De fondo, el negocio forestal que se desarrolló pasando por encima de las comunidades desde la dictadura. El representante mapuche reivindica la estrategia de recuperación de tierras y no considera a los políticos interlocutes válidos, incluyendo al actual gobernante.
Mientras estaba en un restaurant de la ciudad de Cañete—a ocho horas de Santiago— fue detenido Héctor Llaitul, vocero y líder de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), agrupación mapuche fundada en 1997, que se había transformado en un dolor de cabeza para el gobierno de Boric y en un auténtico enemigo público para la derecha que convirtió a la zona de la Araucanía (o Wallmapu) en el concepto militar: “macro zona sur”.
Esta distinción es relevante, ya que la política del gobierno actual chileno ha buscado tender puentes con los diversos mundos mapuche, aunque sin éxito para el sector representado por Llaitul que desconoce a los políticos como interlocutores válidos. La derecha y el mundo empresarial, por otro lado, posee demasiados intereses en la zona, donde se encuentra el corazón de la industria forestal del país.
Un negocio que desde la dictadura de Pinochet ha encontrado enormes facilidades para desarrollarse pasando por encima de las comunidades, especialmente la mapuche, un tema que incluso está presente en la propaganda televisiva por el “Apruebo” para cambiar esta situación en la Nueva Constitución que se votará este 4 de septiembre.
Cualquier persona que viaje por la región del Bío-Bío y la Araucanía, se encontrará con cerros y amplios terrenos poblados de pinos y eucaliptus que remplazaron a las especies nativas y de paso, secan la tierra afectando a las comunidades que habitan en esas zonas. En ese contexto, Llaitul quien no desea dialogar con el gobierno y propicia una estrategia de recuperación de las tierras, es visto como un radical para algunos, un terrorista para otros, un hombre problemático para casi todos que es capaz de llamar a tomar las armas como método de autodefensa de su pueblo y de hacer acciones de sabotaje frente a las grandes empresas forestales.
A diez días del plebiscito
La ministra del interior Izkia Siches —que en marzo fue recibida con balazos al aire cuando buscaba visitar la zona mapuche en una desprolija gira— señaló que su detención demuestra que “El Estado de Derecho funciona y nadie está por sobre la ley”. El mundo político acusó recibo y celebró la detención bajo el mismo argumento sobre un arresto que, significativamente, ocurre a diez días del plebiscito donde la derecha usaba como gran argumento la inacción del gobierno de Boric frente a lo que consideran el terrorismo en el sur.
Hoy, durante la primera jornada de formalización se comenzaron a detallar una serie de hechos de los que se le acusa. Por ejemplo, el ingreso el 12 de marzo de este año a un predio de Bosques Cautín donde se robó madera y disparó contra los ocupante. Durante la acción, un policía fue herido y un carabinero terminó con fractura expuesta por bala. También se lo acusó de dar un “discurso de guerra”, exhibiendo una grabación donde señalaba que sus compañeros debían estar “activos en relación a lo que es la confrontación, principalmente en contra de las empresas forestales (involucradas en los juicios contra la CAM)”. El abogado querellante incluso dijo que Llaitul “perdió el rumbo” como líder y el fiscal señaló que sólo el año pasado han ocurrido 54 ataques adjudicados por la asociación pidiendo la prisión preventiva.
“La lucha es contra el Estado”
Aunque ha recibido el apoyo de la comunidad mapuche más cercanas que acusan “montaje” y “utilización política”, apostadas hoy en la sede de la PDI (Policía de Investigaciones) de Temuco y en el Juzgado de Garantía durante la audiencia de formalización. Se le acusa, entre otras cosas por robo de madera (que para él es sencillamente “recuperación”), atentado contra la autoridad e incitación a la violencia tras reconocer el uso de armamento para diversas acciones de sabotaje.
Es que Llaitul, no tiene problemas en dar entrevistas como al medio independiente Interferencia señalando que «Hay una parte del pueblo mapuche que asumió ser chileno, ser el indígena chileno. También hay un sector mapuche que se plantea la autodeterminación dentro de un Estado que los reconozca como distintos, pero siendo parte de éste, es decir, es la concepción de plurinacionalidad. Y nuestra posición es más radical, busca la reconstrucción de la nación mapuche, como existió en antaño».
O, “Para nosotros la lucha es, en definitiva, en contra de este Estado de tipo capitalista, de formato colonial y por lo mismo valida el tipo de lucha que no necesariamente tiene que transitar en esta institucionalidad opresora. Nuestra posición, y que el caso Huracán reafirma, es que las trasformaciones pasan por fuera de la institucionalidad”.
Esto último en referencia a una operación realizada por carabineros en 2017, donde se buscó reducir a comuneros mapuches instalando la idea de que pertenecían a células terroristas y de la que poco después se descubrieron intervención telefónica, incriminación de detenidos y acusación de montajes.
Sin embargo el líder mapuche tampoco se desentiende de hablar del tema de violencia y los atentados a camiones madereros, señalando que la violencia debe ser canalizada a través del sabotaje pero jamás atacando a personas. “No quitamos vidas, no hacemos acciones de aniquilamiento, a pesar de tener identificado a Esbirros al servicio del poder y que han cometidos crímenes en contra de la causa Mapuche, tampoco podemos ajusticiar a yanaconas que se han paseado libremente en el wallmapu y nadie los toca. ¡¡No podemos!! porque se justificaría de alguna manera esta acción nuestra que no va con nuestra Ética”.