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La lucha de "Ciudadan@s por la Memoria"

Derribando estatuas de la Dictadura

Fuentes: Punto Final

El historiador y académico de la Universidad de Chile Sergio Grez Toso, dice que la campaña para que la Armada retire el monumento al almirante José Toribio Merino Castro y que un buque de esta institución deje de llamarse Merino es una batalla política y cultural por la memoria. Está dirigida a las nuevas generaciones […]

El historiador y académico de la Universidad de Chile Sergio Grez Toso, dice que la campaña para que la Armada retire el monumento al almirante José Toribio Merino Castro y que un buque de esta institución deje de llamarse Merino es una batalla política y cultural por la memoria. Está dirigida a las nuevas generaciones de chilenos y chilenas y, especialmente, a los futuros cuadros de las instituciones armadas.

La trayectoria sediciosa, desleal, racista y xenófoba del ex comandante en jefe de la Armada durante la dictadura tiene, para Sergio Grez, importancia capital en lo que denomina el «saneamiento democrático» del país. Chile está plagado de vestigios de «glorificación» de la dictadura.

Grez comenta que esta campaña tiene su precedente en una anterior, impulsada por ciudadanos cuyo objetivo fue lograr en la comuna de Providencia el cambio de nombre de la Avenida 11 de Septiembre. Algunos integrantes de ese grupo, además de marinos constitucionalistas de 1973, participan ahora en Ciudadanos por la Memoria. Influyó, asimismo, en la gestación de esta iniciativa una conversación entre Grez y su colega historiador Jorge Magasich, residente en Bruselas, quien ha estudiado a fondo la historia de los marinos antigolpistas de 1973.

«Evidentemente, Ciudadanos por la Memoria puede seguir trabajando más allá, pero hay que actuar pausadamente y analizar más adelante cómo avanzaremos en relación a la denuncia de otros símbolos que alaban a violadores de derechos humanos», dice. Sin ir más lejos, la biblioteca de la Academia de Guerra del ejército, donde se forman los oficiales de estado mayor, lleva el nombre de Augusto Pinochet. Vestigios como estos se encuentran en muchos espacios públicos. En el sector de La Junta, comuna de Cisnes, en la carretera Austral, existe un monolito que recuerda al ex dictador y en las inmediaciones de La Moneda, hasta hoy, una calle lleva el nombre de Almirante Gotuzzo, ministro de Hacienda de la dictadura.

«Hemos formulado un llamado por las redes sociales a quienes quieran unirse a esta iniciativa de saneamiento moral y democrático. Parte de esa labor es construir un catastro de estos símbolos: monumentos, plazas, nombres de calles, placas conmemorativas u otros íconos, que no siempre están a la vista del gran público, a fin de desarrollar campañas de denuncia y movilización ciudadana en su contra», argumenta Grez.

CAMPAÑA DE SANEAMIENTO

La sociedad chilena ha evolucionado y dejado de identificarse con los valores de la dictadura. ¿Qué sentido tiene esta campaña en ese contexto?

«Necesitamos poner a tono la cultura cívica chilena con los sentimientos mayoritarios de la ciudadanía y evitar que algunos personajes sean ejemplo a seguir por generaciones futuras. No es posible que quienes se forman en la Armada tengan como referencia positiva a un sedicioso, que se insurreccionó contra la autoridad legítima del presidente de la República y que ordenó encerrar bajo custodia militar a su propio superior, el comandante en jefe de la Armada, Raúl Montero.

Repudiamos acciones criminales realizadas por personajes que practicaron sistemáticamente una política de exterminio. Es por esto que hablamos de una campaña de saneamiento; porque no es posible que queden como ejemplo. Su ensalzamiento es tan inconcebible como si en Alemania existieran estatuas en honor a Hitler, Goebbels o Goering».

El nazismo fue derrotado política y militarmente, mientras los golpistas de 1973 no han sufrido una derrota categórica.

