El Alcalde Mayor de Bogotá, Luis Eduardo Garzón, elegido por movimientos colombianos de izquierda, convocó a una protesta pública en las plazas y calles de Colombia por la muerte en manos de las FARC, una de las dos guerrillas de izquierda sobrevivientes, de 11 diputados de la Asamblea Departamental del Departamento del Valle. Yo mismo […]
El Alcalde Mayor de Bogotá, Luis Eduardo Garzón, elegido por movimientos colombianos de izquierda, convocó a una protesta pública en las plazas y calles de Colombia por la muerte en manos de las FARC, una de las dos guerrillas de izquierda sobrevivientes, de 11 diputados de la Asamblea Departamental del Departamento del Valle.
Yo mismo creí que ese llamado levantaría la movilización masiva de los colombianos para pedir el fin de la violencia de guerrillas-Estado que domina desde hace 61 años el escenario político nacional. Así ocurrió. Pero vi claro que el presidente Alvaro Uribe Vélez, hombre de la ultraderecha liberal, aliado público del gobierno norteamericano del presidente George W. Bush, y el único gobernante en América Latina que apoya la invasión y política de guerra a Irak, utilizaría esa convocatoria para desviar la protesta ciudadana hacia el apoyo a sus propias políticas represivas. La legítima convocatoria del Alcalde de Bogotá contra la conducta de las FARC, fue aprovechada por Uribe Vélez, utilizando todos los poderes gubernamentales, económicos sociales y políticos de que dispone como Presidente de la República, para tratar de desviar la opinión hacia el apoyo a sus propias acciones represivas y de guerra. El único diario nacional, El Tiempo, saltó a defender las políticas de Uribe Vélez de alianza incondicional con el gobierno Bush, colocándose contra los rumbos que se ha trazado el Partido Demócrata.
Dice El Tiempo en su editorial del 6 de mayo que en Colombia se percibe la «doble moral, insolidaridad e ingratitud de Washington con quien ha sido su más fiel aliado». Esta frase de que Colombia ha sido el mejor y fiel aliado de los Estados Unidos, es una verdad histórica. Pero el Doctor Eduardo Santos, quien fue Presidente de la República en 1934-1938, dirigió personalmente El Tiempo. A lo largo de muchos años mantuvo una posición enérgica y combativa frente al imperialismo estadounidense. En editorial de enero 24 de 1914 dijo que en Colombia «vivimos entregados a un narcisismo político que nos impide mirar lo que no sea nuestra propia imagen, que se ha presentado y precisado en el mundo una nueva interpretación de la doctrina Monroe que reduce prácticamente a muy poca cosa la soberanía de las repúblicas latinoamericanas». En editorial del 30 de mayo de 1920, comentando los pronunciamientos del coronel gringo George Thorp, escribió que la intervención norteamericana en los asuntos latinoamericanos desarrollaba «el principio de intervención en los asuntos latino-americanos», y reivindicaba para los Estados Unidos el título de tutor que tiene derecho a poner orden en nuestros países, para bien nuestro y de la civilización». En editorial de enero 7 de 1927 refiriéndose Santos a la intervención gringa en Nicaragua escribió: «Si el hecho de que un pueblo de América implante instituciones radicales o socialistas da derecho al gobierno de Washington para ocuparlo militarmente, es porque éste no reconoce la soberanía de estos países, y aspira a ejercer sobre todos nosotros algo mucho peor que la tutela». Como ahora el Partido Demócrata de Estados Unidos, ha resuelto defender los derechos humanos y la soberanía nacional de América Latina, el editorial del Tiempo del 6 de mayo anterior, retomó a la humillación por la «insolidaridad e ingratitud de Washington con quien ha sido su más fiel aliado».Es el retorno al servilismo.