Hoy suele ser de mal gusto ejercer la tarea de reflexión sobre lo que estamos viviendo como país e individuos en el día a día y que tiene sus raíces en el pasado reciente.. No preciso remontarse a Adán y Eva, pero sí a los años sesenta cuando el país vivía una realidad enteramente distinta. […]
Hoy suele ser de mal gusto ejercer la tarea de reflexión sobre lo que estamos viviendo como país e individuos en el día a día y que tiene sus raíces en el pasado reciente.. No preciso remontarse a Adán y Eva, pero sí a los años sesenta cuando el país vivía una realidad enteramente distinta. Era la época de las citronetas y de la nueva ola a nivel popular que luchaba por espacios en la radio con la nueva canción chilena. Por una parte el Pollo Fuentes con «Te perdí» y al otro lado un Patricio Manns con «Arriba en la cordillera» Era la época de Frei Montalva que ante la posibilidad que saliera elegido Salvador Allende, creó el concepto de «Revolución en libertad» y llevó a cabo la marcha de la patria joven movilizando políticamente a miles de jóvenes y a la vez continuaba la Reforma Agraria que había iniciado la Iglesia Católica. Existía un ambiente de ebullición social, política y cultural. Las sesiones en el parlamento hacían noticia por las contiendas ideológicas que a veces llegaban a los puños y se recuerda más de un tintero convertido en proyectil y por las fuertes discusiones ideológicas donde estaba claramente representada cada clase social. Esa era la época en que se veía de mal gusto ir a Miami por lo kish y también hacer ostentación de lo que se poseía. Roto con plata era una expresión común en esa época donde había respeto por las personas y la austeridad era la norma y no la excepción. Al finalizar el gobierno de Frei el Movimiento Popular estaba ya muy organizado y exigía las reivindicaciones históricas. De las peticiones económicas se había pasado a las exigencias políticas, a ser gobierno. Y salió Allende, el primer presidente marxista de la historia elegido por sufragio universal. Y desde ese mismo día muchos sabíamos que iba a terminar mal, que la potencia del Norte no iba a permitir otro país socialista en lo que consideraba como su patio trasero y comenzó el complot que ha sefuido casi idénticas pautas en la Nicaragua sandista, en Venezuela y Bolivia. La época del enfrentamiento era fruto de la implementación de la Reforma Agraria, la estatización de la banca y la nacionalización del cobre. El Once de Septiembre terminó con las ilusiones de cambio con el sangriento golpe de Estado. Pinochet instauró un régimen basado en el Terrorismo de Estado y hay muchas metáforas para definir los largos años que detentó el poder omnímodo. La larga noche oscura de la patria, la tiranía pinochetista, la dictadura militar. Pero al margen del nombre tal como lo dicen los pinochetistas o la «centroderecha » se hizo en Chile una revolución y se modernizó el país. Lo que no se dice por ser políticamente incorrecto es que la verdad es que a nivel humano hubo una involución. Puede y nadie niega que a nivel de la tecnología, de los medios de producción y de la infraestructura hubo cierto avance bastante cuestionable desde el punto de vista urbanístico y económico porque pasamos a una economía que depende totalmene del extrajero y donde el FMI y el BID imponen la política económica . Pero en el terreno de la cultura es clara la involución a la época de las cavernas. Dónde hay hoy un Rolando Alarcón, un Pablo Neruda, una Violeta Parra, un Quilapayún cantando en las industrias , universidades y poblaciones. Ellos fueron fruto de su tiempo y sin las circunstancias que se dieron no habría florecido su genialidad que es expresión del alma de Chile. Cuando a Francisco Vidal, vocero del Gobierno de Bachellet le preguntaron si no había nada bueno en el gobierno de Pinochet, él respondió es como si me preguntara si encuentro algo bueno en el gobierno de Hitler. Para mantenerse en el poder Pinochet instauró lo que en términos de derechos humanos se denomina el Terrorismo de Estado ,es decir, crímenes de lesa humanidad porque necesitaba eliminar todo pensamiento disidente para llegar a instaurar la actual constitución aprobada fraudulentamente y que rige la actual «democracia» . Pinochet dejó todo amarrado, las leyes, la economía y una cultura individualista y consumista.