«En Chile ha ocurrido una transición pactada, cuyo resultado ha sido una democracia vigilada por los poderes fácticos que, además, ha mantenido el modelo neoliberal. Sin embargo, los sectores de ultraderecha han sufrido una derrota política en los últimos años. La prueba más clara es la conmemoración de los 40 años del golpe. Hasta el ex presidente Piñera ha reconocido los crímenes de la dictadura y habló de los ‘cómplices pasivos’, para referirse a los civiles que apoyaron el golpe y las violaciones de los derechos humanos. También realizó algunos gestos para lograr mayor equidad en la aplicación de las penas por violaciones de los derechos humanos, al trasladar a los principales ejecutores de estos crímenes desde la cárcel Cordillera a Punta Peuco».

¿Por qué es tan importante la memoria, en una sociedad que permite toda clase de ideologías, mientras esas ideas no se materialicen en actos delictivos?

«No es posible construir futuro distorsionando el pasado. O se impone la visión de las fuerzas ultrarreaccionarias que justificaron el golpe y el terrorismo de Estado, o predomina la visión de quienes levantamos la defensa irrestricta de los derechos humanos, incluidos los derechos de nuestros adversarios políticos. Los historiadores buscamos construir una historia que restablezca los hechos, abandonando la simple mitificación del pasado con el propósito de justificar actuaciones, como sucede con los partidarios acérrimos de la dictadura.

De una vigorosa reacción ciudadana depende que estos símbolos sean eliminados. Si la ciudadanía no reacciona, las autoridades tampoco lo van a hacer, porque las mismas personas que están ahora en el gobierno fueron quienes permitieron que se erigieran estos monumentos. Cabe recordar que la titular de Defensa, en 2002, cuando se levantó la estatua de Merino, era la actual presidenta de la República. Bachelet no puede excusarse, como lo hizo recientemente diciendo que la decisión debe tomarla la Municipalidad de Valparaíso, ya que la estatua está en los jardines del Museo Marítimo y Naval, esto es, en un recinto de la Armada. Y el barco y las salas que llevan el nombre de Merino también dependen de la Armada, colocada bajo la autoridad de la jefa de Estado.

Se supone que las FF.AA. son disciplinadas, obedientes y no deliberantes en su relación con el poder civil. En la actualidad, bastaría un acto de la presidenta de la República, que es la generalísima de las FF.AA., acompañado de movimientos ciudadanos como el nuestro, para terminar con esta afrenta para las víctimas de la dictadura.

El Estado no puede ser amoral o neutro respecto del terrorismo de Estado. No se trata de juzgar una ideología política. Lo que estamos pidiendo es que no se glorifique el crimen, la sedición, el golpismo, el terrorismo de Estado, la xenofobia o el odio a los países vecinos. Porque todo eso representó José Toribio Merino: desde los ‘auquénidos metamorfoseados que aprendieron a hablar pero no a pensar’, en referencia a los bolivianos, hasta opinar que las muchachas embarazadas son un mal ejemplo para sus compañeras y deben ser expulsadas de los colegios. Es inconcebible que el nombre de un personaje de esta calaña sea homenajeado con un auditorio ubicado en la ex Academia de Guerra Naval, un salón del Museo Naval (ex Escuela Naval) con un monumento y con el nombre de un buque de la Armada».

FF.AA. INMUTABLES

¿Hay evolución al interior de las FF.AA.?

«Durante estos 24 años no se ha avanzado un ápice en la democratización de las instituciones armadas. Estas solo se han replegado a sus cuarteles. Los mandos más comprometidos con la dictadura pasaron a retiro por razones de edad, pero han sido reemplazados por otros oficiales nombrados por los mismos que estuvieron en cargos de responsabilidad durante la dictadura. Las FF.AA. siguen siendo un poder fáctico, sin que se haya cambiado su formación en las escuelas matrices.

