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Desafiar el poder del lobby judío: ¿qué habría que hacer?

Fuentes: Rebelión

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

Una serie de escritores han escrito artículos o reseñas críticas acerca del poder del lobby pro-israelí o judío y de su influencia en la política estadounidense en Oriente Medio. La mayoría de estos escritores hacen hincapié en el poder que el lobby tiene sobre el Congreso, los dos partidos principales (especialmente los Demócratas) y el ejecutivo. Algunos incluso describen los lobbies pro-israelíes y la federaciones judías aliadas, los numerosos institutos de propaganda descritos como ‘think tanks’, las publicaciones así como su influencia sobre los medios de comunicación o control de estos, desde Hollywood, los periódicos, la televisión a la radio «pública» corporativa. Sin embargo, estos críticos y analistas se pintan a sí mismos en una esquina y atribuyen al lobby judío un poder tan grande como para casi incapacitar cualquier intento de contrarrestar su influencia y cambiar la dirección de la política estadounidense. La imagen de un lobby judío casi-omnisciente y omnipotente pasa por alto su vulnerabilidad y cuestiones fundamentales en torno a las que se pueda organizar en Estados Unidos un movimiento de oposición o contra-hegemónico.

Un punto de partida para construir este movimiento existe ya en algunos casos en campañas que tocan un solo aspecto; en otros casos, algunos de los artículos críticos sobre las acciones y comportamiento del lobby pueden convertirse en puntos de cohesión para organizar y presionar por una nueva legislación, y mejorar las restricciones legales a las actividades del lobby.

Qué habría que hacer: 18 puntos de acción

Se puede hacer presión para forzar al lobby pro-Israel a registrarse como un agente de un poder extranjero. Existen abundantes pruebas basadas en documentos públicos, observaciones, testimonios, entrevistas que demuestran que los dirigentes del lobby reciben órdenes del gobierno israelí, sirven como correa de transmisión de políticas israelíes en Estados Unidos, formulan la legislación del Congreso estadounidense basada en las prioridades israelíes, coordinan y transmiten información del gobierno estadounidense al israelí e incluso se han visto implicados en espionaje en Estados Unidos para la policía secreta israelí (Mossad). Si, por ejemplo, se obliga a AIPAC a registrarse como un agente de una potencia extranjera, es de esperar que un número importante de sus miembros/partidarios renunciará o se retirará, e importantes contribuyentes retirarán su financiación, lo que debilitará el activismo y la base financiera del lobby. En segundo lugar, otros miembros de la coalición pro-israelí se negarán a aliarse con una agencia de una potencia extranjera. En tercer lugar, funcionarios electos o designados tendrán más dudas a la hora de seguir a un dirigente o participar en la plataforma de una organización identificada con un gobierno extranjero debido a las posibles implicaciones legales o, cuando menos, a la poco favorable propaganda.

1. Organizar una campaña de retirada de inversiones en empresas estadounidenses que suministran al régimen israelí armas de destrucción masiva, equipamientos de construcción para extender la colonización israelí de Palestina. El boicot se debe centrar en las empresas militares que contribuyen con los «think tanks» controlados por el lobby judío; se debe presionar para que los fondos de pensiones estatales y federales que invierten en bonos israelíes se reinviertan en industrias productivas y servicios sociales que creen trabajo y beneficios sanitarios para los estadounidenses.

2.Crear un banco de datos sobre todos los funcionarios políticos clave que desde hace tiempo tiene un fuerte compromiso con el Estado de Israel y que han colaborado con el lobby sionista. El banco de datos se puede centrar en el papel de configuración de poder sionista implicado en vincular al política estadounidenses con las políticas expansionistas de Israel. El banco de datos puede hacer una lista de todas las partes importantes de la legislación creadas por el lobby para Israel; la suma total de las subvenciones estadounidenses y préstamos garantizados, transferencias tecnológicas concedidos a Israel a través del lobby; el número de viajes pagados y visitas organizadas por el lobby para los políticos. Además, se debe recopilar información a todos los niveles de «consultas» entre, por un lado, dirigentes clave del lobby, notables religiosos y organizaciones sionistas internacionales y, por otro, el Estado israelí. El «banco de información» puede proporcionar las bases para demostrar cómo sirve el lobby a la política exterior israelí, distorsiona la política interior estadounidenses y sus prioridades exteriores, y contribuye a silenciar y minar el debate democrático interno. En otras palabras, la campaña contra el lobby puede ser una parte importante de la batalla de las ideas y puede entablar la batalla para librarse del tutelaje extranjero y recuperar nuestra libertad para discutir abiertamente sobre el papel de Israel y del lobby en la política estadounidense.

