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De cómo la fuerza y las armas se imponen a la razón y la política

Fuentes: Rebelión

1. Al parecer todos los pueblos del mundo odian la guerra y apoyan la paz porque quienes mueren en las confrontaciones son los más humildes de los pueblos, no los gobiernos ni los ejércitos asesinos. Los pueblos luchan contra las armas nucleares y de todo tipo y exigen que el diálogo y la política sea […]

1. Al parecer todos los pueblos del mundo odian la guerra y apoyan la paz porque quienes mueren en las confrontaciones son los más humildes de los pueblos, no los gobiernos ni los ejércitos asesinos. Los pueblos luchan contra las armas nucleares y de todo tipo y exigen que el diálogo y la política sea el único camino para la solución de los conflictos. Sin embargo, como dijera Mao Tse-tung hace 50 años: «para luchar por el desarme hay que armarse y para luchar contra la guerra hay que hacer la revolución». ¿Puede uno o varios países débiles, con gobiernos sojuzgados y peleles, exigir que EEUU, Inglaterra, Francia, Alemania, Israel destruyan sus armas nucleares sin hacer lo que hizo Corea del Norte hace unas semanas? Parece indiscutible que la política de las armas, la política de la fuerza, se sigue imponiendo en pleno siglo XXI, a pesar de las mil y una cantaletas sobre la paz, el diálogo y la concordia de los productores de armas.

2. Las gigantescas marchas por la paz durante la guerra de Vietnam en los sesenta y setenta, así como las que se han hecho contra Bush en los últimos años por ordenar la invasión de Irak, han sido importantes para desarrollar la conciencia de los pueblos, pero lo que obligó al presidente Nixon a ordenar la salida del ejército de Vietnam fue su derrota militar y lo que está obligando a los yanquis a salir de Irak también será su derrota militar. A los gobiernos yanquis e israelitas, como a todos los poderosos, que siempre hablan del respeto a la ley y al Estado de derecho, sólo se les puede derrotar con la fuerza. En las guerras, a pesar de la diplomacia, la fuerza de las armas, al parecer, siempre tendrá la prioridad. En la paz la política de la fuerza -nunca de la razón- será la fuerza de la política. Quien no demuestre tener mayor fuerza económica, numérica, poder, será derrotado. ¿Acaso, no es por eso que los pueblos siguen sojuzgados?

3. En Venezuela, Bolivia, México, aunque los pueblos han elegido en las urnas a sus gobiernos, al imperio yanqui, a los empresarios y políticos peleles dominados, les importa un bledo que el pueblo haya votado y siga apoyando a sus gobernantes. Por el contrario, a Bush no le importa que en México y Centroamérica las elecciones sigan siendo fraudulentas; lo que les preocupase que los gobiernos no representen peligro alguno para sus planes de dominación mundial. Por eso Venezuela, Cuba, y ahora Bolivia, con gobiernos independientes, han sido enlistadas entre los países del «eje del mal» que los EEUU buscan por todos los medios destruir usando todo tipo de violencia. Los gobiernos yanquis apoyaron siempre a dictadores y asesinos, como los Somoza, Duvalier, Strossner, Pinochet y a gobiernos como el de Ménem, Salinas, Fujimori, Fox que reprimieron y esquilmaron a sus pueblos, pero que sirvieron con fidelidad a los EEUU. Este país determina, según sus intereses, lo que es democrático y lo que no.

4. En México la cerrazón política-electoral puede empujar a la política de las armas, al surgimiento de más guerrillas. A partir de los resultados de los procesos electorales de 1988, 2000 y 2006, se puede demostrar que los empresarios, el PRI y el PAN no están dispuestos a aceptar a un gobierno de izquierda o de centro izquierda. En las elecciones de1988, cuando aún gobernaba el PRI después de 59 años de mantenerse en el poder, se hizo «caer» el sistema de cómputo en el momento en que el PRI se dio cuenta que los votos para el centroizquierdista Cuauhtémoc Cárdenas iban rebasando a los del priísta Carlos Salinas. En el año 2000 el candidato pro empresarial Vicente Fox derrotó al priísta Labastida y su triunfo fue rápidamente reconocido por el mismo presidente Zedillo del PRI. En el 2006, a pesar de haberse demostrado un fraude descomunal contra el centro izquierdista López Obrador, empresarios y Estado impusieron al derechista Felipe Calderón.

