«El modelo chileno, que es presentado en el extranjero como el mayor éxito del neoliberalismo, presenta una realidad muy diferente para millones de familias chilenas», según señaló Tomás Hirsch, Diputado del Partido Humanista chileno (bancada del Frente Amplio), en entrevista con ALAI. Ello se expresa en la creciente brecha del ingreso y concentración de la […]
«El modelo chileno, que es presentado en el extranjero como el mayor éxito del neoliberalismo, presenta una realidad muy diferente para millones de familias chilenas», según señaló Tomás Hirsch, Diputado del Partido Humanista chileno (bancada del Frente Amplio), en entrevista con ALAI. Ello se expresa en la creciente brecha del ingreso y concentración de la riqueza, y el endeudamiento asfixiante en que se hunde la mayoría de trabajadores. De hecho, «todos los indicadores nos ubican como uno de los países más desiguales de la OCDE, con peores índices de educación, salud, pensiones, calidad de vivienda, áreas verdes por habitante…», añade. Este «sistema profundamente inhumano» no prioriza la calidad de vida. A continuación, el intercambio sobre las orientaciones de la política del gobierno chileno, que cuestionan su calidad moral para criticar a Venezuela.
Diputado, es notoria la crítica del presidente Sebastián Piñera hacia el gobierno constitucional de Nicolás Maduro en Venezuela, en el marco del ataque que sostienen el grupo de Lima y la OEA contra la Revolución Bolivariana. Nos gustaría pasar revista a algunos aspectos en su propio país para verificar la coherencia en la actitud del gobierno chileno.
La postura del presidente Piñera es de una incoherencia que linda con el surrealismo político. Chile debe ser el único país del mundo que 29 años después de terminar la dictadura, sigue teniendo una Constitución generada en dictadura, redactada por un pequeño grupo de hombres de extrema derecha sin debate alguno, «votada» sin registros electorales, diseñada para perpetuar un sistema profundamente antidemocrático. Salvo pequeños retoques, sigue siendo la misma que mantuvo en el poder al dictador Augusto Pinochet. Por casi 20 años tuvimos senadores designados a dedo y un sistema electoral totalmente amañado. Y ¿desde acá se pretenden dar lecciones de democracia?
Chile, mientras se vanagloria internacionalmente por su supuesto éxito económico, tiene una de las peores distribuciones de ingreso del planeta, con un salario mínimo vergonzoso que no alcanza para la subsistencia del millón de trabajadores que lo recibe. Y ¿se pretende dar lecciones de derechos sociales desde acá? El sistema de pensiones chileno, también creado en dictadura y mantenido por el poder del empresariado sobre el mundo político entrega pensiones miserables, cercanas al 25% del sueldo recibido al momento de jubilar. Es una verdadera violación a los derechos humanos de los adultos mayores. A su vez, la salud y la educación son negocios y no derechos, definidos por el mismo presidente como bienes de consumo.
Chile es el único país del mundo en el que el agua es 100% privada. Los recursos pesqueros fueron entregados en el primer gobierno de Piñera a perpetuidad a 7 familias, mediante una Ley que fue públicamente reconocida como corrupta, aprobada con el cohecho a ministros y parlamentarios. El cobre, el litio, los bosques, la energía, todo, absolutamente todo ha sido desnacionalizado y entregado a multinacionales, que por supuesto hablan muy bien de nuestro país…
La policía, Carabineros de Chile, está siendo investigada por el mayor robo de la historia de nuestro país. Y mientras tanto, esos mismos carabineros siguen asesinando a los mapuche.
¿Desde este país se pretenden dar lecciones de democracia, justicia, derechos humanos, igualdad social? Da vergüenza siquiera sugerirlo.
Se tilda a Venezuela de «dictadura» y a su gobierno de represivo. Esto es particularmente delicado en un país como Chile que sufrió un golpe de Estado virulento contra un presidente electo por el pueblo y una cruenta dictadura militar durante diecisiete años. Háblenos de la postura del actual gobierno en relación a ese período nefasto y sobre el estado actual de la democracia en Chile.
Lamentablemente nos enfrentamos a un «revival» de la valoración de la dictadura y de Pinochet. Sin ir más lejos, hoy mismo (13 febrero) uno de los principales senadores del gobierno se declaró Piñerista-pinochetista. Se ha instalado un intento de negacionismo de lo que fueron las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura. Piñera pretendió instalar como ministro de Cultura a un declarado negacionista. No hay que olvidar que, además, para su elección Piñera fue apoyado, con su personal agradecimiento, por el «Bolsonaro» chileno, José Antonio Kast, populista neofascista que cuenta con el apoyo creciente de los parlamentarios de gobierno. En Chile, de acuerdo a todos los informes internacionales, se sigue torturando, se asesina a mapuche y dirigentes sociales y ambientales. Y el manto de impunidad ha significado que ninguno de los responsables termine en la cárcel. Y los mismos violadores de derechos humanos condenados, gozan de instalaciones de lujo en el penal 5 estrella de Punta Peuco. Es muy lamentable decirlo, pero en el último año hemos visto un gobierno que vira con fuerza hacia la derecha dura.
Se suele denunciar desde el gobierno chileno supuestas violaciones de derechos humanos en Venezuela. Hemos asistido al reciente asesinato a sangre fría de Camilo Catrillanca -una de muchas víctimas- y son lamentablemente frecuentes las referencias a la discriminación del pueblo mapuche, la represión y militarización en su territorio ancestral. ¿Cree Ud. que el Estado chileno y en particular el gobierno Piñera respeta y defiende vigorosamente los derechos humanos?
