La Tercera Asamblea europea del Congreso de los Pueblos reunió a más de cuarenta activistas e internacionalistas en Europa que sesionaron durante tres días en la población vasca de Otxandio. Lxs asambleístas debatieron sobre el rol de las personas colombianas en situación de exilio y migración en los espacios de participación política que se vienen […]
La Tercera Asamblea europea del Congreso de los Pueblos reunió a más de cuarenta activistas e internacionalistas en Europa que sesionaron durante tres días en la población vasca de Otxandio. Lxs asambleístas debatieron sobre el rol de las personas colombianas en situación de exilio y migración en los espacios de participación política que se vienen generando en torno y/o a partir de las negociaciones entre el gobierno colombiano y las insurgencias armadas y sobre las formas y posibilidades de organización del Congreso de los Pueblos en Europa. También reflexionamos sobre la forma como participaríamos en la Mesa social para la paz y en el Gran diálogo nacional que se está impulsando.
Esta Asamblea fue posible en gran medida gracias a la solidaridad de la población de Euskal Herria y su organización comunal. Para todxs lxs asambleístas fue de gran valor poder conocer y compartir la historia de resistencia y lucha por la defensa del territorio y por la autodeterminación del pueblo vasco. Estos días nos han reafirmado en el sentimiento solidario con las luchas de otros pueblos y de igual manera nos han recordado la necesidad urgente de fortalecer la solidaridad con las luchas del pueblo kurdo contra el proyecto imperialista y autoritario de Erdogan y el AKP en Turquía y el régimen represivo de Bashar al-Ásad en Siria, que atacan las comunidades autónomas y autoorganizadas en Rojava (territorio kurdo en siria) y en Bakur (territorio kurdo en Turquía).
Lxs congresistas populares vemos con preocupación que desde los primeros días de la firma de los acuerdos del gobierno y las FARC han aumentado los asesinatos de dirigentes sociales y activistas políticxs de oposición sin que el gobierno tome medidas reales para frenarlos. Nos preocupa que los discursos sobre el final de la guerra, terminen fortaleciendo el terrorismo de Estado, en tanto estos asesinatos continúen en la impunidad y la responsabilidad del Estado por acción u omisión de su deber no sea visualizada ni castigada. Desde la diáspora no consideramos que las condiciones de la paz santista sean suficientes para garantizar la democratización del país, no creemos que la guerra en Colombia haya llegado a su último día y no porque deseemos que la guerra siga, sino porque creemos que la guerra es una realidad histórica, dolorosamente constitutiva del país y por lo tanto su superación significa mucho más que las banalizaciones mercantilistas de las campañas publicitarias estatales.
El Congreso de los Pueblos capítulo Europa ha considerado en sus debates que la participación de la sociedad y las comunidades organizadas en los procesos de democratización va más allá de las negociaciones entre el gobierno con las guerrillas. En este punto afirmamos la necesidad de una participación desde el antagonismo de clase. La participación no puede constituirse en un factor de legitimación del orden dominante burgués y del modelo capitalista, dependiente y extractivista. Creemos que los problemas de la exclusión social y el terrorismo de Estado pueden ser superados por medio de un gran diálogo por la paz en donde la sociedad civil y las comunidades organizadas participen y decidan. Sin embargo la búsqueda de esa salida concertada no puede llevarnos a olvidar, que los intereses estratégicos de la oligarquía colombiana y del capital transnacional no van resolver nunca las necesidades vitales ni de la población colombiana marginada y empobrecida ni de la clase trabajadora. Entendemos la participación en los procesos de paz como continuidad de la oposición política con una visión de país diferenciada de la visión burguesa, colonialista y patriarcal de la oligarquía colombiana.
Otro tema que ocupó nuestras discusiones fue la caracterización del sujeto político en la migración y en el exilio. No creemos que la condición de las personas en exilio se deje simplificar a través de una definición homogénea, unívoca y exclusiva como víctima. Los procesos de victimización son más complejos y afectan no sólo a las personas en exilio sino también a las personas que han migrado por otras razones ligadas a la negación de derechos fundamentales como el trabajo, la educación, la salud o el derecho a decidir sobre sus vidas. La participación entonces no se puede dar en los marcos de la definición de víctima, sino que debe buscar la reafirmación de personas migrantes y en exilio como sujetos de derechos y con capacidad de autorepresentación, tanto en los marcos del Estado nacional colombiano como en los de los Estados de exilio y migración.
Igualmente afirmamos la necesidad que la migración y el exilio estén presentes en todos los espacios en donde se definan políticas y acciones que les incumban. En consonancia con eso, el Congreso de los Pueblos en Europa no pretende una representación exclusiva de la diáspora colombiana sino que concibe la migración y el exilio como una multiplicidad de procesos. Entendemos su representación como diversa, generadora de espacios de encuentro y diálogo con otras experiencias de resistencia y que apueste más a procesos de construcción de comunidad y de poder alternativo y popular. Para el Congreso de los Pueblos en Europa es importante que esos procesos de construcción de representaciones y participación política se asuman desde una perspectiva antipatriarcal, antirracista y decolonial. En ese sentido encontramos relevante que la coordinación, la conducción y la representación en todos los espacios sean construidas desde la paridad de géneros, el reconocimiento e inclusión de la diversidad de saberes y con una nueva ética en el ejercicio de la política. De igual manera se deben considerar también los aspectos generacionales, las subjetividades, las identidades y las diferentes orientaciones sexuales. Reafirmamos nuestro compromiso con la solidaridad internacionalista, con la lucha contra el patriarcado, el capitalismo y contra el modelo colonialista-racista.
Lxs congresistas populares ratificamos nuestro compromiso con la búsqueda de la paz con justicia social, memoria y equidad. En consecuencia exigimos que se respete y cumpla el acuerdo firmado el 30 de marzo, iniciando la fase pública de las conversaciones entre el Ejército de Liberación Nacional y el gobierno colombiano.
Agradecemos el acompañamiento y participación del pueblo de Otxandio y de su alcalde Urtzi Armendariz Alzaga (EH Bildu), del Foro Social por la paz de Euskal Herria, del Comité Internacionalista de Zaragoza, de Iniciativa Solidaria internacionalista de Burgos, de la asociación Paz con Dignidad, de la Marcha Patriótica del País Vasco, de los y las compañeras latinoamericanos y de los procesos organizativos del Congreso de los Pueblos en América Latina.
En este contexto hacemos un llamado para que no se siga aplicando una legislación de excepción que impide la libertad de lxs prisionerxs vascxs y su retorno a Euskal Herria. Abogamos también para que el gobierno español, que saluda la solución del conflicto armado entre las FARC y el gobierno colombiano, no siga haciendo lo indecible para impedir un proceso de soluciones en el caso vasco.
A la comunidad internacional, a la sociedad colombiana, a nuestros compañerxs queremos decirles que salimos de este evento fortalecidxs para seguir construyendo comunidad y Congreso de los Pueblos tanto en Colombia como en el exterior.
La paz son cambios para la vida digna en Colombia y en el exterior… Vamos por más.