3. Apoyar el boicot a nivel mundial a los intercambios intelectuales y académicos con homólogos e institutos israelíes que mantienen y participan en la colonización y represión de los palestinos. En particular, los psicólogos y psiquiatras deben presionar a sus asociaciones para rechazar a todos los homólogos israelíes que se dediquen a interrogar (generalmente acompañado de tortura) a prisioneros políticos.

4. Se debe aprobar una legislación que impida que ciudadanos que tengan doble nacionalidad (israelí-estadounidense), especialmente aquellos que estén relacionados con redes de inteligencia militar, desempeñen cargos de confianza en el gobierno o controlen el proceso de nominación de los partidos políticos, como es ahora el caso del Partido Demócrata. Han salido a la luz muchos casos de ciudadanos israelíes-estadounidenses del campo de la alta tecnología que tienen acceso directo a software que afecta a la seguridad nacional estadounidense, así como de altos funcionarios del Pentágono con ‘doble ciudadanía’ que promueven políticas favorables a Israel con un alto coste en vidas y dinero para Estados Unidos.

5. Organizar la eliminación de los privilegios especiales de Israel en exenciones fiscales, comercio, tecnología y ciudadanía que se cargan en los contribuyentes estadounidenses, aumenta la competitividad israelí a expensas de los productores estadounidenses y facilita la emigración israelí a expensas de otros grupos. Por encima de todo, exigir la eliminación o drástica reducción de los más de 3.000 millones de dólares de ayuda exterior a Israel y de 10.000 millones en préstamos garantizados a un país que tiene unos ingresos per cápita de 21.000 dólares. Los fondos que suponen más del 40% de toda la ayuda exterior estadounidense se deben emplear para cubrir la asistencia sanitaria de 45 millones de ciudadanos estadounidenses que carecen de ella o, cuando menos, deben ser destinados a países de África, América Latina y Asia cuyos ingresos per cápita sean menores de 1.000 dólares al año.

6. Apoyar la campaña para acabar con el embargo estadounidense de bienes, servicios y ayuda financiera a Palestina, reconocer al gobierno de Hamas elegido democráticamente. Unirse a los parlamentarios europeos, libaneses, a la mayoría de los gobiernos de Oriente Medio y a la gran mayoría de los países del tercer mundo en reconocer a Hezbollah como un partido electoral legítimo y un movimiento social en Líbano. En esta cuestión, como en otras muchas, el lobby y quienes lo apoyan suponen una escasa minoría en la comunidad internacional de naciones y la opinión pública mundial. Con su influencia en la política estadounidense respecto a Líbano y Palestina, el lobby ha contribuido al aislamiento de Estados Unidos, ha provocado la ira de toda la línea principal de grupos humanitarios y ha dado crédito a la creencia de las comunidades del mundo de que Washington es la criada de los políticos israelíes.

7. Plantear la cuestión de llevar a los funcionarios israelíes ante el Tribunal Internacional de Crímenes de Guerra, o ante tribunales criminales, acusados de violar las Convenciones de Ginebra y los protocolos del Tribunal de Nuremberg. Al tener acusaciones criminales en varios tribunales de justicia, los militares y criminales de guerra civiles israelíes serán renuentes a viajar al extranjero por temor a ser arrestados. De la misma manera se pueden iniciar pleitos civiles para incautar las cuentas bancarias y activos israelíes para pagar reparaciones de guerra a los civiles libaneses por los 15.000 hogares destruidos y por los daños que superan los 10.000 millones de dólares. Se debe animar a las familias de las víctimas civiles y de los trabajadores de Naciones Unidas asesinados para que traten de obtener compensaciones en Estados Unidos así como en sus propios tribunales nacionales.

8. Transformar la aseveración estadounidense-israelí de los peligros nucleares emanados del enriquecimiento de uranio por parte de los iraníes en una demanda más consecuente y general de convertir a todo Oriente Medio en una zona desnuclearizada. Se pone así de relieve que el hecho deque Israel posea al menos 300 bombas nucleares es la principal amenaza de guerra nuclear en Oriente Medio y en cualquier otra parte del mundo. La campaña del lobby contra Irán tiene como objetivo mantener el monopolio israelí de armas nucleares como un instrumento para intimidar cualquier desafío a sus objetivos expansionistas.

