¿Habrá alguien en la izquierda de este país que no haya leído nada escrito por Salvador López Arnal? Parece imposible… Continuamos aquí la serie de entrevistas iniciadas en el número anterior con los hacedores de esta revista. Estábamos aquí. ¿Hubo algún otro compromiso partidista después de tu etapa en el PCE (m-l)? Sí, varios. […]
¿Habrá alguien en la izquierda de este país que no haya leído nada escrito por Salvador López Arnal? Parece imposible… Continuamos aquí la serie de entrevistas iniciadas en el número anterior con los hacedores de esta revista.
Estábamos aquí. ¿Hubo algún otro compromiso partidista después de tu etapa en el PCE (m-l)?
Sí, varios. Me da corte porque parece que vaya a hacer la lista de la compra, pero ahí va. Primero en el MCE (luego MC y más tarde MCC si no recuerdo mal), durante varios años, hasta el referéndum antiotánico. Buena gente, muy combativa y honesta (recuerdo muy bien a los compañeros del comité de soldados de Zaragoza), con algún exceso en algunos temas (entre paréntesis: no conocí personalmente entonces al que fuera nuestro secretario general, Eugenio del Río, lo he conocido hace poco, incluso hemos hecho un libro de conversaciones . Poca gente tan afable, tan cariñosa y tan respetuosa como él).
Milité muy poco tiempo en la ORT. Y luego, más tarde, hacia finales de los 80, en IC, en Santa Coloma de Gramenet, donde he trabajado 35 años en un instituto de secundaria y en la UNED. Me separé de IC y pasé a formar parte de EUiA (nada que ver con la actual EUiA) desde su fundación. Fue un honor militar en la misma formación política que Paco Fernández Buey, que también lo era de uno de mis héroes, un obrero de la construcción salvajemente torturado en 1975, Paco Téllez. He sido profesor de dos de sus hijos. Visto desde ahora, tal vez fue un error la separación, la escisión, la formación de EUiA
¿Sigues en EUiA?
Sigo cotizando algo en EUiA, pero no voy a las reuniones desde hace mucho tiempo. Parte de lo que me llega, los comentarios de algunos compañeros (no de todos) sobre el tema-monotema, me hace pensar que hago bien. Prefiero conservar los viejos recuerdos.
Sindicalmente he estado en la OSO, el sindicato del PCE (m-l), en CCOO (durante un porrón de años, no aguanté la época de Fidalgo y Paredes) y en CoBAS. Me fui de este último sindicato, donde encontré a grandes compañeros/as por su línea secesionista, más o menos disfrazada, las estrelladas incluidas.
Lo poco que hago ahora políticamente lo hago en el colectivo ASEC/ASIC, la Asamblea Social de la Izquierda de Cataluña. Pocos compañeros, pero gente honesta, muy informada y sabia, con ganas de aprender, con experiencia política, con amistades heridas y rotas y muy contrarios a la cultura e ideología nacional-secesionista. Nuestro coordinador, como sabes, es un filósofo, maestro y amigo mío, que también colabora con el Topo, Miguel Candel.
Has citado el separatismo y a Paco Fernández Buey, y volveremos sobre ellos, pero antes déjame que cite un nombre al que has dedicado muchas, muchas horas: Manuel Sacristán. ¿Lo trataste?
No fui uno de sus discípulos. De hecho, hablé con él dos veces en mi vida, tal vez tres. Una, en 1981, al salir de una clase de Metodología de las Ciencias Sociales, la asignatura que impartía en Económicas. Ese día tuve la osadía de comentarle -quería hablar con él fuera como fuera- que no había tenido en cuenta la lógica intuicionista al explicar el principio del tercio excluso y tratar el tema del infinito. Me avergüenza el recordarlo… ¡porque sí sabía y sabía mucho mejor que yo de qué iba aquello de la lógica dialógica y los conjuntos transfinitos! No se lo tomó a mal, incluso me agradeció el comentario.
La otra vez que recuerdo fue en enero de 1984, en el autobús, cuando él volvía de la Facultad. Le acompañaba María Ángeles Lizón. No me atreví a saludarle. Fue él quien se dirigió a mí muy amablemente. Ya se le veía enfermo.