La gente dejó de conversar, se autocensuró y también se censuró con personal especializado que trabajaba en las bibliotecas y que decidían que libro podían leer los chilenos y cuales no. Existió una división especial de gobierno que veía que se publicaba y qué no. Un libro de amor del poeta renombrado Oscar Han no pasó la censura y fue sacado de las librerías. En los medios de comunicación había soplones y son muchos los periodistas que estaban en las listas negras y se les reprimía. El año 1986 se asesinó al periodista José Carrasco sacándolo a viva fuerza de su casa. Los encargados del crimen y que hacían el trabajo sucio eran los de la CNI y organismos de Inteligencia. Mientras paralelamente los civiles dirigían la economía , las alcaldías o hacían negocios que los enriquecieron en pocos años como ocurrió con las privatizaciones del año 85 donde el Estado vendió a sus partidarios una gran cantidad de empresas que eran de todos los chilenos. Para los que luchamos contra la dictadura los que reprimían o usufructuaban de la dictadura eran los fachos o fascistas y que los políticos democráticos de entonces llamaban la ultraderecha. Hoy les llaman y se autodenominan la centroderecha. Y como buenos aprovechadores abandonaron a Pinochet apenas cayó en desgracia y tuvo que vérselas con la justicia. Lo del lenguaje cosa menor diría alguien, cosa semántica sin mayor significación. El problema es que de ese modo se cambió toda la realidad y se dice que Chile avanza si crece un punto en la economía, se dice que en un no tan lejano tiempo seremos un país desarrollado y todo ello medido en términos económicos. Y uno se pregunta responsablemente qué tiene eso que ver con la calidad de vida, con las relaciones humanas, con la salud mental y con la definición de la Organización Mundial de la Salud que indica que la persona sana es la que goza de bienestar físico, psíquico y social. Si nos atenemos a este criterio ni en un millón de años más seremos desarrollados.
El apagón cultural que instauró la dictadura militar -gobierno autoritario-para los políticamente correctos y que usó metódicamente la tortura- apremios ilegítimos- por parte de los represores – funcionarios estatales, decíamos que el apagón cultural es la parte que la ultraderecha no quiere ver y que la concertación mira de reojo.
En la Declaración de México La UNESCO, en 1982, declaró «…que la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden.» Primeramente en la dictadura los únicos que tenían derecho a reflexionar eran Pinochet y la Junta, en cuanto si lo hacía racionalmente su fanatismo se los impedía. En cuanto a la actividad crítica de la que habla la definición de la UNESCO, que lo digan los Generales que se atrevieron a disentir como el que fue asesinado en el hospital militar por querer parar los crímenes de la DINA o el caso del «accidente» de Bonilla para hablar sólo del entorno gubernamenteal, porque a los ojos de los fascistas los opositores no éramos humanos. Los «humanoides» decía Merino y por eso se nos exilio, relegó. torturó y a muchos se les hizo desaparecer o se les asesinó en falsos enfrentamientos. Hoy tienen la desfachatez de decir que es una venganza política cuando son juzgados y van a cárceles que parecen hoteles de cinco estrellas.
