No sé cuántos años han pasado, pero seguro que más de los que nos gustarían. Un grupo de jóvenes homenajeábamos a Miguel Hernández en el treinta y cinco aniversario de su muerte. Habíamos organizado una lectura de poemas, un cine-forum, una tímida librería popular y una rondalla nocturna para cantar sus versos. Casi todo fue […]
No sé cuántos años han pasado, pero seguro que más de los que nos gustarían. Un grupo de jóvenes homenajeábamos a Miguel Hernández en el treinta y cinco aniversario de su muerte. Habíamos organizado una lectura de poemas, un cine-forum, una tímida librería popular y una rondalla nocturna para cantar sus versos. Casi todo fue prohibido, lo que hizo que concentrásemos nuestros esfuerzos en la rondalla nocturna. Armados con guitarras, gargantas, botellas de vino y espráis, emprendimos el recorrido por las calles del pueblo. Unas cien personas. Al llegar al muro de un huerto cercano al paseo principal, un amigo sacó la pistola de pintura y se dispuso a escribir: «Miguel Hernández, poeta del pueblo». Aunque hicimos un círculo alrededor suyo, no pudimos impedir que la guardia civil apareciese justo cuando mi amigo terminaba la «blo» de pueblo. Antes de pedir la identificación con malos modos, el guardia preguntó por la del personaje en cuestión. ¿Quién es ese Miguel Hernández? Uno de los mejores poetas del mundo -respondimos varios al unísono. Caviló el guardia durante unos segundos y dijo: ¡Ah, no sabía que hubiese nacido aquí! No, si no nació aquí. Entonces, ¿por qué habéis puesto que es del pueblo? Porque aunque no naciese aquí es el poeta del pueblo, mire aquí tenemos un libro con su cara. No lo conozco, ese hombre no tiene nada que ver con el pueblo, conocemos a todos los vecinos y a los que vienen a pasar temporadas, nunca lo hemos visto y ya llevamos tiempo en el cuerpo y en el puesto. Fuimos identificados, conminados a disolvernos y a borrar la pintada, cosa que no hicimos dada la desproporción de fuerzas existente, la incertidumbre entonces reinante entre los miembros de la guardia civil caminera y otros cuerpos policiales, pero sobre todo porque algunos de los conspiradores eran hijos de personas muy «conocidas y respetadas». Era un tiempo cutre, absurdo, todavía los Monty Python no habían estrenado La Vida de Brian y aquellos guardias sólo habían oído recitar el himno del Duque de Ahumada.
Sin embargo, algo comenzaba a cambiar en el ambiente. Un profesor loco se había atrevido a leernos algunos fragmentos del estremecedor poema de Machado a Giner de los Ríos: «Vivid, la vida sigue/ los muertos mueren y las sombras pasan/ lleva quien deja y vive el que ha vivido/ Yunques, sonad; enmudeced campas…»; las geniales reflexiones de Juan de Mairena: «¡Quién fuera diamante puro! -dijo el pepino maduro. Todo necio confunde valor y precio!»; y, sobre todo, aquella oda a un personaje que nunca hasta entonces habíamos oído nombrar salvo para maldecir a sus antepasados, Enrique Líster, jefe de los ejércitos del Ebro: «…Dónde anuncia marina caracola/ que llega el Ebro, y en la peña fría/ dónde brota esa rúbrica española/ de monte a mar, esta palabra mía:/ Si mi pluma valiera tu pistola/ de capitán, contento moriría». Machado nos había enseñado a amar la poesía, y la poesía de Machado nos estaba enseñando a amar la vida y a verla de otro modo, como un compromiso, una ilusión que no se conformaba con la felicidad propia sino que buscaba la de los demás seres humanos. No había televisión, unas horas la primera, la segunda no se veía: Aquella plenitud rebelde y solidaria quizá no habría sido posible con cientos de canales emitiendo basura las 24 horas del día. No eran, ni mucho menos, tiempos fáciles, el paro y el cierre de industrias por la crisis del setenta y tres lo estaba arrasando todo, empero, había esperanza, una esperanza que muchas veces iba de la mano de la poesía de Don Antonio, que nos llevó a la de los demás, a Alberti, Cernuda, Lorca, Guillén -los dos-, Dámaso, León Felipe, Neruda, Vallejo, Hernández y a tantos otros. Machado fue el fermento con el que comenzó a crecer nuestra conciencia, él un hombre de casino provinciano, de aspecto apocado y manso, que era todo lo contrario, la vida en plenitud.
