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Desescalamiento y contrahegemonia

Fuentes: Rebelión

Desescalamiento y lucha politica democratica y transformadora van de la mano. Las corruptas maquinarias electoreras/clientelares del régimen santouribista pretenden utilizar la paz para apuntalar sus podridos feudos en municipios y departamentos. Cientos de parapoliticos, de gamonales y delincuentes del oficialismo, quieren aprovecharse del desescalamiento y la paz en curso para darle continuidad a sus aberrantes […]

Desescalamiento y lucha politica democratica y transformadora van de la mano. Las corruptas maquinarias electoreras/clientelares del régimen santouribista pretenden utilizar la paz para apuntalar sus podridos feudos en municipios y departamentos. Cientos de parapoliticos, de gamonales y delincuentes del oficialismo, quieren aprovecharse del desescalamiento y la paz en curso para darle continuidad a sus aberrantes monopolios en cientos de localidades y regiones del país. Reputados investigadores como Ariel Avila, con abundantes pruebas en la mano, le estan mostrando al pais como los aceitados aparatos de los «partidos» del régimen siguen prevaleciendo en Sucre, Santander, Meta, Antioquia, Cauca, Quindio, Guajira, Atlantico, Cordoba, Magdalena y en casi todos los departamentos de la nacion. 

El desescalamiento plantea el reto de profudnizar la lucha contrahegemonica mediante la calificacion de la conciencia y la organizacion popular.

Lo que ocurre en la Mesa de diálogos de paz de La Habana entre el Estado oligárquico y la representación plenipotenciaria de la resistencia campesina revolucionaria es un proceso esencialmente político. Su lógica se inscribe en la lucha por transformar radicalmente el régimen de poder dominante en la sociedad colombiana. El oficialismo se mueve en la dirección de conservar y prolongar el dominio de las redes plutocráticas de poder. Es por tal razón que ha fijado unas líneas rojas consideradas intocables: modelo neoliberal, fuerzas militares y el régimen de representación liberal excluyente.

El campo revolucionario de la paz proyecta cambios de gran calado para que la misma se desplace en los ámbitos de la justicia, la igualdad, la equidad y la democracia ampliada para las mayorías sociales de la nación.

En ese contexto se metaboliza el desescalamiento de la guerra que estamos presenciando por estos días. Atenuar la guerra, omitir la beligerancia de las armas, eliminar el acontecimiento bélico y aliviar de manera consecuente el sufrimiento colectivo de la multitud agraria, como en un anticipo de la que será la paz plena conduce a otros momentos de la vida política. Es la lucha, la disputa por el poder sin la presencia de la violencia que todo lo degrada y arruina.

En esos términos lo que procedes es que la lucha contrahegemonica de las masas se materialice en toda su esencia. En ese sentido la contrahegemonia son los elementos y dispositivos organizacionales, comunicacionales y teoricos para la construcción de la conciencia política autónoma en las diversas clases y sectores populares. La misma plantea los lugares y estadios de disputa en el paso de los intereses particulares hacia los intereses generales, como proceso político clave hacia un bloque social alternativo.

En otros términos, no se puede pretender que el bloque oligárquico sea el que monopolice los recursos del campo político, ocluyéndoselos, con falsos argumentos, a las agencias revolucionarias con la tesis de la incompatibilidad entre resistencia armada y el recetario de la política liberal.

Colocados en una transición que se orienta con mucha certeza al fin del prolongado conflicto nacional, lo obvio es que el sujeto que encarna la resistencia campesina intervenga a plenitud, sin impedimentos, ni restricciones arbitrarias de ninguna índole, en las acciones políticas en curso como es el debate electoral para escoger autoridades locales y regionales. Un punto primordial en ese sentido es la urgente democratización de los medios de comunicación para que estos dejen de ser un recurso exclusivo de la hegemonía de reconocidas aristocracias asociadas con las minoritarias elites dominantes tanto en la economía, como en el Estado.

Crear confianza implica no jugar con cartas marcadas como lo hacen las maquinarias electorales del régimen santistas, plagadas de prebendas burocráticas, presupuestales y estratégicas.

Desde luego, resaltar lo electoral porque es la prioridad en la coyuntura, no significa reducir la politica a tal menester, por cierto contaminado por la corrupcion y el clientelismo; hay otras manifestaciones de lo político que remiten a la acción de los movimientos sociales con expresiones inmediatas como la movilización por el derecho a la salud, la tierra, el trabajo, la vivenda y la educacion.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.