En cuanto a lo ético la dictadura saqueó a Chile, fue el botín de guerra para las trasnacionales y para los grupos económicos. Fenómeno estudiado entre otros por Olivia Monkever en su libro el saqueo de los grupos económicos al Estado de Chile. Hoy no somos dueños ni del agua, ni del cobre, ni de la tierra. Todo entregado a empresas foráneas o grupos económicos nacionales. Eso en cuanto al robo porque las violaciones a los derechos humanos fueron crímenes de lesa humanidad con la que se destruyó a roda una generación y se aterrorizó al resto de la población, temor que muchos sienten hasta el día de hoy. La UNESCO reconoce dentro de su significado de cultura como la búsqueda de nuevas significaciones y expresiones que la trasciendan. El apagón cultural consistió justamente en uniformar a toda la población con una sola significación El Éxito, el dinero, el placer del alcohol y las drogas. Y como lenguaje LA VIOLENCIA. Porque la Cultura no es genética, se aprende a través de modelos imitativos. Entonces no es raro encontrar hoy en esta Cultura heredada de la Dictadura a demócratas que hablan y actúan tiránicamente. No es raro encontrar a empresarios que les hablan a sus trabajadores como a humanoides. No es raro ver a los medios de comunicación en educar en cuanto a como ser más violento porque eso vende. Es elcaso de programas tipo «Mea Culpa». El Femicidio, el acoso a un alumno por parte de sus compañeros, la delincuencia que mata por un cigarrillo o por un par de zapatillas no es un fenómeno genético, no se nace criminal, se hace y los hacen una cultura autoritaria y excluyente.
Y toda esta larga exposición para llegar a los Carnavales Culturales de Valparaíso y que la Presidente declaró a Valparaíso como «capital nacional de la alegría al inaugurar esta fiesta.
Los problemas de los Carnavales Culturales son múltiples, pero el que ya
excedió todo pronóstico fue el que según la autoridad 30 y según algunos periódicos 300 personas al finalizar el evento se dedicaron a actos violentos: intentaron robar un cajero automático, destrozos de una multitienda e inmobiliario urbano. La mayoría de los jóvenes estaban en estado de ebriedad todos los días que duró el Carnaval Cultural y se enfrentaron con las fuerzas policiales, las que señalaron que incrementaron su dotación. Es decir más represión.
Visto desde la Cultura qué pasa con estos jóvenes. Ellos en su mayoría han heredado un país donde la violencia se ha institucionalizado y se perpetúa de generación en generación. Casos extremos es el asesinato de un joven universitario mapuche muerto por la espalda por un carabinero, otro uniformado mata a un niño de 11 años porque estaba peleando con su hijo. En las marchas políticas son los encapuchados, en los partidos de futbol son las barras bravas y en el colegio es el bouling. Esté donde esté uno en Chile vive la cultura de la violencia heredada de la dictadura. Porque acaso alguien pensó que solamente por el hecho de elegir al presidente de la República se cambiaría la cultura que instauró Pinochet. Claro que hay políticas culturales así como hay políticas económicas y políticas ambientales, pero esta no afectan al conjunto de la nación como tal. A lo más ayudan a favorecer eventos puntuales como el auspicio de una obra de teatro, implementación de redes de bibliotecas, apoyo a artistas, etc- Pero el hombre común no participa en esto, sí se «inculturiza en la televisión» donde lo chabacano se da la mano con lo morboso y lo insulso. No se les puede exigir ni estigmatizar a los jóvenes que han crecido en un ambiente competitivo donde para tener éxito hay que vencer al rival o donde se dice el mercado es cruel. Mejor sería que plantearnos el problema de qué hacer para cumplir con la definición de Cultura de la UNESCO y luchar contra la cultura de la corrupción, del consumismo , del arribismo, contra la cultura del chaqueteo, contra la cultura del ninguneo, la cultura del cuoteo tanto en lo gubernamental como el nepotismo y cosa que también se den la empresa privada.. Pero ya que esto es difícil, al menos trabajemos contra la cultura de la muerte que nos dejó el dictador y que hoy los delincuentes populares y los de cuello y corbata reproducen diariamente. Decir la verdad al menos es comenzar con una cultura que dignifica al ser humano aunque signifique riesgos y exponerse a la furia de los poderosos.
Por Osvaldo Ulloa Sánchez (Profesor universitario y poeta)