Recomiendo:
0

De armadillos y clones

Fuentes: Gara

No no sabía que yo podría tener algo en común con los armadillos. Pero ciertamente es un honor. Los clones, esas figuras que levantan polémica y cierto miedo colectivo, se encuentran en la naturaleza. El armadillo es el mamífero que más descendencia tiene en forma de clones, al ser habitual la clonación embrionaria natural durante […]

No no sabía que yo podría tener algo en común con los armadillos. Pero ciertamente es un honor. Los clones, esas figuras que levantan polémica y cierto miedo colectivo, se encuentran en la naturaleza. El armadillo es el mamífero que más descendencia tiene en forma de clones, al ser habitual la clonación embrionaria natural durante su reproducción. En el ser humano, como el resto de los mamíferos, la incidencia de la clonación natural es mucho menor. No por eso los resultados de dicho proceso dejan de ser personas naturales: sólo un dato las diferencia de otras personas y es que son genéticamente idénticas. Siendo yo clon, o lo que admito suena mejor, gemela, ¿qué mejor compañía que los armadillos?

El yuyú lo provoca la clonación forzada. La obsesión de algunas personas en forzar la clonación humana mediante técnicas como la partición mecánica de embriones parece ignorar, a propósito o no, varios hechos importantes. Aun siendo clones, aun compartiendo idéntico ADN, dos personas gemelas no son igualitas. El dibujo de sus iris es diferente, sus huellas digitales son diferentes y sus almas pueden y suelen ser diferentes, si se puede emplear el concepto alma que sigue siendo muy elusivo. Por mucho que dos personas gemelas se críen juntas y compartan, por ejemplo, un mismo ridículo sentido del humor, cierto desdén hacía los convencionalismos y un amor feroz por el chocolate (dulce), puede ser que su visión política del mundo sea radicalmente diferente por lo que muchas de sus acciones también lo son. A pesar de los muchos estudios que demuestran una mayor coincidencia de gustos y acciones entre gemelos que entre mellizos o hermanas, cada una de dos gemelas es diferente, y tiene la posibilidad de influir en su destino como individuo y no necesariamente como clon. Lo mismo que los armadillos son diferentes entre sí, a pesar de compartir idéntico ADN en muchos casos.

También parece que los impulsores de la clonación ignoran o menosprecian la gran fragilidad de la uniformidad genética, o sea la repetición genética en serie de personas, animales o plantas. La uniformidad genética deja más expuesta a una población al desarrollo e impacto de seres nocivos para su pervivencia sin posibilidad de defenderse o adaptarse mediante, entre otras cosas, la diversidad genética. El riesgo de que una población quede diezmada se aumenta. Este riesgo existe ya, con programas de clonación habituales en, por ejemplo, pinos y chopos. Claro, tener identificado genéticamente un ser y poder reproducirlo en serie abre la puerta a su patentado y, por tanto, a perspectivas de lucro económico. En este contexto, ¿cabe fiarse de la bondad de los intereses que promueven la clonación humana? Me fío más de los armadillos. –