Durante los últimos años, no solo en este gobierno sino que también en los de la ex Concertación, se han violado reiteradamente los derechos humanos y así lo ha expresado en reiteradas oportunidades la Comisión Interamericana de DDHH y otros organismos internacionales de DDHH. Se ha asesinado mapuche a sangre fría. A niños mapuche incluso se los ha atacado con bombas lacrimógenas en sus escuelas y se les ha disparado a quemarropa. Y a los criminales, siempre miembros de la policía de Carabineros, no les ha pasado nada; a lo más condenas con penas nominales absurdas. A su vez, cientos de niños, niñas y adolescentes vulnerables han muerto en los últimos 12 años mientras están al cuidado del Estado en el Sename (Servicio Nacional de Menores). Y últimamente, hemos asistido a ataques reiterados contra diferentes sitios de memoria correspondientes a los lugares en que la dictadura torturó y asesinó, y el gobierno deja hacer y mira para el lado. Sí, podemos decir enfáticamente, aunque con dolor, que en Chile se violan los derechos humanos.
Otro aspecto que suele criticarse como uno de los grandes problemas de Venezuela, es la corrupción en las filas de gobierno. Hábleme de la ética política gobernante en Chile.
La mejor forma de responder esta pregunta es con un par de ejemplos que todo Chile conoce al detalle:
La Ley de pesca, promulgada por Piñera en su primer gobierno, es considerada un ejemplo casi perfecto de lo que es la corrupción y el cohecho. Decenas de diputados y senadores sobornados, ministros y subsecretarios que recibieron millones de dólares, párrafos completos de la Ley redactados por las grandes pesqueras y enviados por mail al gobierno. Todo lo anterior comprobado por la justicia. ¿Resultado? La Ley sigue vigente bajo el pretexto de que en Chile no se puede anular una Ley.
SQM, la más grande productora de Litio del mundo, fue regalada por Pinochet a su yerno, Julio Ponce Lerou. Durante los últimos 10 años, éste se dedicó a comprar a parlamentarios de todos los partidos políticos del duopolio. Todos los casos están documentados, los empresarios confesaron y los parlamentarios reconocieron haber recibido los aportes. ¿Resultado? Todos llegaron a «acuerdos» con la justicia y ninguno fue condenado.
Hace solo dos días, se develó cómo Piñera, en su primer período, hizo gestiones (exitosas) para obtener una playa privada frente a una de sus muchas casas en los lagos del sur de Chile. Es una pequeña muestra de lo que se devela cada día en nuestro país: que la corrupción y sobre todo el abuso de poder han estado instalados en la política chilena.
La principal motivación de los gobiernos de EEUU y Europa, que impulsan y avalan el intento de golpe de Estado contra el gobierno de Nicolás Maduro, es la enorme riqueza de recursos naturales de Venezuela, hoy manejados por el Estado. Chile también es un país rico en este sentido. Cuéntenos acerca de quiénes se benefician de los recursos naturales en su país.
En Chile los recursos naturales hace mucho tiempo que dejaron de pertenecer a los chilenos. El cobre, en su momento nacionalizado por Allende con el apoyo unánime del Congreso Nacional, hoy pertenece en un 80% a multinacionales. El litio, una riqueza estratégica, a 2 grupos económicos, los recursos pesqueros fueron entregados a 7 familias, el agua está privatizada en un caso único a nivel mundial, la energía es manejada en su totalidad por grupos multinacionales. Y aparte de eso, las pensiones las manejan cuatro grupos extranjeros. El país entero está en manos privadas.
La política exterior de Chile pareciera no tener sustento propio y estar automáticamente alineada con los designios de EEUU. ¿Cuál es la razón, en su opinión?
Hay una foto vergonzosa que circuló en las redes sociales hace un tiempo. Durante la visita que hizo a EEUU, al reunirse con el presidente Trump, el presidente Piñera le mostró una bandera norteamericana que en su interior contenía una minúscula bandera chilena. Ver la imagen reproducida en el mundo entero fue una vergüenza nacional pero al mismo tiempo una comprobación de hasta qué punto este gobierno, sin dignidad alguna, se alinea con el gobierno y las políticas intervencionistas de Estados Unidos. Lo mismo sucede a la hora de firmar tratados internacionales, en los que Chile ha aceptado condiciones absolutamente desfavorables para el pequeño y mediano empresariado nacional. Detrás de esta actitud servil, claramente hay intereses económicos operando. La derecha política y empresarial chilena están profundamente vinculados con intereses norteamericanos y el mismo presidente forma parte de esa vinculación.
¿Le parece que los permanentes ataques de los gobiernos de derecha contra Venezuela son un modo de desviar la atención de los problemas que afectan a sus países? Además de lo ya comentado, ¿qué habría que cambiar en Chile?
Chile requiere avanzar desde la actual democracia «formal» hacia una verdadera democracia, con participación social efectiva. Para eso, lo primero es darnos una nueva Constitución generada a través de una Asamblea Constituyente. Por otra parte necesitamos avanzar en forma acelerada hacia un Estado que garantice los derechos sociales fundamentales. Recuperar nuestros recursos estratégicos es otra de las tareas urgentes que tenemos. En el plano internacional, integrarnos con Latinoamérica en forma constructiva, aportando al fortalecimiento de los derechos humanos y la democracia en la región.
Chile debe dejar de pretender ser lo que no es. Debe dejar de dar «lecciones» a otros países y debe concentrarse en resolver los múltiples y enormes problemas sociales que tenemos acá.