Después enlazamos con Ángel González -«Aquí no pasa nada, salvo el tiempo…», a Salvador Espríu – » Escolta, Sepharad: els homes no poden ser si no són lliures…»-, y llegamos a Blas de Otero -«Aquí no se salva ni Dios, lo asesinaron…»-, y a Gabriel Celaya -«… Vencido y traicionado, ver casi con cinismo/ que no pueden quitarme nada más y que aún vivo/ ¿no es eso la felicidad que no se vende?»-, por una misma carretera que pasando por Goytisolo -Palabras para Julia-,Barral, Fonollosa, Martí i Pol -Amb el sonriure, la revolta: Llach- o Joan Margarit -De esta invernal mañana, amable y tibia/ por favor, no te vayas…-, llegamos a Gil De Biedma cuando ya acababa, pero con tiempo suficiente para oír de su boca: «En un viejo país ineficiente/, algo así como España entre dos guerras civiles/, en un pueblo junto al mar/, poseer una casa y poca hacienda/ y memoria ninguna. No leer/ no sufrir, no escribir, no pagar cuentas/ y vivir como un noble arruinado/ entre las ruinas de mi inteligencia». Y toda aquella poesía llegó a encontrar música y músicos que nos ayudaron y nos acompañaron durante décadas y que hoy parecen sepultados por la máquina de fabricar idiotas, ignorados la mayoría: Serrat, Ibáñez, Llach, Guerrero, Labordeta, Raimon, Pi de la Serra, Pastor, Krahe, Sabina, Lertxundi, Sisa, Ovidi, María del Mar, Marina, Luis Eduardo, Rosa, Carbonell, Oskorri, Raimon, Laboa, Núñez, Adolfo, Cano, Díaz. Juntos hicimos un camino largo, lleno de momentos tristes y maravillosos, siempre empujados por sus canciones geniales, por su fuerza arrolladora que nos develaba el sentimiento y nos convidaba a estar siempre despiertos, alerta.
Y, ¿a qué viene todo esto ahora, toda ésta profusión de aparente nostalgia que no siento? Sólo a una razón, porque el único antídoto que existe contra el embrutecimiento programado y libremente asumido es la poesía, porque la poesía, como decía Celaya, es un arma cargada de futuro, la única capaz de regresarnos a la sensatez y a la vida plena que da la rebeldía, el amor y la lucha por una sociedad más justa; porque la poesía es capaz de despertar a los muertos, de agitar las almas más indolentes, de provocar en el fondo de nuestro ser la INDIGNACIÓN que exige el momento. Hace cinco años, cuando comenzaban a verse los primeros estragos de la crisis, cuando Europa ponía cara de monstruo de siete cabezas, Miguel Veyrat, uno de nuestros más grandes poetas actuales, iba a leer un poema en Salzburgo. Aquel poema, titulado «Europa Republicana y estoica», fue prohibido por la Unión Europea, por la Europa que se olvidaba de Zola, de France y de Machado, de su ser. Aquel poema prohibido a Veyrat, debiera servir hoy a todos para resurgir de nuestras cenizas y en los días próximos, el más próximo el domingo 15, demostrar al mundo, en palabras de Raimon, que decimos no, que nosotros no somos de ese mundo:
«EUROPA REPUBLICANA Y ESTOICA»
ESPAÑA mira de nuevo hacia arriba por el pozo viscoso de la historia
Allá en el disco apagado de la noche una voz una estrella al fin nos llama
Rotas las harcas blancas dispersos los clanes rojos
Esta vez ya pierden todos
Caballero el que se esconde y el que huye
Jugadores de Ventaja y el tramposo
El garitero y el matón
Obispos buhoneros volved las baratijas a su sitio los ídolos al polvo
Y la esperanza al mar
Ríos impasibles bajan llamando a juntarse
En un estuario de romance y germanía
Tu palabra proscrita suena ahora
En húngaro celta caló lituano o vallecano sajón
Aventando sus acentos por si queda luego luego
Tensa lengua virgen que cruzara el río por fablar lengua del otro
Y abrir caminos nuevos sin más oficio que romera
Romera sin otro nombre ni pueblo alguno
Mas ¿Por dónde remontar tanta corriente de la historia y geografía
León Felipe? No bajan los ríos hasta España con renuevos
Los Pirineos los detienen los desvían y se quedan en Europa
Y si alguno brota en la vertiente
Equivocada se marcha para arriba el Bidasoa podría
Encolar de nuevo a la Galia y Sepharad pero es de Euzkadi
Que después de inventar el castellano para ensanchar más Españas
En la alfombra mágica del mar fundando Chile
Y los jesuitas dar vueltas y más vueltas al mundo en la cáscara de nuez
De la nada descubrir océanos presidir la Cocacola de la nada
Guerreros y pastores curas y arrantzales de universos
Los mandarines nacionales encerraron de nuevo a la aldea en caserío
Y al éste y el aquél
Y al país en un corral rama dorada reinjertada en Nemi Arbola Gernikako
¿Cómo haremos para hablar en europeo?
En España los ríos también son horizontales
Como el tiempo lamen las quebradas y se van a navegar a Portugal
O a besar Mediterráneos cuando no deslíen mansos hacia el sur
Buscando ayuso el viento del estrecho que aún habla algarabía con desmayo
¿Cómo haremos? En la celda en lo sólido también
Se acurrucan los rincones y no tenemos Rines Dwinas
Volgas que crucen las fronteras como lenguas ni Escaldas Danubios
Loiras que surcan cada día el pecho del poeta Jacques Darras
Ni Ródanos ni Tíberes
Benditos porque aquí tan sólo un Ebro macho divide países
Enteros secretamente internos
Y el Douro con el Tajo se nos ríen
Ocultos trasosmontes al hacerse navegables
¿Cómo cómo iremos de Gibraltar a Inglaterra
La vieja raposa avarienta?¿Cómo adorar los Flandes sin degollar primero
A los Carlos Albas y Felipes?
