Los fragmentos de la Izquierda Revolucionaria y las Asambleas Territoriales tienen la palabra.
Por Carlos Lafferte
Los resultados de la última elección de convencionales tras el empeño neoliberal de legitimar su modelo de sociedad a través de procesos que puedan ser revestidos de “democráticos”, estableciendo con ello una base constitucional que les permitiera proyectar su dominación por décadas, han generado una situación inesperadamente favorable para la instalación de un proyecto autónomo desde el mundo social popular, que integre a quienes levantan objetivos reivindicativos, junto a quienes exigen la democratización plena de la sociedad, la defensa del equilibrio ecológico y la superación de todo tipo de discriminación, y a quienes levantan la lucha contra el capitalismo neoliberal y por la conquista del socialismo.
Ello, pues después de 40 años no se dibujaban con tanta claridad ante los ojos de las masas los dos grandes bloques sociales y políticos que se han enfrentado y se enfrentan objetivamente por definir el tipo de sociedad que debe ser superado y aquel otro que debe caracterizar no solo el futuro de nuestra sociedad, sino el de toda la humanidad.
En efecto, en la nueva situación política generada post elección de convencionales se muestran nuevamente los dos grandes bloques sociales y políticos que contienen, aun de manera oculta, una profunda contradicción de clases, oscurecida desde 1983, año en que se estableciera el acuerdo imperial con pinochetistas y concertacionistas, dirigido a poner fin a la dirección militar del Estado neoliberal y a poner a la cabeza de este a representaciones políticas civiles del neoliberalismo. Estas últimas encargadas de profundizar y legitimar política y socialmente la obra dictatorial, todo lo que se materializó a través de la llamada “transición a la democracia”, proceso protegido por el engaño y la fragmentación del mundo popular, cooptado desde la acción de democristianos y socialistas primero que, después de su agotamiento ante las embestidas democráticas populares, fuera reemplazado por la acción divisionista y de fragmentación dirigida por los autodenominados comunistas y por el gobierno neoliberal del Frente Amplio.
Con más de un millón trecientos mil votos Nulo, la segunda más alta votación, emergen de manera potencial en nuestra sociedad, señales del sujeto social y político de los cambios revolucionarios expresados en los Cordones Industriales y en el Poder Popular, en los años 72 – 73. Señales que se identifican con el sujeto social de los primeros paros sindicales del año 80, con la huelga de Panal. También presentes en las primeras protestas antidictatoriales y su demanda de derrocamiento de la dictadura y la instalación de una Asamblea Constituyente, hacia el años 83. Más tarde, presente en movilizaciones estudiantiles de los 2000 en adelante. Así como también en las grades luchas sociales populares identificadas en el llamado estallido social del 18 de octubre, aquel del “con todo, sino pa’ qué”.
Son los gérmenes de un bloque social popular que se expresa centralmente como rechazo al modo de vida que le impone el capitalismo neoliberal, que resiste ante su sistema depredador de sus vidas y se su entorno, y al que se agregan quienes desde décadas han avanzado desde sus reivindicaciones y derechos parciales hacia las luchas históricas de la clase obrera y el pueblo,asumiéndolas como un único proceso de anticapitalista, de democratización de la sociedad y de conquista del socialismo.
Socialmente este germen de un bloque social proletario y popular, estructuralmente definido desde las lógicas de exclusión, marginación, precarización y desestructuración de la vida social de las mayorías, puede llegar a extenderse hacia importantes sectores de los pueblos chileno y originarios, que son obligados a vivir en las mismas condiciones: el mundo de la pobreza neoliberal, entre ellos los excluidos y marginados en las poblaciones populares, trabajadores informales, trabajadores urbanos y rurales precarizados, trabajadores de instituciones públicas de salud y educación, estudiantes, sectores de profesionales precarizados y ligados a trabajo informal. Un 70% del país. Políticamente este germen de un Bloque Social Proletario y Popular involucra a lo que fuera la Izquierda revolucionaria de la década de los 60 y de los 80, y a los que hoy se representan desde la totalidad de sus fragmentos, los que han mantenido su definición anticapitalista y se han negado a ser parte de la institucionalidad neoliberal esencialmente corrupta y corruptora.
La situación post electoral de convencionales ha dibujado también con claridad el otro bloque social y político, representante, defensor y gestionador del modelo del capitalismo neoliberal: el Bloque Neoliberal. Este se expresa en sus dos instalaciones políticas formales: el sector fundacional, con su ala fascista, y el sector transformista, presente desde el primer gobierno concertacionista hasta el actual gobierno de Boric. Bloque Neoliberal que integra desde los Republicanos hasta el PC. Socialmente representa al empresariado transnacional y transnacionalizado, dependiente del Estado profundo y su instrumentos imperiales, ubicado en el sector financiero y en los ejes exportadores del modelo, en la salud, la educación, la previsión privadas. Se agregan a ellos sus altos ejecutivos, privados y públicos, más un sector de la pequeña burguesía comercial y profesional integrada al modelo y, un sector importante de la pobreza neoliberal.
