Desde hoy nuestro deber es defenderte de ser dios.
(1924)
Más que el canto de la vida
Más que la muerte misma
Más que el dolor del recuerdo
Más que la angustia del tiempo
Es tu presencia en el alma del mundo
Tú hombre de alto clima
Tú corazón de fuegos dominados
Al entrar en la tumba
Fuiste como un sol de repente en el invierno
Fuiste como un verano en la muerte
Contigo la muerte se hace más grande que la vida
Los siglos reculan ante tu tumba
Selvas y ríos vienen en peregrinación
Y los países se arrodillan
Las ciudades desfilan como banderas y como quioscos de música
Las aldeas más lejanas son coronas ardientes
El sol distribuye flores en los caminos para tu fiesta
Que es la fiesta del hombre
Las olas saltan unas sobre otras para llegar primero
A traerte el saludo de sus comarcas remotas
El ruido de los mares
Se confunde con el canto de las multitudes
Tu muerte crea un nuevo aniversario
Más grande que el aniversario de una montaña
Has vencido has vencido
Una fecha tan profunda como esta no han labrado los hombres
Has abierto las puertas de la nueva era
Tu estatura se levanta
Como un cañonazo que parte en dos la historia humana
Un hombre ha pasado por la tierra
Y ha dejado cálida la tierra para muchos siglos
Contigo la muerte se hace más grande que la vida
Tú eres la nobleza del hombre
En ti empieza un nuevo linaje universal
Y así como tu vida era la de la vida
Tu muerte será la muerte de la muerte
Un hombre ha derrumbado las montañas
Al fondo de los siglos se oyen los pasos de millones de esclavos
Se van alejando sobre el tiempo y el tiempo retumba de eco en eco
No hay más distancia de una tribu a otra
Tu voz de semilla que traen los vientos venerables
Tu voz Lenin cambia la raza humana
Y hace una sola tierra de tantas tierras hostiles
Tú eres la forma de los siglos que vienen
Tú eres el sosías del futuro
El bramido del odio vuelto canto de amor
Obedeciendo a los impulsos de la tierra
Gritaste a las conciencias que no sentían el gran ritmo
Tu clarín no permite que haya disidentes
Sombras que se caen del hombre y se dejan morir sobre las rutas
Un hombre ha pasado por la tierra
y ha dejado su corazón ardiendo entre los hombres
Tú eres la imagen de los siglos que vienen
Y esa es la voz del sembrador
Y los hombres levantan sus martillos
Y los martillos se quedan suspensos en el aire
Levantan sus hoces y las hoces se queden en la luz
Todos oyen Todos oímos
Ese latir de tu corazón más allá de la muerte
ese latir de tu corazón que te vuelve a nosotros y te hace presente
Podrías decir desde la muerte
Estrellas yo puse en marcha a los hombres
Eres el ruido de una aurora que se levanta
Eres el ruido de todo un mundo que trabaja de todo un mundo que canta
Eres el ruido de un astro victorioso recorriendo el espacio
Qué lenguaje es ese que golpea las rocas de la orilla
Qué aliento es ese que ondea los trigales infinitos
Qué palabras son esas que iluminan la noche
Y ese latir de tu corazón más allá de la muerte
Hemos recogido tus palabras
Para que todo sea humano y verdadero
Para hacer hombre al hombre
Y cuando tu voz haya resonado en todo el mundo
Los tristes los siervos los ilotas
Desaparecerán en las profundas madrigueras
Y saldrán hombres por todos los caminos
Qué lenguaje es ese que mata el hambre y apaga la sed
Qué palabras son esas que visten de calor
Saltan las cadenas y con ellas salta el hombre
Murieron los últimos esclavos los últimos mendigos
Que tenían todas las lejanías de la tierra en sus manos tendidas
Y se oye ese latir de tu corazón más allá de la muerte
El hombre que hace gemir el yunque
El hombre que hace llorar la piedra
El hombre que lanza las semillas cerradas a los surcos
El hombre que levanta casa
El hombre que construye puentes
Y el que escucha el canto de los pájaros
Y el que cuenta las estrellas sentado en medio de la noche
El hombre que fabrica instrumentos y máquinas
El hombre que cambia la manera de las cosas
Y las formas de la tierra
El hombre que amasa el pan y tiene olor a levadura en la mirada
El hombre que conduce rebaños de montaña en montaña
El hombre que guía caravanas en los desiertos más
largos que su propia memoria
Todos oyen
Ese latir de tu corazón más allá de la muerte
El hombre que piensa que canta
El hombre solitario como la campanada de la una
Las muchedumbres que se mueren lentamente
Todos oyen todo oyen tu corazón más allá de la muerte
Tu corazón repicando adentro del sepulcro
Contigo la muerte se hace más grande que la vida
Los siglos reculan ante tu tumba
Selvas y ríos vienen en peregrinación
Y los países se arrodillan
Desde hoy nuestro deber es defenderte de ser dios.
*La imagen corresponde al retrato de Huidobro realizado por el artista Pablo Picasso.