El retorno de la democracia en Chile trajo consigo una agenda político institucional orientada por valores y principios democratizadores, de corte social demócrata. La Concertación definió estos valores y principios como rectores de la modernización del Estado. Los aplicó en el proceso de democratización municipal, mediante la elección libre y democrática de Alcalde y Concejales. […]
El retorno de la democracia en Chile trajo consigo una agenda político institucional orientada por valores y principios democratizadores, de corte social demócrata. La Concertación definió estos valores y principios como rectores de la modernización del Estado. Los aplicó en el proceso de democratización municipal, mediante la elección libre y democrática de Alcalde y Concejales. Con ello, fortaleció el proceso de democratización y descentralización del poder. La descentralización, como proceso político administrativo, estuvo presente en la agenda de la Concertación durante 20 años.
¿Cuáles fueron los mayores logros de la Concertación? i) la legitimación del proceso de descentralización y el avance en la institucionalidad del proceso, por medio de la creación de los Gobiernos Regionales y el incremento de los recursos de inversión de decisión regional; ii) ciertos avances en el desarrollo de las regiones, mediante la infraestructura vial y servicios de interconexión, iii) la identificación del municipio como un actor institucional de relevancia en el desarrollo de las comunidades locales; iv) la instalación de la necesidad de democratización de la elección de los consejeros regionales, concretizada en el gobierno de Bachelet mediante el cambio constitucional necesario para su implementación; y v) el inicio serio y prospectivo del traspaso de competencias institucionales a los gobiernos subnacionales, en áreas sensibles para el desarrollo de las regiones.
Los logros indican que estos 20 años abrieron un camino. Sin embargo, se observan falencias importantes que se resumen en: i) se trató de un proceso de descentralización trastocado, puesto que mayormente existió una desconcentración de los recursos y no una descentralización efectiva del poder ; ii) se produjo en ausencia de una discusión ciudadana respecto de lo que debiese ser la descentralización, lo que obedecería principalmente a la falta de voluntad política para crear instancias de discusión y al exacerbado rol que tiene la figura de Presidente en la institucionalidad chilena; iii) el proceso de descentralización fue dirigido centralmente, sin mayor participación de las regiones, es decir, de arriba hacia abajo; iv) se aplicó un modelo de desarrollo que genera un alto nivel de concentración de la riqueza, en términos sociales y productivos, lo cual impacta negativamente cualquier política de descentralización; y v) faltó un proyecto de modernización municipal consensuado entre los actores locales, los partidos políticos y el ejecutivo. Comparado con el proceso de modernización estatal, se avanzó poco o nada en un concepto de municipio moderno y a la altura de los actuales desafíos de la sociedad chilena, en términos de democratización, financiamiento y fomento del desarrollo de las comunidades locales.
La pregunta de hoy e; ¿por dónde podemos seguir? En términos de propuestas, se puede plantear: i) el proceso de descentralización debe fomentar los espacios de participación democrática de la ciudadanía en los gobiernos subnacionales, es decir, un política descentralización de abajo hacia arriba, que por supuesto debiera culminar con el proceso de democratización de los Gobiernos Regionales mediante la elección directa y popular del presidente del GORE; ii) se debe mejorar los planos de competencias institucionales de los gobiernos subnacionales, buscando sinergias y coordinaciones entre los Gobiernos Regionales y Comunales, sustentados en los principios de autonomía política y fiscal; iii) se debe entregar roles más efectivos a los Gobiernos Regionales y Locales en la regulación económica de los territorios, pero también en la capacidad de fomentar e inclusive de participar de actividades productivas estratégicas para el desarrollo de una región, como también la capacidad efectiva de recaudación de impuestos a las actividades productivas regionales y locales; y iv) legitimar un proyecto de modernización municipal de carácter popular y autogestionario, que ponga en el centro a las comunidades locales como artífices de su propio desarrollo.
Cullipeumo, marzo de 2010.-
* Administrador Público; Magíster en Gestión y Políticas Públicas; Prof. Escuela Latinoamérica de Postgrado – Universidad Arte y Ciencias Sociales de Chile.