No es que la derecha gobernante haya comenzado mal el año, lo que pasa es que no tiene remedio. Por más que uno que otro personero intente dar señales de un cierto liberalismo, el sector más duro identificado con la dictadura impone su sello. No otra cosa es la reacción con anuncios de querellas y […]
No es que la derecha gobernante haya comenzado mal el año, lo que pasa es que no tiene remedio. Por más que uno que otro personero intente dar señales de un cierto liberalismo, el sector más duro identificado con la dictadura impone su sello. No otra cosa es la reacción con anuncios de querellas y aplicación de la ley antiterrorista frente a la ola de incendios en el centro y sur del país, incluída la lamentable muerte de los brigadistas, todo lo que en definitiva ayuda a las empresas forestales culpables de lo que sucede.
Con el paso de los días se disipa el humo comunicacional. Dirigentes de los trabajadores forestales, alcaldes y concejales de las zonas respectivas y analistas especializados en el tema coinciden en que la responsabilidad principal de lo sucedido es de las grandes empresas forestales, Mininco entre ellas, las que además han registrado desorbitadas utilidades que no inciden en absoluto en las condiciones de vida de la población en que están enclavadas que figuran entre las más pobres del país. Nada pierden las empresas con los incendios por la existencia de cuantiosos seguros, lo que además arroja sombras sobre su propia responsabilidad. Como la tienen también en la falta de cuidado, prevención y guardias de vigilancia. El lonko José Cariqueo denunció el racismo de Hinzpeter y recordó que en las forestales se desempeñan pacos y milicos jubilados. Sobran razones para pensar en provocaciones y montajes.
Entonces ocurre que estas empresas, ya subsidiadas por el Estado – es decir con platas de todos los chilenos – ni siquiera precaven ni combaten los incendios. