1. Karl Marx (1818-83) fue un revolucionario e intelectual internacionalista. Nació en Alemania e hizo profundos estudios de filosofía, economía, historia y política, al mismo tiempo que fue participante directo en congresos e importantes reuniones obreras. Es el más grande analista y crítico del sistema capitalista, sistema de explotación al que se opuso durante […]
1. Karl Marx (1818-83) fue un revolucionario e intelectual internacionalista. Nació en Alemania e hizo profundos estudios de filosofía, economía, historia y política, al mismo tiempo que fue participante directo en congresos e importantes reuniones obreras. Es el más grande analista y crítico del sistema capitalista, sistema de explotación al que se opuso durante toda su vida. Su obra más vasta consta de varios tomos de estudios económicos, siendo su libro El Capital, el más importante. Sus trabajos sobre filosofía, también fundamentales, fueron esencialmente obras de juventud. Para respaldar su actividad política escribió muchos libros sobre historia política y acerca de revoluciones en los que la lucha de clases mantiene un papel central. El marxismo llegó a ser una ideología oficial en varios países, mientras en otros sus partidarios fueron perseguidos.
2. ¿Qué estudioso serio, especialista en filosofía, puede hacer a un lado los Manuscritos económicos y filosóficos, su Filosofía del derecho o la Miseria de la Filosofía escritos de 1844 a 1846? ¿Podrá dejar de consultar un fecundo economista los tres extensos volúmenes de El Capital, su Contribución Crítica de la Economía Política y sus Gundriche escritos en los sesenta y setenta del siglo XIX? o, ¿cuánto podrá entender un buen político sin consultar El dieciocho brumario de Luis Bonaparte, La guerra campesina en Alemania y Las luchas de clases en Francia? Esto sin hablar de los libros Manifiesto Comunista, el Antidhuring o Dialéctica de la Naturaleza escritos conjuntamente con Engels y un sin número de folletos y ensayos publicados para obreros en diferentes años. La obra marxiana es amplia y profunda.
3. Marx tuvo familia, esposa e hijas, pero nunca logró los ingresos necesarios para mantenerla porque desde muy joven sus estudios y actividades políticas, así como muchas expulsiones que sufrió, le impidieron una vida «normal». En esa vida familiar participó el «tío» Federico Engels (1820-95), también alemán, que muchas veces tuvo que ayudar con dinero a la familia de su amigo. Engels no sólo fue un importante protector de la economía doméstica de Marx, además realizó estudios con él, publicó obras independientes y por divulgar y hacer más accesible las obras de Marx ha sido criticado por Lukacs y muchos teóricos marxistas, de «deformarla». Engels, quien no pudo alcanzar la estatura teórica de Marx, defendió la obra de su fiel compañero en aquellos años en que la socialdemocracia se fortalecía en los países europeos.
4. El marxismo, como ideología del proletariado en lucha contra la explotación capitalista, se extendió en el mundo a finales del siglo XIX a pesar de la dura crítica de los anarquistas encabezados por Bakunin. Mientras Marx y sus seguidores defendían la necesidad de la organización de un partido del proletariado que luchara por la toma del poder del Estado para la construcción de la sociedad comunista, los anarquistas plateaban organizaciones informales de trabajadores para luchar contra todo tipo de autoridad, partido y de Estado que -aunque marxistas- mantenían el germen para convertirse en un nuevo poder contra los explotados. La confrontación entre marxistas y anarquistas se dio en la primera internacional (1864-76) y fue importante para la desaparición de ésta. El anarquismo se ha fortalecido entre los jóvenes a partir de 1968.
5. Sin embargo el marxismo se extendió mucho más a partir del triunfo de la revolución rusa en 1917. Lenin, Trotski y Stalin, líderes del partido bolchevique, se convierten en los más grandes propagadores de Marx a pesar de sus evidentes diferencias. Se ha demostrado que el primero fue el «rusificador» del marxismo europeo, el que lo adaptó a las condiciones de la Rusia zarista y semifeudal; el segundo, con más influencias europeas, fue su cercano intérprete y el tercero, adaptándose a la realidad, usó el marxismo para liquidar a su oposición y para implantar un sistema totalitario. Alrededor de esas polémicas, que abarcaron por lo menos hasta los años ochenta, se escribieron miles de obras. Sin embargo, por ser diferentes lecturas del marxismo, nadie podrá decir la última palabra, a pesar de que cada iglesia o capillita crea tener la verdad.
