron de Palestina a Chile, para huir del imperialismo turco, que los subyugaba. Ahora, nos envía telenovelas, como una forma de lavarse las manos.

Daniel Jadue se propuso realizar una labor en beneficio de la comuna de Recoleta, siempre postergada; las vísceras de la ciudad de Santiago, que sirvió de inspiración a varios novelistas y se resiste a perder su aire bohemio. Cuna de inmigrantes pobres, entre cristianos, judíos y musulmanes y de otras religiones y culturas, han sabido convivir en esta abigarrada ciudadela. Pintoresca, atractiva, donde lo popular florece en cada rincón. La vieja Chimba. A veces detenida en el tiempo, empeñada en mantener su fisonomía. Ahí se ubican los cementerios de mayor concurrencia, lo cual sirve para recordar lo efímero de la vida. La soledad que nos espera.

Las jaurías que atacan a Daniel Jadue, olvidadas de la realidad, ladran, muerden a destajo y en los ratos de ocio, salen a cazar perdices. Perturban sus sueños de mentirosa gloria, dedicados a la desmesurada rapiña, desde un banco, es decir una casa de pignoración amparada por la ley, hasta un país, incluidas sus costas. Desde el agua, que a este ritmo de escasez, se va a comercializar en las joyerías. Brindar con agua va a ser un lujo, si gracias a un milagro, se convierta en vino.

Daniel Jadue tuvo la impertinencia de pisarle los callos y juanetes a las farmacias. Se propuso, como prioridad, trabajar en beneficio de las personas marginadas de la comuna. Osadía inaceptable en un país segregado, sumiso en ciertas capas sociales, donde aún se cree en la bondad y generosidad del patroncito. Como era de esperar y estaba escrito por los amanuenses, la historia de este entuerto se viste de pompa, a modo de encantar a la borregada. Servir de argumento para adormecer la crítica.

El fiscal metropolitano, “de cuyo nombre no me quiero acordar”, detalló las acciones legales en contra de Daniel Jadue, por cohecho, fraude al fisco y estafa. Vaya, vaya, queridos feligreses. Este alcalde, a lo sumo, debería asistir por un año corrido a clases de ética o estética. Como es arquitecto, así mejora la calidad y belleza de las construcciones a su cargo.

A modo de realizar un gesto de bondad hacia su persona, podría concurrir a la Universidad Popular, creada por él. Como también lo acusan de descreído, existe el riesgo que ordene cerrar las bellas iglesias del sector. Todo es posible en un mundo donde hacemos agua, sean mayores o menores. A vacunarse contra la imbecilidad.

*El texto previo se debe a que este 3 de junio, luego de tres jornadas de formalización, se conoció la medida cautelar del alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, militante del Partido Comunista, de la causa palestina y líder de amplios sectores de la izquierda institucional, quien es imputado por varios delitos de corrupción que habrían sido cometidos en el contexto de la pandemia por Covid-19 en el ámbito sanitario. Al respecto, las lecturas de varios cientistas políticos consideran que la medida contra Jadue es parte de una ofensiva generalizada de los grupos de poder (Washington mediante), que se vincula al conjunto de medidas represivas impulsadas por el propio Gobierno del Frente Amplio (gobierno en el que están incluidos militantes del PC), donde se cuenta el ataque militarizado contra el movimiento autonomista mapuche, con Héctor Llaitul condenado en juicio viciado a 23 años de prisión, y los violentos y recientes desalojos de agentes del Estado de las tomas y campamentos de familias que luchan por una vivienda y vida digna. (NdE)