9. Exigir a la Comisión Internacional de la Energía Nuclear y a otras organizaciones de Naciones Unidas de inspección nuclear que investiguen las acusaciones de que Israel está manufacturando y almacenando bombas nucleares, y armas química y biológicas contrarias al acuerdo de no proliferación de armamento . El lobby se pondrá claramente a la defensiva y tendrá que defender el engaño de Israel y su secretismo respecto a las armas de destrucción masiva.

10. Organizar boicots y campañas para exigir que los medios de comunicación locales, regionales y nacionales informen y entrevisten a quienes son críticos con Israel así como a sus portavoces. Los debates, mesas redondas y foros propuestos deben incluir a quienes son críticos con Israel así como a sus portavoces; entablar demandas legales contra judíos pertenecientes al lobby que acusen difamatoriamente de «anti-semitismo» a quienes son críticos y que sufren la pérdida de ascensos en sus carreras o de promociones. Organizar equipos legales para desafiar la impunidad de los despiadados difamadores y perpetradores de crímenes odiosos entre los ideólogos pro-israelíes.

11. Exigir que los presentadores de televisión, analistas y comentaristas que tratan cuestiones relacionadas con Oriente Medio tengan claramente definidas sus afiliaciones políticas y organizativas. Esto ayudará a centrar al público en el extraordinariamente unilateral sesgo por-israelí de los medios de comunicación y debilitará el arma clave de la propaganda del lobby.

12. Se debe apoyar la legislación que impida que individuos con doble nacionalidad y, por consiguiente, dobles lealtades, desempeñen cargos ejecutivos o legislativos en el gobierno. Como hemos visto, muchos políticos de alto nivel que tienen un fuerte compromiso con los intereses de Israel llevan a nuestro país a las desastrosas guerras de Oriente Medio.

13. Apoyar una legislación que revoque la ciudadanía de individuos que se alistan o comprometen en actividades militares para un gobierno extranjero. El lobby manda a miles de judíos estadounidenses a Israel para que realicen actividades civiles y de «seguridad» junto a soldados del ejército israelí, e integrados en él, lo que crea «retornados» que están completamente adoctrinados en la visión del mundo militarista de Israel.

14. Uno de los medios pagados por el lobby para influenciar o comprar la lealtad de legisladores y funcionarios estadounidenses es regalar viajes pagados a Israel, donde son adoctrinados por un grupo de políticos israelíes y de defensores del Estado sionista. Se presentó ante el Congreso una legislación para declarar ilegal la propaganda pagada y los viajes pagados para comprar votos, pero no prosperó en gran parte debido a los esfuerzos del lobby judío. Ésta es claramente un área en la que convergen corrupción y el control extranjero sobre nuestra política exterior, y se presta mucho a una campaña para moralizar la política publica.

15. Desde el 11 de septiembre se ha deportado a cientos de israelíes sospechosos de espionaje, y varias personas pertenecientes al lobby, militares estadounidenses y funcionarios del gobierno han sido acusados de espiar para Israel. Aún no ha dado como resultado declaraciones públicas o explicaciones en los medios. Las campañas deben exigir la equiparación del tratamiento y publicidad de los espías israelíes a los de los operativos no israelíes. Se debe nombrar y detener a los manipuladores informáticos israelíes que operan fuera de su embajada en vez de, como suele ocurrir, permitir que salgan [del país] fácilmente.

16. Se debe presentar una legislación y se deben movilizar a los grupos de veteranos de todas las guerras para pedir sesiones del Congreso sobre el bombardeo israelí del barco de vigilancia Liberty a las que asistan testigos principales entre los supervivientes de nuestra armada. La Comisión debe investigar la subsiguiente cobertura por parte del gobierno Johnson y el papel del lobby.

17. Apoyar a partidos políticos y candidatos que se oponen a la ocupación israelí de Palestina, a su paquete de ayuda anual de 3.000 millones de dólares y a la agenda del lobby en favor de la guerra en Oriente Medio. Apoyar una política estadounidense de anti-colonialismo, emplear las dádivas a Israel de miles de millones de dólares en reconstruir zonas desindustrializadas de Estados Unidos y evitar la intervención militar en Oriente Medio por intereses israelíes o imperialistas.

