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¿De qué constituyente hablan los congresistas?

Fuentes: Rebelión

La Constitución colombiana de 1991, fue resultado de un acuerdo constituyente, en medio de un conflicto social y armado que para la época completaba tres décadas. Las movilizaciones y resistencias de los años setenta tenían expresión en la búsqueda de libertades y garantías para vivir sin carencias, en los 80 se reivindicaba el reconocimiento de […]

La Constitución colombiana de 1991, fue resultado de un acuerdo constituyente, en medio de un conflicto social y armado que para la época completaba tres décadas. Las movilizaciones y resistencias de los años setenta tenían expresión en la búsqueda de libertades y garantías para vivir sin carencias, en los 80 se reivindicaba el reconocimiento de derechos sociales y económicos especialmente. Estos factores hacían parte del complejo panorama que involucraba otros elementos como el narcotráfico, las autodefensas y el transito hacia la economía financiera y el capital global. La sociedad, como ya se expone en extenso en el libro Lectura critica de los derechos humanos -a 20 años de la Constitución colombiana, creía que con la constitución podrían finalizar luchas contra la dominación, la opresión y la explotación, que inconclusas seguían acumulándose con las nuevas formas de control, dominación y destrucción.

A los problemas alrededor de la tierra, en manos de pocos terratenientes, se sumaba la desocupación de los campos por efecto de la violencia que imponía el narcotráfico y el paramilitarismo; a los problemas de exclusión política representados en modelo liberal-conservador, que no permitía la existencia de nuevas fuerzas políticas se agregaba el asesinato selectivo de lideres políticos de izquierda; a la impunidad sobre mas de 300.000 muertes propiciadas por los partidos luego del asesinato de Gaitán, se sumaba la militarización de la sociedad que vivía prácticamente sitiada, bajo Estado de Sitio, con una distribución del poder de manera equitativa entre liberales y conservadores, que imponía un modo de vivir con crecientes niveles de desigualdad de un lado y concentración de la riqueza del otro.

La idea de realizar una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) se convirtió en un motivo de fiesta, de la que quisieron participar diversos sectores sociales y políticos que reclamaban cambios y abrigaban esperanzas de un presente con oportunidades y un futuro en paz. Algunas organizaciones insurgentes que habían entrado en un proceso de paz y desmovilización, como el M-19 y el Quintín Lame, también participaron del proceso Constituyente de manera directa, lo que daba lugar a acrecentar las expectativas.

Cabe destacar que justo el mismo día de la votación para elegir a los constituyentes que relevarían al Congreso y en que se respiraba en las calles un ambiente de cambio, el gobierno ordenó un ataque militar a Casa Verde que representaba un símbolo político para las FARC, lo que generó una inmediata respuesta armada.

La Constitución de 1991, fue el resultado formal de la especifica correlación de fuerzas e integró reivindicaciones esenciales para la democracia. Se abrieron espacios novedosos para la incorporación de derechos humanos en la categoría de derechos fundamentales. Se incluyeron el derecho a la paz y al medio ambiente sano, se ratificó el pilar básico de que la soberanía reside exclusivamente en el pueblo, del cual emana el poder público. Se incluyeron derechos aplazados como el libre desarrollo de la personalidad soporte de las libertades, se reconoció la laicidad, la libertad de cultos, de pensamiento, opinión, información. Se incorporaron la diversidad, la pluralidad, el respeto por la cultura y tradiciones ligadas a la visión sobre el territorio del que emanó la formulación de un reordenamiento territorial apropiado a las condiciones socio-históricas y geográficas. Se consignaron, los elementos suficientes para asegurar a los hombres y mujeres de Colombia la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la igualdad, el conocimiento, la libertad y la paz, dentro de un marco jurídico, democrático y participativo. Asimismo se creó el compromiso solidario de impulsar la integración de la comunidad latinoamericana.

La Constitución de 1991 colocó los derechos humanos en un lugar privilegiado que le hizo pensar a la sociedad que esto sería suficiente para superar los obstáculos que impedían vivir sin el temor, el miedo y las carencias. Sin embargo el gran problema estuvo en que el discurso de los derechos que llego al seno de la constitución fue rápidamente vaciado de contenidos, porque a través de ellos se promovía la paz, la justicia, la inclusión y el reconocimiento de la diversidad, que resultaban contrarios a los propósitos históricos de las elites en el poder, que requerían de instrumentos para legitimar la continuidad de la guerra y formalizar el vinculo cotidiano entre la sociedad y el estado a través de la muerte. En el primer momento las elites en el poder usaron la Constitución como mecanismo para debilitar las capacidades de las comunidades creando el imaginario de que las luchas sociales dejaban de ser necesarias para reivindicar derechos o evitar los riesgos de hacer el autoritarismo, luego comenzaron a deshacerse de ella como lo hacen con sus enemigos de clase.

Una vez rota la correlación de fuerzas, fueron destruidos los nacientes movimientos políticos, asesinados o judicializados los opositores al gobierno incluidos 4 candidatos a la presidencia asesinados. De los directorios políticos tradicionales salieron formulas eficaces para desmontar las bases de la nueva constitución, para derrotar por vía legislativa, lo que para muchos sectores era una conquista nacional. De herramienta central del Estado de Derecho, paso a ser objeto de burlas, irrespetada por los partidos de gobierno, subdividos en pequeños grupos a semejanza de empresas electorales, que mediante actos legislativos han realizado 33 modificaciones constitucionales, que incluyen todo tipo de practicas perversas como la de la reelección presidencial para el régimen de Uribe, que se valió de delitos como cohecho y votaciones de Congresistas sub judice; modificar los contrapesos entre poderes; privilegiar los recursos para la guerra sobre el gasto social; cambiar derechos por subsidios y compensaciones.

Con vacíos y dificultades la Constitución de 1991 tiene en la historia de Colombia, el mérito de ser la única creada como efecto de una Asamblea Nacional Constituyente medianamente participativa, a la que concurrieron fuerzas políticas y movimientos sociales, pero que también tiene como desgracia haber sido sistemáticamente modificada en cada una de sus partes articuladoras que la sostienen hasta descoyuntarla. Los artífices de este descoyuntamiento son los mismos partidos políticos que hoy de manera ilegitima pretenden levantar como bandera la convocatoria a otra Constituyente, no justamente para devolverle las garantías sobre derechos cercenadas, si no para reacomodar intereses y de paso crear una gran cortina de humo que impida ver los crímenes cometidos en su nombre y a los responsables que juraron sobre ella. Esta supuesta noble causa es promovida por el mismo Congreso de la Republica (Cámara y Senado vinculados con los partidos de gobierno), del que en sus últimos 10 años se ha dicho que la tercera parte proviene del paramilitarismo, que ha tenido a un centenar de sus miembros incursos en procesos judiciales por delitos de paramilitarismo, narcotráfico, cohecho o corrupción, del que 6 de sus últimos presidentes están en la cárcel y que ha usado todo tipo de argucias para desmontar la Constitución del 91 y hacer de su caricatura una herramienta a su favor.

(*) Manuel Humberto Restrepo Dominguez. Observatorio de Derechos Humanos, Maestria en DD.HH. Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.