Le conocí a distancia, eso sí, mucho años antes, en 1973, cuando impartió una conferencia sobre la Universidad y la división social del trabajo en una sala de los comedores universitarios de Pedralbes. No entendí casi nada de lo que dijo. Mi formación marxista era nula. Pero, eso sí, me conmovió en lo más hondo su capacidad didáctica… y su paciencia. ¡Estuvo casi tres horas, respondiendo al final, con muy poco público, extrañísimas preguntas para mí sobre la autenticidad o no de unas cartas autocríticas de no sé qué dirigente político soviético!
Desde aquel momento le leí todo lo que pude (sin entenderle apenas) y le escuché siempre que me fue posible. Sin matricularme, estuve yendo muchos años a sus clases de Metodología.
Como sabes, desde 1994, con la ayuda de Paco y de otros amigos y compañeros, he ido trabajando y editando su obra. Ahora mismo, estoy escribiendo un libro sobre su correspondencia con Francisco Fernández Santos y sus aproximaciones a Lenin. El título provisional: En tiempos de fraternidad y resistencia antifascista.
Yo no he conocido a ningún lógico ni a ningún filósofo de la ciencia como él y he tenido tres o cuatro grandes profesores de lógica y metodología. Desde un punto de vista político, él y Paco Fernández Buey son mis maestros. ¿Puedo explicar una anécdota que no está relacionada con asuntos políticos?
Puedes, claro.
Las clases de Metodología de las que te he hablado las organizaba Sacristán en base a preguntas o a dudas de los estudiantes. Nos hacía leer determinadas partes de un libro (cosa que no siempre podía hacer yo) y la clase la organizaba a partir de nuestras preguntas, de comprensión o de crítica. Un estudiante de Económicas, sin apenas formación lógica, le preguntó por el teorema de incompletud de Gödel. El manual del curso era de una autora francesa y los franceses, también las francesas, son muy dados a citar a Gödel sin venir siempre a cuento. Lacan y Debray son ejemplos conocidos de ello. Pensé entonces: «le han cogido, no podrá explicarlo». Yo lo estaba estudiando entonces en la Facultad de Filosofía, en las clases (excelentes) de Ramon Jansana. Pues bien, pudo, y tanto que pudo. Lo esencial del teorema, filosóficamente hablando, lo explicó en diez minutos. ¡Era asombroso!
Nos prohibía coger apuntes; no se podía escuchar, intervenir y tomar apuntes a la vez, nos comentó. Yo no hacía caso, tampoco lo hice ese día, por lo que aún conservo las notas de aquella explicación gödeliana.
Has recopilado, editado, una gran cantidad de textos de Sacristán. ¿Cómo llegaste a ellos?
Con la ayuda de varios compañeros (Joan Benach, Pere de la Fuente, Paco Fernández Buey, Sara Estrada, Juan-Ramón Capella, también Miguel Manzanera, el autor de la primera tesis doctoral sobre su obra) y por la información que me facilitó en su día, hace ya años, Vera Sacristán sobre los materiales depositados primero en la biblioteca general de la UB y, actualmente, en la Biblioteca de la Facultad de Economía y Empresa de la UB, donde han hecho, por lo que me cuentan, un excelente trabajo de ordenación y conservación.
A esa labor de divulgación de la obra de Sacristán han contribuido también otros… ¿Tú tienes intención de rescatar algo más?
Sí, está el inmenso e impresionante trabajo de Xavier Juncosa, el director de los documentales «Integral Sacristán» (que no se hubieran podido hacer sin el trabajo no menos importante de Joan Benach). José Sarrión ha hecho una tesis doctoral sobre la noción de ciencia en Sacristán. También están los artículos y trabajos de José Luis Moreno Pestaña y la tesis de María Francisca Fernández Cáceres. Hay que citar especialmente a Albert Domingo que ha editado y anotado dos libros de Sacristán: El orden y el tiempo, y Lecturas de filosofía moderna y contemporánea. No cabe olvidar a Juan-Ramón Capella, cuyos trabajos han sido esenciales para todos nosotros. Ni a Jacobo Muñoz, Toni Domènech, Paco Fernández Buey o Jorge Riechmann… Ni a tantos otros; olvido nombres, no puedo citar a todos. Los compañeros y compañeras me disculparán.
Tengo intención de editar, si es posible, algunos textos más: conferencias sobre política de la ciencia, uno de sus temas centrales en sus últimos años; sus clases de metodología de las ciencias sociales transcritas (las de 1983-84 por Joan Benach); prólogos inéditos; sus restantes conferencias, las más tradicionalmente filosóficas,; sus diversos materiales para editoriales.