¿Cómo la dulce Francia Alemania fiera
Y la suave Italia vendrán sin encontrarse con Españas montaraces?
¿Cómo cuándo encantará Sigfrido a Margarita de Navarra?
¿Cómo Juan Boccacio posará para Velázquez?
¿Durero retratando al Arcipreste? ¿Festejará Ausiás March
A la papisa Juana? ¡Goya pintará con brío las fazañas de Mijail Viteazul!
¡Arroyo iluminaría la Purísima y Murillo la cabeza de Lutero!
¡Munch los Comuneros de Castilla y Ribera los canutos de Lyon!
Cabezón ya va instruyendo a Bach en el arte de la fuga
Freud y Jung analizan a Unamuno Azaña y a Carrillo
Mientras Nazim Hikmet le compone una ordalía a Juan de Austria
Y Virgilio susurra a Góngora inspirar directamente a Mallarmé
En luminoso rodar de dados por mente y geografía
¡Nos haremos juntos catedral de bruma al sol de las Españas!
Evaporen nuestros sesos nubes rojas gris acero velazqueñas
Y así naveguen para llover torrenciales
Dando voces a los gritos que ensanchan las vocales y ejecutan consonantes
Destrozando la garganta de capitanes y frailes
Llueven vivamente Ignacio Domingo e Isidoro se juntan en arroyos
Con el charco de los Borja -por la puerta falsa gotean Vives y Espinoza
Teresa Ben Arabi el de Tudela y algunos Traductores de Toledo
Peregrinan a Iria Flavia por ver a Prisciliano durmiendo en la tumba
De Santiago antes de reunirse en congreso en La Sorbona
Con Servet Cajal Ha-Levi Lulio
Abentofail Juan de Yepes y el quieto De Molinos
¡Ah que nacen nuevos ríos por Europa de tanta torrentera
Que les llega desde España por las nubes!
Los poetas dejan de sonar bandurria y
Masturbarse de espaldas a la Meca
Soñar no cuesta
Nada y has venido tú a mirarte la cara
En las lágrimas que caminan hasta el mar por el río y la tormenta
En la gran luna deste espejo falso
Sin límite alguno ¿Quién me puso centinelas en las nubes?
¡Traidor meteco!
¿Quién dijo que en España los reyes siempre fueron extranjeros?
¿Cortés a la Malinche? ¿Viriato a don Pelagio?
Si hasta los borbones ya nos hablan catalán
Pero también de América el oro se anduvo -Quién hace tanta bulla
Y ni deja afuera a recriar por el Norte nuevos reyes financieros
A testar las islas que van quedando en el cadáver lleno de mundo
De Pedro Rojas abrazado al dulce César-Que no se preocupe
Vuarcé que nos comportaremos
En la Europa lo único que sabíamos hacer con gallardía
Envidiar Mentir Matar ya se nos va olvidando
Ahora sólo trabajamos por encargo
Poetas caminad conociendo -Por cierto
¿Qué qué le quisieron qué le vieron al italiano Garcilaso
José Antonio Primo de Rivera y el propio Alberti y sus muchachos?
¿Algún resabio totalitario? ¡No es posible!
Sabed que no hay Misterio ni Babel del Santo Oficio bajo la Luna Nuestra
Que tanto valen Benito Fraga Adolfo Stalin
Como Franco Aznar o Ratzinger Torquemada bailando sobre muertos
La farsa de Luis Napoleón por Brumario dieciocho vestido de rapero
Empecemos de nuevo
¡A entenderse!
Vamos a contar mentiras
¡Construyamos la Santa Transición!
¿Y la Segunda y otra y una más y otra y otra
Nueva reluciente hasta lograr la más perfecta Involución?:
Y la península párase por la espalda abozaleada impertérrita
En la línea mortal del equilibrio
España mira de nuevo a la larga vomitona de su historia
Mas si uno en cada uno -y los que vengan de fuera
Penetramos despacito por la lengua en cada otro
El único misterio será de qué modo estar ya juntos
Calentitos al sol de las conciencias
¿Amor se llama a esto?
¿Recompuestos los campos rojos dispersas las harcas blancas
Acordado el fiero turco
Caerán las fuentes finalmente por el Sur?
¡Ah romper el nudo de las sectas y las lenguas desatrancando
El pozo la Historia! ¡Liberar Babelia por la nueva Roma
Republicana y estoica! Traducir el nombre de Europa a tantas mentes
Como gargantas gritar puedan un día
Diurno claro atento y fértil: ¿Aguedita Nativa Miguel?
Llamo busco tanteo en la oscuridad no me vayan a haber dejado solo
Y el único recluso sea yo: Di mamá?
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