Un análisis desde Venezuela
La huelga indefinida que mantienen en estos momentos los veintiocho mil trabajadores contratistas y subcontratistas de las minas de cobre de la empresa estatal chilena Corporación Nacional del Cobre (CODELCO) se está convirtiendo en un punto de inflexión para la lucha de clases en Chile y para el gobierno de Michelle Bachelet. El pasado 25 de junio los trabajadores de las explotaciones mineras de El Salvador, Andina, El Teniente y Ventana realizaban un paro total. La huelga fue un éxito a pesar de la brutal represión policial. Desde entonces, la tensión en las zonas mineras y los enfrentamientos con la policía a causa de la actitud cerril y represiva de la dirección de la empresa estatal CODELCO y del gobierno Bachelet ha ido en aumento.
El gobierno Bachelet defrauda y reprime a los trabajadores
Según información de distintas agencias publicada en www.aporrea.org el sábado 7 de julio «en conversación con BBC Mundo, Andrés Leal, dirigente de la Confederación de Trabajadores del Cobre, afirmó que «no se ha logrado nada» en más de un año de diálogo con Codelco, se han profundizado las desigualdades y se han desconocido compromisos previos.Miles de trabajadores a lo largo del país nos sentimos engañados, estafados, defraudados tanto por la señora presidenta (Michelle Bachelet) como por Codelco por no cumplir con lo que prometieron. Creemos que la estatal no ha tenido la capacidad para responder a nuestras peticiones. Frente a esta soberbia y oídos sordos de la cuprífera, lo que nosotros hicimos es hacer efectivo el derecho a la huelga porque nos acogimos a los convenios de la Organización Internacional del Trabajo», dijo Leal.
«En cuanto a la mina Tomic», continúa el reporte publicado por Aporrea, «Leal recalcó que «los trabajadores y los dirigentes no van a ceder a las peticiones de entregar la planta porque creemos que es la única forma de instalar este tema en una mesa de negociaciones. Mientras, la tensión va en aumento en las acciones que llevan a cabo los trabajadores subcontratados en las cinco divisiones que Codelco administra en el país -Codelco Norte, Salvador, Ventanas, Andina y El Teniente.»
La huelga está siendo durísima: En el camino que lleva a El Teniente se incendiaron buses y una oficina de la empresa. La fuerza policial intervino y hubo alrededor de cincuenta trabajadores detenidos. «No es pacífica, es verdad. No vamos a negar la violencia que ha tenido esta huelga, pero tampoco vamos a desconocer las raíces de por qué se produce la violencia», aseguró Leal.La violencia del gobierno de Bachelet en contra de los derechos humanos de los trabajadores va a ser denunciada ante instancias internacionales ya que los tribunales chilenos están parcializados a favor de los empresarios» «Si no existe voluntad nosotros no vamos a bajar la huelga, al contrario la vamos a endurecer, la vamos a agudizar», advirtió Leal.
Dos de cada tres trabajadores de Codelco son subcontratados. Los trabajadores subcontratistas buscan terminar con las diferencias laborales que existen con los trabajadores de planta, que se cumpla la ley de subcontratación y que se les dé el mismo bono que reciben aquellos. Según, Jorge Peña, presidente de los trabajadores subcontratados de Rancagua, demandan un «plan básico de salud, plan de vivienda, de educación para todos los trabajadores y sus familias y el estricto cumplimiento de la ley de subcontratación» (Web del colectivo Hommodolars).
El 30 % del cobre chileno (principal fuente de ingresos del país) es explotado por la empresa estatal CODELCO. El resto lo explotan transnacionales que ni siquiera pagan impuestos. Esto es una consecuencia de las concesiones que los gobiernos derechistas y reformistas han otorgado a las transnacionales imperialistas durante los últimos años. El 81% de los trabajadores chilenos están subcontratados, esto significa que no tienen prácticamente ningún derecho. Ello permite a los capitalistas evadir derechos laborales.
El gobierno de Michelle Bachelet, elegido por los trabajadores chilenos para aplicar una política en beneficio de los trabajadores y las capas oprimidas de la sociedad, está cediendo en todos los aspectos importantes a la presión de la burguesía y el imperialismo. La consecuencia de las políticas de ataque a los derechos de los jóvenes y los trabajadores implementadas por la burguesía chilena está siendo el aumento de la lucha de clases.
Ofensiva obrera: Las huelgas aumentan un 700% en 14 meses
Las masivas movilizaciones estudiantiles en defensa de la educación pública, que despertaron el apoyo de la mayoría de la población chilena, supusieron una primera expresión del descontento social acumulado en la sociedad y un anticipo de la entrada en escena de la clase obrera. Las huelgas han aumentado en un 700% en los últimos 14 meses. Como resultado de toda esta situación, la mayor central sindical chilena (la CUT) -cuyos dirigentes pertenecen tanto al Partido Socialista como al Comunista- ha planteado un paro general para el 29 de agosto contra el aumento salarial de 4 dólares que ha decretado Bachelet.
Este es un paso importantísimo. Pero sólo un paso, que debe ser continuado organizando a la clase obrera chilena para ponerse al frente de todos los oprimidos para luchar por una política genuinamente socialista. El primer objetivo de todos los revolucionarios debe ser organizar la solidaridad nacional e internacional con los trabajadores de CODELCO y garantizar su extensión y éxito así como el del paro general convocado por la CUT.
Para lograr un giro a la izquierda en Chile es necesario no limitarse a la lucha sindical sino extender ésta al terreno político. Los partidos de la clase obrera, el socialista y el comunista, viven una profunda crisis. Aunque sus bases están al frente de todas estas luchas, las dirigencias no están ofreciendo un plan de acción y un programa capaces de recoger el descontento social acumulado y encauzarlo hacia la transformación revolucionaria de la sociedad.
Luchar por un frente del PS y el PC con un programa verdaderamente socialista
Los activistas sindicales del PS y del PC deben tomar la iniciativa y llamar a las bases obreras, campesinas y populares de ambos partidos a organizar una corriente revolucionaria, marxista, para dar la batalla por un programa revolucionario. El primer paso debe ser exigir al gobierno Bachelet romper con la burguesía y aplicar una política socialista en beneficio de los jóvenes y trabajadores. Junto a ello es imprescindible defender la salida del PS de la coalición con los partidos burgueses (Concertación) y la conformación de un Frente Unitario del PC y el PS con un programa genuinamente socialista.