Se efectuó la apertura oficial de los diálogos de paz en donde interviene el pueblo colombiano, el Gobierno y el Ejército de Liberación Nacional. Los dos últimos resaltaron que este sería un proceso cualitativamente diferente al sostenido en la Habana Cuba con las FARC, teniendo en cuanto que esta Agenda da un papel preponderante, determinante […]
Se efectuó la apertura oficial de los diálogos de paz en donde interviene el pueblo colombiano, el Gobierno y el Ejército de Liberación Nacional. Los dos últimos resaltaron que este sería un proceso cualitativamente diferente al sostenido en la Habana Cuba con las FARC, teniendo en cuanto que esta Agenda da un papel preponderante, determinante a la participación de la sociedad colombiana y a las victimas producto de la guerra de clase sostenida por más de 50 años. La connotación y el carácter que se le ha dado a este nuevo proceso dejan de manifiesto que el problema en Colombia no es entre la insurgencia y el gobierno, este no es un conflicto armado, es un conflicto derivado de la lucha de clases, producto de una burguesía rancia y despótica que ha excluido, explotado, criminalizado y perseguido a la clase popular. La barbarie demencial ha sido tal que, incluso, han sido capaces de asesinar a burgueses que quisieron abrirse paso con propuestas no oficiales como al hijo del expresidente Laureano Gómez y candidato presidencial Álvaro Gómez Hurtado el 2 de noviembre de 1995 en Bogotá; al candidato presidencial Luís Carlos Galán Sarmiento, asesinado el 18 de agosto de 1989, asesinados en plena campaña por la presidencia. También fueron eliminados los candidatos presidenciales por la izquierda, por el Partido Unión Patriótica, Bernardo Jaramillo Ossa (22 de marzo de 1990) y Jaime Pardo Leal (11 de octubre de 1987).
El carácter y la metodología expuesta en la presentación oficial del proceso de diálogo el día 30 de marzo, en Caracas, permitirá que se eviten errores cometidos en otros procesos que fueron traicionados por la burguesía y los gobiernos de turno. Valga recordar la traición a los acuerdos con el movimiento Comunero en 1871, donde, después de los acuerdos, fue descuartizado el Líder Comunero José Antonio Galán; los diálogos con las guerrillas liberales en 1954 también tuvieron el mismo fin, fueron exterminados sus voceros y, el último, Guadalupe Salcedo, líder de estas guerrillas, fue masacrado en Bogotá, Colombia, en 1957; la masacre de más de tres mil militantes de la Unión Patriótica, partido surgido de los diálogos y acuerdos de paz de 1986; El M-19 corrió la misma suerte, se reinsertó y su máximo dirigente Carlos Pizarro Leon gómez, siendo candidato presidencial, fue asesinado el 26 abril de 1990 en pleno Aeropuerto Internacional el Dorado.
Gobierno, Insurgencia y Pueblo, deben construir confianza y un fuerte marco ético que evite que los hechos pasados fomenten el escepticismo. La decisión política del pueblo y la insurgencia de asumir los retos de los diálogos son muestras que ya no se le teme a nada. El pueblo colombiano ha sido históricamente masacrado y sabe por hay que hacer todos los esfuerzos y sacrificios por generar cambios favorables para las mayorías. Demuestra un alto valor revolucionario y un amor muy profundo por el pueblo salir de las montañas y de la clandestinidad para continuar al lado del pueblo buscando transformaciones para el conjunto de la sociedad. Si el E.L.N. firma acuerdos con el gobierno que solo beneficien a la insurgencia estos tendrán el final que tuvieron los anteriores. Por esta razón se está asegurando que este es un proceso del pueblo y seguramente serán las organizaciones sociales, políticas y el movimiento de victimas quienes vayan firmando paso a paso los acuerdos.
Este proceso se inicia en un momento signado por el fin de los diálogos de la Habana, la alta intervención imperial en América latina y el Caribe, el alto flujo criminal del paramilitarismo, la arremetida neoliberal del gobierno de Juan Manuel Santos y un alto auge del movimiento de masas colombiano dinamizado por la defensa de los Derechos Humanos, defensa del ambiente y los recursos naturales, luchas por la reforma agraria, contra las privatizaciones y un grande Movimiento Nacional por la Paz. En este contexto estos diálogos representarían un importante aporte a la solución al conflicto económico, social y político si logra incluir, involucrar y empoderar en el proceso a todo este movimiento de masas que no se sintió reflejado y recogida sus reivindicaciones y luchas en los diálogos que vienen finalizando en la Habana; muy importante, también, que se impacte en los procesos de unidad del movimiento popular, social y político y llamar la atención de los que el Sacerdote Camilo Torres Restrepo llamó los no alineados, para Construir un Consenso Nacional por la Paz que por su robustez sea irreversible e invulnerable ante los grandes enemigos de la paz. Solo así será posible un salto en la correlación de fuerzas y en la lucha de clases por la vida y la paz, que facilite ir construyendo una nueva cultura ciudadana que dignifique la acción política y permita poner en el accionar del conjunto del movimiento revolucionario las tareas y la Agenda para la construcción del socialismo en Colombia. Otra consecuencia es que se afianza la voluntad política de consolidar a América Latina y el Caribe como territorio de paz, lo que debe frenar las iniciativas desestabilizadoras y belicosas de Obama y las derechas fascistas que él conduce en la región.
La sociedad colombiana, su movimiento revolucionario, social y político tienen un cuarto de hora histórico para hacer suyo este proceso de paz, llevándolo a todos los rincones para que no quede un solo ciudadano excluido e indiferente a esta causa que representa una coyuntura y oportunidad interesante para la exigibilidad de los derechos económicos, políticos, sociales, culturales y del ambiente. Que el E.L.N., y la insurgencia en general, sea garante del ejercicio político de participación protagónica del pueblo en su tarea de construir una sociedad justa y fraterna.
Es conveniente diferente que este proceso se realice en países fronterizos por cuanto la guerra en Colombia ha logrado permear a los países vecinos y mayormente a los pueblos y ciudadanos de frontera. Por ello la Corriente Bolivariana Guevarista CBG propone se abran espacios de participación a los pueblos fronterizos afectados por la guerra en Colombia de modo tal que se construyan muros fronterizos infranqueables, que blinden el proceso y lo hagan propio. Igualmente invita a las entidades territoriales, instituciones oficiales, al movimiento revolucionario, popular, social y político para construir un Gran movimiento por la Paz en Frontera y a rescatar en esta coyuntura la propuesta de construir en los países y corredores fronterizos BASES DE PAZ, iniciativa que fue desarrollada por Hugo Rafael Chávez Frías.
Jesús Rafael Gamarra Luna. Vocero Corriente Bolivariana Guevarista
Twitter: @patriadiversa
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