GEOPOLÍTICA UNO son crónicas de lo que ha sido, entre 2011-2014, el “pensar” y actuar estadounidense en la geopolítica mundial. Sirven para consultar el pasado e interpelar el presente: La institucionalidad del orden mundial capitalista (ONU, OEA, FMI, BM, BID, USAID, OCDE); los rezagos monárquicos; la génesis de las élites del poder mundial; la expansión del nazi-sionismo; la consolidación de los partidos y movimientos de ultra derecha; “la guerra sin fin”; el Ejército Islámico; las contradicciones Oriente-Occidente (Israel, Palestina, Ucrania, Siria, Libia, Irán, Rusia, China; la Unión Europea; el Reino Unido; Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Ayotzinapa); la unipolaridad y multipolaridad; el BRICS; las iglesias católica y protestante -pedofilia y santificaciones-. Mucho más.
No hay algo que ocurra en el presente que se explique sin entender sus antecedentes históricos. Este libro es historia e historiografía. Interpretación y comprensión de hechos, documentos, mitos, doctrinas, leyes, políticas, tratados, acuerdos, declaraciones, derechos humanos, normas. Ejercicio hermenéutico. Entendimiento dialéctico. Fuente de consulta para estudiantes, académicos y personas interesadas por entender la geopolítica global de nuestro tiempo.
El 11 de noviembre de 1620, imbuidos del mito del “Destino manifiesto” y a bordo del Mayflower, los irlandeses calvinistas extremistas, invadieron el territorio norteamericano. Dos eran sus propósitos centrales: Adorar a Dios a su manera y exterminar a todo pueblo o individuo que se interpusiera en su objetivo invasivo y avasallador. Desde entonces, tras 404 años, sus descendientes no han cesado en su afán destructor de culturas y civilizaciones y depredador de la naturaleza. Cada día cobra mayor vigencia y actualidad aquello de que Estados Unidos no nació de una Guerra de Independencia contra el colonialismo británico, sino dos siglos antes, en 1619, con la intención premeditada de imponer la esclavitud a los negros y comerciar sus cuerpos como fuerza de trabajo. Según la versión que ahora divulga el New York Times, la guerra de independencia o “Revolución de las Trece Colonias” no fue un movimiento contra los impuestos injustos, instaurados por la Corona británica, sino una rebelión que buscaba preservar el sistema esclavista. En septiembre del 2002, reinterpretando aquel mito y, con la arrogancia genética que lo identifica, el ex-presidente George W. Bush fijó los principios de la “Nueva Doctrina de Seguridad Nacional Estadounidense para El Nuevo Siglo Americano” (PNAC):
- Mantenimiento de la primacía militar estadounidense;
- Adopción de la guerra preventiva como complemento a la disuasión tradicional; guerra contra el terrorismo;
- Extensión del modelo EE. UU. de liberalismo capitalista y su modelo de democracia y libertad, al resto del mundo.
Puntualizó que: “Estados Unidos basa su internacionalismo centrado en sus propios valores y sus intereses nacionales”.
Dejó establecido el status de “excepcionalidad” de su nación: Estados Unidos está por encima de instituciones internacionales como la ONU, cuya creación impuso – con sus aliadas Francia e Inglaterra, a fines de la IIGM -para manipularla, sin sentirse obligado a seguir sus resoluciones ni a respetar sus acuerdos, que rigen y se aplican, al resto de los países miembros.
El texto original de la doctrina Bush fue escrito por su asesora afro-estadounidense, para la seguridad nacional estadounidense, Condolezza Rice. Nada de su contenido ha tenido variación alguna desde entonces, hasta hoy. Las “doctrinas” de Obama, de Trump, de Biden son su puesta en práctica por demócratas y republicanos. La llamada “guerra preventiva antiterrorista y contra el narcotráfico” es la “guerra sin fin” para la balcanización y extinción de los Estados “canalla” que, primero, fueron cuatro y hoy son ocho; el cerco a China; la fragmentación de Rusia; la destrucción de Siria e Irán. De todo esto, en su diacronía histórica, da cuenta este libro y los que le seguirán. Está estructurado por ejes temáticos y orden alfabético; manteniendo, las fechas en las que publiqué cada crónica.
Sus contenidos mantienen la vigencia que les otorga la realidad, sus contradicciones, su perspectiva interpeladora del presente. Ejercicio que exige información y conocimiento. E ideología. Claro está. ¿Por qué tengo que entender lo que no afecta mi inmediatez? Tal vez, porque los cambios en la geopolítica mundial la están afectando y la afectarán de modo imprevisible. No cuentan las emociones. Se necesita reflexionar para actuar. Para esto hay que estar enterado. Más allá, de una mirada complaciente, cómoda. Ilustra lo que digo el “descarrilamiento” de la Pandemia del Covid-19 y lo que ocurre con sus efectos. Igual, con la “guerra sin fin”. Ahora, para las limpiezas étnicas y la extinción; con armas “no convencionales”: biológicas y cibernéticas, en la tierra y desde el espacio. Todo se anticipó entrado el nuevo siglo y se puso al descubierto, y sin ambages, en el 2014.
Las crónicas de este libro aproximan algunos antecedentes desde el 2011 hasta el 2014. Los siguientes lo harán desde el 2015 al 2023. El lector, desinformado del porqué y el para qué de lo que ocurre en el mundo, encontrará aquí sus antecedentes históricos. También los informados. Están los hechos, los actores, la historia. Uno de esos años, que suelen identificarse como de “inflexión”, fue el 2014. Todo, lo que venía siendo, empezó a cambiar. ¿Se trataba de hechos que advertían la superación dialéctica de la hegemonía estadounidense y occidental? ¿La desenajenación de su moral impuesta? ¿El final necesario a su finalidad fatal? ¿Sentido de realidad? ¿Anticipo de un devenir ordenado, no caótico? ¿Con una racionalidad subyacente, independiente de la voluntad de sus promotores, sus conductores, sus mentores? La historia lo dirá; pero, hay que estar preparados. He agregado subtítulos a los títulos de cada crónica. Dan cuenta del contenido de cada una. Encontrará mucho más. Las referencias bibliográficas, cuando debí hacerlas, figuran en los textos mismos. Las crónicas tienen la mirada de un latinoamericano. Más precisamente, de un peruano, del “País de Jauja”. Desde el subcontinente “en tinieblas” como dijera el libertador Bolívar hace 209 años en su “Carta de Jamaica”; pero, con el fulgor de Cuba, Nicaragua, Venezuela, Brasil, Bolivia iluminando su horizonte libertario.
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