6. Algunas corrientes han fundamentado que el marxismo es una ciencia, aunque por su extendido y popular manejo se le haya convertido en una ideología. Esta se extendió aún más después de la segunda guerra cuando unos 14 países pasaron a formar el bloque prosoviético de «países socialistas del Este». El marxismo entonces, después de la URSS, se convirtió en ideología oficial de aquellos países; más a partir del triunfo de la revolución china en 1949. El marxismo se extendió en todo el mundo con la fundación de partidos comunistas que llegaron a poseer mucha fuerza, sobre todo en Italia y Francia donde organizaron frentes populares y se convirtieron en opciones de poder. Aunque desde los treinta se hacían juicios críticas al marxismo desde el marxismo, ésta se desarrolló contra el stalinismo, la burocracia «socialista» y contra el mismo Lenin.
7. La muerte de Stalin en 1953 y el fin de su dictadura de 30 años, provocó el «deshielo» en la URSS, en el bloque de naciones «socialistas» y en los partidos comunistas del mundo. En la URSS, en vez de surgir un gobierno que limpiara de manera total las terribles medidas del stalinismo subió el equipo de Jruschov buscando la conciliación y la coexistencia pacífica con el imperialismo yanqui mientras este practica una política de intervenciones, ocupaciones y de guerra contra muchos países del mundo. Fue la causa del surgimiento del maoísmo en China, su fortalecimiento en países que luchaban contra la explotación y el hambre e, incluso, la reivindicación del stalinismo como contraposición a Jruschov. A partir de entonces la polémica chino-soviética se enriquece y la producción teórica sobre el futuro de marxismo se fortalece.
8. Marx parece estar más presente que nunca. Las páginas de la revista española El Viejo Topo y sus «extras» (que en México pude comprar y leer ávidamente de octubre de 1976 a abril 1981) se convierten en un centro de la polémica marxista y libertaria. Cientos de teóricos analizaron con profundidad la llamada crisis del marxismo, la socialdemocracia, el eurocomunismo y la política mundial. Los libros de Deutscher, de Bettelheim, Carr, Castoriadis, Claudín, así como los ensayos y polémicas de Colleti, Semprum, Krivine, Balibar o Busi-Glucksman, sumando los ensayos de los Cuadernos Pasado y Presente editados por Siglo XXI de Argentina, volvieron a poner al marxismo y las corrientes libertarias al orden del día. Quizá fueron los últimos años de las grandes polémicas, antes que el neoliberalismo entrara con toda su fuerza y enorme poder.
9. En 1989 vino el desplome del llamado «campo socialista» con las fuerzas combinadas del imperialismo mundial y el Papa Juan Pablo II sobre una terrible burocracia estatal corrupta que se adueñó del llamado «bloque socialista». El ascenso de Gorbachov en 1985 y su intento cuatro años después de reestructurar la Unión Soviética convirtió a Boris Yeltsin en una figura sobresaliente del bando reformista, lo cual le llevó a entrar al Soviet Supremo. En 1990 Rusia declaró su independencia de la URSS y en las primeras elecciones multipartidistas realizadas ese año, Yeltsin ganó la presidencia del país. Pero su obra cumbre fue la destrucción de la Unión Soviética en diciembre de 1991, que acabó con 74 años de un mal llamado comunismo e inauguró un caos que duró hasta el ascenso de Vladimir Putin como presidente en marzo de 2000. Así Marx fue repudiado desde 1989.
10. No me cabe la menor duda de que Marx como sabio y revolucionario de su tiempo será reivindicado, además que es imposible entender la economía, la filosofía y la historia política sin su interpretación científica e ideológica. Pero Marx no fue un dios porque tampoco éstos existen; mucho menos lo fueron o podrán serlo, sus seguidores e interpretes varios por más importante papel que hayan jugado. Los anarquistas como Bakunin, Kropotkin o Flores Magón enseñaron que no pueden existir dioses ni amos, mucho menos jefes, caudillos, caciques o preclaros dirigentes. Hay indudablemente personajes notables como productos históricos donde indiscutiblemente se distingue Marx, pero nada más. Quien quiera pensar y decidir por cuenta propia tendrá que arrojar al basurero de la historia los restos o deshechos llenos de cadaverina. ¿Qué vamos a hacer?