Mirada la situación política desde aquí, la coyuntura convencional explicitada en el plebiscito del 17 de diciembre, sobre la base del impostor fraude constitucional neoliberal, se ha constituido en el primer combate entre ambos bloques en pugna, cuyos resultados impactarán fuertemente en la lucha popular.
El 17 diciembre de 2023 se definirá si tiene éxito el Bloque Neoliberal, en cuanto a dotar a su dominio de legitimidad constitucional “democrática”, con sus consecuencias de mayor fragmentación, desestructuración y represión masiva y brutal de los pueblos y sectores sociales del Bloque Social Popular, para asegurar su proyección hacia las próximas décadas. O, si es derrotado e impedido de lograr sus objetivos, lo que constituiría una nueva situación política caracterizada por la crisis de la institucionalidad político – jurídica del neoliberalismo y el avance del Bloque Social Popular de los Pueblos hacia su construcción como proyecto de transformación social, conduciendo desde la lucha por la conquista de una Asamblea Constituyente Originaria, el conjunto de luchas del pueblo: reivindicativas, sociales, democráticas, anticapitalistas y por el socialismo.
Quedan menos de 6 meses para para resolver la confrontación constitucional entre ambos bloques a favor del bloque social popular y para asegurar su desarrollo posterior, trabajando para ello y en un mismo proceso, las reconstrucción del tejido social popular desde los territorios, a partir de la identificación, agitación y articulación de sus demandas y reivindicaciones con el Voto en Contra y con la lucha por la Asamblea Constituyente Originaria.
Un incremento del millón 300 mil votos nulos para llegar a los 2 millones 500 mil o a los 3 millones de votos EN CONTRA en el plebiscito del 17 de diciembre, sobre la base de miles de Comités Territoriales identificados con sus demandas y convencidos de su realización desde una Asamblea Constituyente Originaria, son las condiciones para desarrollar, ampliar y profundizar las luxhas de los pueblos por sus reivindicaciones y derechos, por poner fin al modelo neoliberal, por la democratización plena de la sociedad y por el socialismo.
Para ello es necesario articular las actividades de los “53 años de dignidad, 50 años del golpe y 50 años de resistencia” con la convocatoria “En contra el Fraude Constitucional Neoliberal a la dignidad popular” del 17 de diciembre”.
Respecto de la actividad “53 años de dignidad, 50 años del golpe y 50 años de Resistencia Popular”: Contrastar la vida digna de un pueblo (existencia de empleos, empleos estables, salario relacionado con IPC, vacaciones, fines de semana familiares, deportes y paseos familiares, jubilación a los 65 años con indemnización mes por año, jubilación con un 80% del salario) con la vida indigna a que estamos condenados (expulsados de sus trabajos en las grandes y numerosas empresas que había en el país, con muy pocos puestos de trabajo, precarizados, sin estabilidad laboral, obligados a trabajar en 2 o 3 lugares para lograr un ingreso que les permita subsistir, o estar cesante y tener que salir a la calle con todos los miembros de la familia a estacionar autos, a vender lo que sea, con jornadas tan largas como sea necesario para garantizar un mínimo ingreso, sin vida familiar, con rabias y peleas en su interior, sin jubilación o jubilaciones mínimas, o con pensiones asistenciales, donde los subsidios reemplazan la dignidad del trabajo, en la obligación de mantenerse en el trabajo formal o informal hasta más allá de los 75 años, como forma de mantener ingresos mínimos). Situación en las que los fenómenos de las drogas y la delincuencia que atacan nuestras poblaciones no son sino consecuencia de la indignidad a la que nos han sometido como pueblo.
Respecto de la lucha “En contra el Fraude Constitucional Neoliberal a la dignidad popular” del 17 de diciembre”, construir los «EN CONTRA” desde conversaciones en las que surja aquello que las personas están sintiendo en relación con las presiones y las negaciones que sienten que le impone el actual modelo de sociedad, en la población, en la escuela, el liceo, el instituto, la universidad, en la empresa, en el consultorio, con relación a su previsión, de modo que los contenidos de nuestra agitación las contengan plenamente. En lo laboral, por ejemplo: «En contra el despido por necesidades de la empresa”. “En contra la pérdida constante y creciente del salario ante el alza de los precios». Para esto se precisa que grupos de compañeras y compañeros desarrollen conversaciones y diálogos con personas de la población, con dirigentes poblacionales, sindicales, estudiantiles, extrayendo desde sus discursos los contenidos generales y sectoriales de las propuestas de mensajes que difundiremos en nuestras campañas de AGP.
Para todo ello deberíamos focalizar nuestro trabajo de agitación y de construcción de los “Comités Territoriales contra el fraude neoliberal a la dignidad de los pueblos”, iniciando el trabajo en los sectores poblacionales en los cuales, a través del estudio de la distribución de los votos nulos en la comuna, pueda establecerse su más alta presencia, buscando multiplicar los votos “EN CONTRA” a través de sus redes familiares, vecinales y de amistades.
Los fragmentos de la Izquierda Revolucionaria y las Asambleas Territoriales tienen la palabra.