A lo largo de la historia del arte la cantidad de estereotipos, arquetipos y mitos que se le han asignado a artistas no tiene parangón y van más orientados a la denigración como la de «drogadictos», «enfermos», «locos», «muertos de hambre» que a las del enaltecimiento de una de las actividades más sublimes de los […]
A lo largo de la historia del arte la cantidad de estereotipos, arquetipos y mitos que se le han asignado a artistas no tiene parangón y van más orientados a la denigración como la de «drogadictos», «enfermos», «locos», «muertos de hambre» que a las del enaltecimiento de una de las actividades más sublimes de los seres humanos, al final el arte no tiene ideología específica, ni sexo y no tienen un arquetipo que los defina, simplemente es o no es.
La realidad, es muy diferente de los mitos y suposiciones que emanan «analíticamente» del pensamiento de «especialistas» y profanos que se han dedicado a «catalogar» artistas. De entrada los artistas no somos fenómenos del circo de nadie, somos seres humanos al igual que todos, con las mismas necesidades biológicas, tenemos sexo, nos bañamos, comemos, vamos al baño a obrar bien o mal. Tenemos familia al igual que todos y nos reproducimos igual que todos. Y lo más importante, trabajamos como todos y todas mucho más de lo que parece. Ya que aunque parece mentira, el artista para generar una obra necesita de toda una serie de elementos y de un campo de conocimiento, de tecnología, de experiencia, de aprendizaje y de análisis, que aunque lo haga intuitivamente, los necesita.
Muchos de los aspectos del campo de conocimiento que abarca el arte son, entre otros, su lenguaje, su gran variedad de técnicas directas o indirectas que van abarcando una amplia gama de aspectos de carácter científico y tecnológico como, en el caso de las artes visuales, el uso de herramientas que van desde los medios electrónicos, hasta las tradicionales como el pincel, el cincel y el martillo, la gubia y el buril, la pluma, el cuerpo mismo, etcétera.
Todos esos aspectos nos obligan a buscar necesariamente una serie de métodos para abordar nuestros campos de conocimiento. Desde el punto de vista analítico debemos de partir de lo particular a lo general para poder explicarnos un fenómeno, por mencionar uno.
Analizar desde la perspectiva del contexto histórico-político-social, por ejemplo, es un elemento de gran importancia para la creación de imágenes, le da las bases para la realización y su lectura, y que de alguna manera determinan también las formas, técnicas y condiciones de producción: a quién me voy a dirigir, cuál es el discurso, cuáles son las técnicas más adecuadas, qué herramientas se deben utilizar, cómo se debe de abordar el tema para lograr el objetivo, qué imágenes se van a utilizar para lograrlo, la composición, hasta llegar a la obra como un todo. Y evidentemente, lograr una síntesis de todos los aspectos que van a intervenir en el trabajo plástico para lograr el objetivo.
En términos generales, el campo de conocimiento de las artes visuales, y donde el artista tiene que indagar, no se reduce a uno solo, sino que abarca también otros campos. En ese sentido, el artista se convierte en un investigador que abarca varias disciplinas. A parte de la cuestión creativa o la inventiva, se vuelve una especie de historiador, sociólogo, antropólogo, comunicólogo, científico, politólogo, semiólogo, bueno, hasta detective, que sin ser especialista, ni mucho menos, necesita invariablemente recurrir a esos campos del conocimiento del humanismo y la ciencia y claro está, a otras áreas del arte.
Así, de alguna manera el artista se vuelve multidisciplinario. En un investigador constante. Por supuesto, necesita de la experiencia personal, de la vivencia cotidiana, de las sensaciones que nutren todas las artes a cualquier individuo, de la contemplación y el juego, del ocio. Tirarse de huevón en un algún lugar a analizar «¿cómo voy a aterrizar todo esto?» es parte de la tarea.
Por eso, cuando las divinas musas de la inspiración llegan, hay que festejar con ellas, porque esas llegan solo cuando trabajas y quiere decir que vas por la ruta correcta. Y cuando se aparezcan los mercachifles que creen que solo las musas son las que iluminan a los artistas y salen con toda esa sarta de sandeces sobre nosotros, hay que explicarles, en pocas palabras, «de tu arte a mi arte, prefiero miarte».
Publicada por primera vez en el Independiente de Hidalgo: https://www.
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