Una cita, una más que optimista cita de Darwin, elegida por los editores para abrir el libro, es la fuente inspiradora de los trabajos aquí recogidos: «Grande es el poder de la falsificación de los hechos; pero la historia de la ciencia demuestra que, afortunadamente, no es un poder duradero». 27 mitos en total, desarrollos […]
Una cita, una más que optimista cita de Darwin, elegida por los editores para abrir el libro, es la fuente inspiradora de los trabajos aquí recogidos: «Grande es el poder de la falsificación de los hechos; pero la historia de la ciencia demuestra que, afortunadamente, no es un poder duradero».
27 mitos en total, desarrollos en artículos breves, de unas 10 páginas, asequibles a todos nosotros, seamos o no seamos personas con formación científica, escritos por reconocidos especialistas en los temas. Desde la inexistencia de actividad científica entre la Antigüedad y la revolución científica de los siglos XVI y XVII hasta la existencia de una clara línea de demarcación entre la ciencia y la pseudociencia pasando por la afirmación de que el experimento de Michelson-Morley allanó el camino a la teoría especial de la relatividad o que las teorías de Wallace y Darwin eran prácticamente idénticas.
No es necesario estar de acuerdo con todas las tesis y argumentaciones desarrolladas en los diferentes apartados del libro para recomendar su lectura.
Los editores son, a su vez, autores de sendos capítulos: Ronald L. Numbers del que lleva por título «Que el darwinismo social ha tenido una profunda influencia en el pensamiento social y político, especialmente en Estados Unidos» y Kostas Kampourakis del titulado «Que Gregor Mendel fue un pionero solitario de la Genética, muy por delante de su tiempo».
La dedicatoria nos informa de la cocina del libro: «Para Nicholas Rupke y sus colegas de la Washington and Lee University por acoger el fantástico Congreso que dio lugar a este libro en mayo de 2014». Con algo más de detalle: el libro fue concebido en otoño 2009, cuando Kostas Kampouralis leyó y se sintió inspirado por otro libro de su compañero Ronald Numbers, Galileo fue la cárcel y otros mitos acerca de la ciencia y la religión, también publicado por Biblioteca Buridán en 2010. Fue entonces cuando imaginó «un libro similar dedicado básicamente a algunos de los mitos existentes en el campo de la educación científica».
El ensayo está dividido en cuatro apartados: 1. Época medieval y moderna. 2. Siglo XIX. 3. Siglo XX. 4. Cuestiones generales. Nueve de los 27 mitos, el 33%, están directamente con la obra de Darwin y neodarwinismo. La influencia del gran científico inglés es enorme en la ciencia y en la historia de la ciencia
Los autores, por supuesto, no se andan con rodeos. Un ejemplo: «No hay prácticamente pruebas históricas a favor del mito de una Tierra medieval plana. Los clérigos cristianos ni ocultaron la verdad ni reprimieron el debate sobre el tema. Colón era un buen hijo de la Iglesia que creía que su obra revelaba los planes de Dios; él no demostró que la Tierra era redonda; simplemente se le cruzó un continente en el camino» (p. 37). En torno a la inexistencia de actividad científica entre la antigüedad clásica y la revolución científica, el autor, Michel H. Shank, escribe sin rodeos: «La perpetuación del mito se basa normalmente en una «autoridad» perteneciente a un ámbito (en el caso de Sagan al de la astronomía) que pontifica sobre otro ámbito (por ejemplo, el de la historia de la ciencia)». No era dado Sagan a pontificar y no es imposible que, en algunos casos, no digo en este, los desmitificadores no hayan desmitificado lugares comunes tomando pie en otros mitos recientemente extendidos. Por lo demás, la perspectiva católica está presente en varias aproximaciones.
Más allá de la curiosidad, del saber por el saber, ¿a quién importa, por qué debe importarnos la discusión equilibrada de estas afirmaciones que se han convertido en verdades indiscutidas de la historia divulgativa de la ciencia en muchas ocasiones? La razonable respuesta de los autores: «tiene que importarnos porque los mitos históricos acerca de la ciencia dificultan la alfabetización científica y presentan una imagen distorsionada de cómo se ha hecho -y cómo se hace también hoy- la ciencia» (p. 16). Contradiciendo a Darwin, la historia real de la ciencia demuestra el poder y la duración de los mitos en historia de la ciencia y, desde luego, en otras disciplinas científicas de carácter histórico. Basta pensar, en otro orden de cosas, en el tratamiento de la Revolución francesa como una revolución burguesa. El mito permanece a pesar de lo mucho escrito, de lo tantas veces refutado.
Si se me permite una recomendación, yo empezaría la lectura del libro por la presentación y por los apartado dedicados al método científico (mito 26), al lanzamiento del Sputnik (mito 23) y al llamado darwinismo social y su relación efectiva con la obra de Darwin (mito 17). Para coger gusto, como aperitivo que permite proseguir la lectura con más entusiasmo.
Una sucinta aproximación a los autores puede verse en las páginas 289-295; un completo índice analítico y nominal entre la 297 y la 305; las notas, todas ellas al final del libro para evitar penosas lecturas bidimensionales, pueden leerse con interés bibliográfico básicamente en las páginas 255-287.
Acaso un breve glosario hubiera sido de ayuda al lector en algunos casos.
No es necesario seguir el orden indicado en la lectura. Los capítulos son autocontenidos y lector/a puede elegir al azar o siguiendo sus preferencias o inquietudes. Mi caso por ejemplo.
Vilassar de Mar, Biblioteca Buridán, 2017, 305 páginas (edición original 2015). Traducción de Josep Sarret.
Fuente: El Viejo Topo, diciembre de 2017
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