5. En Oaxaca, después de más de cinco meses de estar casi totalmente paralizado el centro histórico de la ciudad capital -ocupado por 70 mil profesores y más de 100 organizaciones indígenas, campesinas y populares- no hay gobernabilidad. Existe un enorme repudio contra el gobierno estatal porque además de no solucionar los problemas planteados por la población ha acudido a la represión y a los asesinatos. El gobierno irresponsable de Fox se ha negado a intervenir dejando que se deteriore más la situación para forzar una intervención violenta. Se niega a desconocer al gobernador priísta porque la alianza PRI-PAN le es indispensable para derrotar a López Obrador quien se ha negado a aceptar el fraude electoral con que se impuso a Felipe Calderón. El gobierno de Fox no solo ha llevado al país a un enorme desempleo, al desplome de la producción y a una profunda corrupción, sino que está empujando a los oaxaqueños y otros mexicanos a acudir a caminos violentos ante la cerrazón política.

6. El presidente Fox en vez de enfrentar los problemas y solucionarlos, se ha dedicado a propagar de que su gobierno ha resuelto los problemas de desempleo, de miseria y hambre. Fox ha despilfarrado miles de millones de pesos en los medios de información para reiterar con un gran cinismo que el país está cada vez mejor, que los problemas con el EZLN, así como con los campesinos de San Salvador Atenco, han sido solucionados pacíficamente y que los asuntos de Oaxaca tendrán remedio antes del 1 de de diciembre. Como si fuera una burla al pueblo, Fox repite y reitera que los problemas de México han sido resueltos y que entregará el país en paz y trabajando. Durante seis años el gobierno ha construido un país que se ha conocido como «foxilandia», que sólo está en su mente y que nada tiene que ver con el gran crecimiento del desempleo, la miseria y la corrupción que se ha vivido en el sexenio. Lo grave es que el discurso de Fox sólo provoca risa, cuando por esa irresponsabilidad debería estar en el manicomio o en la cárcel.

7. En el país, desde hace por lo menos una década, hay decenas de grupos guerrilleros en selvas y montañas -que armados se defienden y atacan- empujados por las condiciones de miseria, represión y cierre de vías pacíficas para luchar eficazmente por sus derechos. El mimo gobierno ha reconocido que hay guerrillas en Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Veracruz y en algunas ciudades del país. El sistema electoral y la llamada democracia mexicana, que se instauró con la reforma política de 1977, confirieron derechos y privilegios a partidos, clase política y medios de información, pero continuó marginando a la población. Los partidos, casi absolutamente aislados de la población, negocian con el gobierno y los empresarios las políticas de Estado; por eso se ha llamado «partidocracia» al sistema político. Sin embargo, a pesar de esos privilegios, en los últimos años la corriente partidaria de centro izquierda se ha fortalecido electoralmente, pero no la han dejado conquistar la Presidencia de la República.

8. ¿Por qué se ha implantado la fuerza del Estado y de los poderosos sobre la razón de los más débiles en el mundo? En primer lugar porque los gobiernos y los ejércitos de los países más fuertes, hoy encabezados por los EEUU, han dominado el escenario mundial. En segundo lugar porque en cada país los grandes empresarios y los gobiernos a su servicio, han instaurado un fuerte sistema de dominación política, económica e ideológica. Al parecer, en lugar de que las estrategias políticas, los diálogos y los acuerdos se fortalezcan, en pleno siglo XXI el armamentismo y la cerrazón política se han hecho más fuertes para conservar la dominación de los dueños del poder. El debilitamiento de las izquierdas en el mundo ha permitido el fortalecimiento del poder imperial o viceversa. A pesar de las derrotas que EEUU ha sufrido en Irak, parece que las derechas recuperan el poder en varios países. ¿En vez de la política como arma hemos pasado a la política de las armas?