Mi opinión, en todo caso, pensando en nuevos lectores, es que ahora convendría algo así como un «Sacristán esencial», algo parecido a lo que ha hecho Renzo Llorente, en inglés, para la editorial Brill, centrado en su caso en la arista marxista de su obra: The marxism of Manuel Sacristán. From Communism to the New Social Movements. Un trabajo magnífico, excelente, absolutamente recomendable. Lo mismo, o algo parecido, tocando las diversas teclas de la obra de Sacristán sería mi sugerencia.
La verdad, no sé de dónde sacas tiempo y energía para escribir y publicar tanto. En el Topo, en Rebelión, distintos libros sobre distintos temas… Últimamente, además de todo eso, estás trabajando a fondo la obra de Paco Fernández Buey…
Estoy jubilado querido Miguel. No hago como otros, y no miro a nadie en concreto, que no se jubilan nunca. El jubileo es una conquista obrera que ha costado sudor, esfuerzo, organización, sangre y muchas lágrimas (y muchas alegrías también). Me aprovecho de todo ello sin olvidarme de donde viene. ¡Es la primera vez en mi vida, desde los 13 años, que puedo estudiar y escribir sin tener que trabajar! Mi Icaria.
Lo de Paco Fernández Buey es un deber. Si yo me recompongo, como dijo una vez Sacristán, ¿a mí quien me ha hecho? Pues personas como mis padres o mi hermana, trabajadores que he conocido a lo largo de mi vida, mi compañera Mercedes (y su madre: yo tengo devoción por mi suegra y sus hijos), el recuerdo mi abuelo asesinado (José Arnal, no Josep Arnau como figura erróneamente en el Memorial dels Immolats), algunos poetas (Machado, Cernuda, Hernández, Gil de Biedma, Hikmet, Eluard, Papasseit…) y amigos, antes maestros, como Miguel Candel o Paco.
Yo a Paco le debo muchas cosas. Muchas. Aparte de sus clases inolvidables (¡y sus conferencias!), es la persona que mejor me ha tratado en lo que podemos llamar «mundo intelectual». Me ha apoyado en momentos esenciales, en muchos momentos. Es imposible olvidarlo.
Lo que espero es que este trabajo de edición que estamos haciendo Jordi Mir Garcia y yo (con la ayuda en la sombra de Iñaki Vázquez Álvarez) esté «a la altura de las circunstancias». Voy casi cada semana a la Biblioteca de la UPF, donde se guarda una parte de sus escritos, papeles de trabajo, clases, resúmenes, correspondencia, y es impresionante la cantidad de cosas que Paco llegó hacer. Parece imposible pero su capacidad de trabajo y de concentración, desde joven, era transfinita. Como mínimo.
Has ultimado con Jordi Mir la edición de un volumen con textos de Paco Fernández y de Sacristán, que se publicará próximamente en esta casa editorial. ¿Puedes adelantar aquí cuál es su contenido?
Con mucho gusto. Es una selección bastante amplia de escritos de ambos, algunos de ellos inéditos, en torno a movimientos sociales alternativos, movimientos sociales en algunos de los cuales ellos mismos participaron. Por ejemplo, en el movimiento obrero, en el Comité Antinuclear de Cataluña, o en el movimiento universitario, durante el fascismo y posteriormente., En total son casi 40 textos, trece de Sacristán (dos son bastante extensos) y veinticinco de Paco Fernández Buey (en general más breves). El primero, de Sacristán, es de 1969; el último, de Paco, de 2011. Hemos incluido la transcripción de una intervención radiofónica suya sobre el 15M, pocos días después de la irrupción del movimiento, y una conferencia del que fuera su maestro y amigo sobre «Algunas actitudes ideológicas contemporáneas ante la ciencia».
Cerramos con una carta que Sacristán envió a Paco desde México, en agosto de 1983. Tal vez pueda valer como resumen. Mi consejo a los lectores: ¡no se lo pierdan!
Tocaremos ahora un asunto espinoso.
Pues entonces otro respiro antes de ponernos en ese tema espinoso.
De acuerdo.
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Fuente: http://www.elviejotopo.com/articulo/desde-una-izquierda-sin-complejos/
Primera parte de esta entrevista: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=246329