No tenemos garantía de que en los planes de estudio se considere de manera consistente y adecuada una sólida formación en derechos humanos ni la seguridad de que se inculque a los cadetes el respeto a los valores democráticos y a las decisiones de la soberanía popular. Estamos seguros, además, de que la educación que están recibiendo es absolutamente clasista, porque el destino de una persona que ingresa a las FF.AA. está marcado por su origen social. Existen escuelas matrices de ricos, para oficiales, y de pobres, para suboficiales.

Se dice que Chile es una sociedad meritrocrática. ¡Pues bien!, que todos tengan la misma posibilidad de llegar a ser oficiales. Que existan escuelas matrices únicas y que sea sólo el mérito y no el origen social o los recursos económicos los que determinen que una persona llegue a ser oficial».

El recién nombrado comandante en jefe del ejército tiene un hermano procesado por violación de derechos humanos y fracasó el nombramiento de una subsecretaria que es hija de un militar torturador.

«La Nueva Mayoría ha argumentado que un funcionario no puede ser cuestionado por sus vínculos familiares. Eso es cierto solo parcialmente, porque no puedes poner al zorro a cuidar el gallinero. Esa persona podría desempeñar otras funciones, que no impliquen conflictos de intereses. Por otra parte, en su anterior gestión, como subsecretaria de Marina, Carolina Echeverría chantajeó a los marinos antigolpistas de 1973, pidiéndoles que retiraran las querellas contra sus torturadores a cambio de beneficios económicos.

Lo que ocurre en las FF.AA. es un reflejo del carácter de una transición espuria, negociada por la oposición moderada de entonces con las cúpulas de la propia dictadura. Esa negociación dejó hasta nuestros días intactas las bases del modelo económico neoliberal, que ha sido consolidado y legitimado por la Concertación. También dejó intacto el modelo político heredado, con algunas reformas que no alcanzan a alterar la construcción global».

HACIA EL CAMBIO

¿Será posible hacer transformaciones con el actual estado de las instituciones?

«Apoyándose en movimientos populares y ciudadanos, creo que sí. Nada es inamovible. Evidentemente, estamos hablando de procesos largos. Si nos remitimos a esta disputa por los símbolos, ya podemos mostrar como antecedente previo el cambio de nombre de la Avenida 11 de Septiembre. Allí hubo un movimiento ciudadano, que se articuló con la acción de concejales y una alcaldesa democrática y progresista, como Josefa Errázuriz, contando incluso con la neutralidad benevolente de un concejal de derecha, que al abstenerse permitió que existiera la mayoría necesaria para realizar el cambio.

¿El programa Nueva Mayoría tiene elementos democratizadores respecto a las FF.AA.?

«Al igual que en otros puntos del programa, las referencias a las FF.AA. son formulaciones genéricas y pueden interpretarse en cualquier sentido. No hay propuestas sobre las escuelas matrices ni acerca de la supresión de los símbolos que glorifican la dictadura, que son pasos ineludibles si se trata de democratizar el país. La superación del modelo económico neoliberal tampoco está considerada en el programa de la Nueva Mayoría, aunque constituye una necesidad inexcusable para aminorar las desigualdades.

La mayoría de la ciudadanía debe sentirse representada por una nueva Constitución generada democráticamente vía Asamblea Constituyente, y cuando digo la mayoría, me refiero también a las FF.AA., que, igualmente, deberían participar en los debates que tienen que acompañar el proceso constituyente, sin estar sujetas a la verticalidad del mando. Todos y cada uno de sus miembros, dentro y fuera de los cuarteles»

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Firme la petición en: www.avaaz.org/es/petition/Michelle_Bachelet_Presidenta_de_la_Republica_de_Chile_El_retiro_del_monumento_a_Jose_Toribio_Merino_Castro/?email

Publicado en «Punto Final», edición Nº 802, 18 de abril, 2014

www.puntofinal.cl