Recomiendo:
0

De Jair Klein a Joaquín Pérez

Fuentes: Rebelión

 Jair Klein es un ex oficial israelita que en los años ochenta fue llevado a Colombia para entrenar a grupos paramilitares en técnicas de asalto, combate, torturas y otras criminales acciones. Su radio de acción fue la región conocida como el Magdalena Medio, que abarca municipios de varios departamentos asentados en los valles que rodean […]

 Jair Klein es un ex oficial israelita que en los años ochenta fue llevado a Colombia para entrenar a grupos paramilitares en técnicas de asalto, combate, torturas y otras criminales acciones. Su radio de acción fue la región conocida como el Magdalena Medio, que abarca municipios de varios departamentos asentados en los valles que rodean al rio Magdalena. En estas regiones se desarrolló a finales de los años setentas una violenta guerra sucia por parte del Ejercito y la policía contra el campesinado y líderes populares de la región en el marco de un exterminio político del cual poco se habla. El de la Unión Nacional De Oposición- UNO- movimiento unitario de la izquierda creado en el año 1974 y que en el Magdalena Medio tuvo una amplia acogida llegando a gobernar o a tener amplia presencia electoral en municipios como Puerto Berrio, Nare, Yacopí y Puerto Boyacá. La Unión Nacional de Oposición fue liquidada. En el Magdalena Medio fueron asesinados la mayoría de sus concejales y dirigentes. Hoy día en la entrada de Yacopí hay una gran valla que dice «Puerto Boyacá, capital anticomunista de Colombia.

La llegada de Klein a la región hace parte del cambio de estrategia en la ejecución de la guerra sucia y en su extensión en masa a otras regiones. De los crímenes cometidos por efectivos militares y torturas en los propios batallones del Ejército se pasa a la estrategia de «muerte por mano ajena». Los paramilitares se encargarían de apretar el gatillo. Desde los batallones se les apoyaría clandestinamente. La escuela montada por Klein fue una escuela de horror y de terror. El rio Magdalena se fue llenando de cadáveres que eran lanzados desde Ambalema, Mariquita, La Dorada, Honda y otros municipios. Cuentan que en Honda tenían uno de los centros de adiestramiento. Allí no solo aprendían los sicarios a manejar armas, tener puntería y tácticas de asalto. Eran entrenados en el desprecio a la vida. Se cuenta que para hacerlos hombres fríos y sin sentimientos, ponían a los sicarios a descuartizar vivas a personas secuestradas para estos fines. Muchos años después los propios paramilitares han venido confesando las barbaridades y monstruosidades que les enseñaban. Las enseñanzas de Klein no fueron sembradas en la arena del desierto. Sus discípulos, en veinte y algo más de años de crímenes, han asesinado a más de 300.000 personas muchos de ellos con técnicas que es difícil éticamente poder describir.

En los años noventa se inició un juicio penal en Colombia contra Jair Klein en calidad de reo ausente. Fue condenado a 10 años de prisión y 8 meses de prisión. Pero él estaba tranquilo y protegido en Israel. Hasta que fue detenido en Moscú en el año 2007 pues tenía orden roja de la Interpol. El gobierno colombiano lo solicitó en extradición, al parecer más por formalismo que por deseos reales de hacerlo llevar al país. Es un hombre que debe saber muchísimos y muy comprometedores secretos. Rusia iba acceder a extraditar a Klein pero la Corte de Estrasburgo se opuso alegando que no tendría garantías para su integridad dadas las condiciones políticas de Colombia y del sistema carcelario colombiano.

Cuatro años después de esta decisión de la Corte de Estrasburgo el presidente venezolano Hugo Chávez en un tiempo record de 72 horas procede a deportar a Colombia a Joaquín Pérez quien había sido detenido en el aeropuerto de Caracas. No se sabe si Chávez procedió acatando una supuesta orden internacional de captura o respondiendo la llamada que le hizo el presidente colombiano Juan Manuel Santos. De todas maneras se dice por parte de los expertos que la deportación exprés de Pérez violó, no solo la constitución bolivariana de Venezuela, sino también normas del derecho internacional.

Para quienes no han hecho seguimiento a esta noticia, Joaquín Pérez es un colombiano sobreviviente del genocidio de la Unión Patriótica que se asiló en Suecia hace 15 años y que dirige una agencia de noticias alternativa y radicalmente crítica del régimen colombiano. Durante varios años el gobierno colombiano ha buscado el cierre de la agencia acusándola de ser una agencia de la guerrilla. Pero el gobierno sueco siempre ha expresado que Suecia es respetuosa de la libertad de expresión y que por lo tanto no podía cerrar la agencia. Hace 8 días mientras Joaquín volaba de Suecia hacia Venezuela se activo una supuesta alerta roja de Interpol y Pérez fue detenido en el aeropuerto de caracas y a las 72 horas deportado a Bogotá.

Muchos se preguntan, entre ellos el presidente Chávez, que porque razón no habían detenido a Pérez en Suecia o en Alemania. Una posible razón es que al parecer no existía la tal alerta roja. Y la otra habría que buscarla en las imposibilidades que ha habido para extraditar a Colombia a un tipo de la calaña de Jair Klein.

Qué vueltas da la vida. Mientras el adiestrador de los criminales que acabaron con la Unión Patriótica asesinando a más de cinco mil de sus dirigentes no ha podido ser extraditado a Colombia para que pague por sus crímenes, y quizás nunca lo será, una de las víctimas, un sobreviviente, si ha sido rápidamente deportado.

Que cada cual saque sus conclusiones.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.