Conclusión

¿Podemos detener los intentos del lobby de no dejar ninguna otra salida a Estados Unidos y de presionar a nuestro gobierno para que mande más soldados nuestros a Oriente Medio a morir por el Gran Israel? Sí, pero muy probablemente no será fácil debido a la enorme cantidad de dinero que fluye a los abrevaderos del Congreso, al terrible sesgo de los medios de comunicación y a la cobardía de muchos de nuestros creadores de opinión política. Pero ya hay un punto de partida. Altos mandos militares, retirados y en activo, se han opuesto a los políticos Zioncon del Pentágono, del departamento de Estado y del Congreso. Importantes institutos religiosos como los Presbiterianos, Episcopalianos, la Iglesia de Cristo, así como altos cargos religiosos dentro de las iglesias griega ortodoxa, católica y protestante han criticado enérgicamente la trayectoria de Israel en relación a los derechos humanos y han apoyado distintos tipos de boicot.

Importantes sindicaros de Canadá (sindicato del sector público de Ontario, CUPE), de Sudáfrica, de la Unión Europea y de Oriente Medio han expresado su oposición a la limpieza étnica de Israel y a su militarismo. Profesores universitarios, encabezados por educadores británicos e irlandeses, están apoyando el boicot a los académicos e institutos israelíes que colaboran con el régimen israelí. A pesar de las campañas de propaganda del lobby, incluso dentro de Estados Unidos una gran mayoría de los ciudadanos no apoya el bombardeo israelí de Líbano y ya no apoya la guerra de Estados Unidos, alentada por el lobby, en Iraq.

La oposición y colaboración con el lobby de Israel trasciende el espectro ideológico. Los oponentes al papel dominante del lobby en la configuración de la política estadounidense en Oriente Medio a favor de Israel ha provocado la ira de muchos escritores conservadores tradicionales, políticos y mandos militares así como de un importante número de demócratas, pacifistas, izquierdistas, ecologistas, de la línea principal de las iglesias cristinas y de las bases demócratas. Apoyan al lobby los dirigentes de los dos partidos principales, toda la línea principal de las organizaciones judías y organismos religiosos, la mayoría de los judíos y no judíos liberales, así como los neo-conservadores, los magnates de los medios de comunicación y los cristianos sionistas fundamentalistas.

Hay dos cuestiones fundamentales en lo que es una importante prueba de fuerzas: guerra o paz en Oriente Medio y quién gobierna Estados Unidos. El lobby, dentro y fuera del ejecutivo y del Congreso, desempeñó un papel fundamental en empujarnos a la guerra de Iraq. Forma el principal grupo de presión que nos lanzó a la guerra en Iraq, una guerra que suscitará a una mayor confrontación por todo Oriente Medio y ataques militares a Occidente, lo que pondrá en peligro nuestra seguridad y provocará una grave crisis energética y petrolífera que llevará probablemente a una recensión mayor.

El poder del lobby para provocar la guerra excede al de cualquier organismo electo tal como está constituido hoy en día debido al terrible miedo que los funcionarios electos y los hacedores de opinión tienen a las represalia del lobby, a los matones políticos.

La segunda cuestión importante a la que nos enfrentamos en tanto que ciudadanos estadounidenses es la pérdida de control sobre nuestro propio proceso político; el poder del lobby está al servicio incondicional del Estado de Israel; el lobby lleva a cabo lo que dicta Israel a través de su red de varios cientos de miles de activistas y cientos de millones en dinero líquido. Los que estamos a favor del derecho de los estadounidenses a decidir su propia política en Oriente Medio libre de la intervención del lobby israelí nos enfrentamos al desafío de recuperar nuestra libertad de elegir. La libertad para elegir a quién y qué apoyamos en Oriente Medio sin tener que hace frente al castigo político, financiero o social, a la calumnia o al ostracismo público. Nosotros, el mayor poder militar y económico, hemos sido colonizados política y culturalmente. Como otros movimientos de liberación nacional, debemos luchar para liberarnos de la tiranía de Israel sobre nuestra política en Oriente Medio. En los años cincuenta nos enfrentamos al anticomunismo McCarthysta como estrategia para lanzarnos a la Tercera Guerra Mundial. Hoy nos enfrentamos a la calumnia del antisemitismo sionista como artimaña para lanzarnos a una nueva guerra mundial contra las naciones y Estados islámicos opuestos a la expansión israelí.

Igual que en los cincuenta una amplia coalición desde la izquierda hasta el secretario del Ejército derrotó el McCarthyismo y llevó a una détente en los setenta, de la misma manera una coalición similar puede derrotar hoy la política de guerra del lobby israelí y llevarnos a la autodeterminación y a la dignidad nacional en la lucha por una política exterior democrática.

¡Aprieta los machos, vacía la vejiga , esto va a se una imparable lucha infernal!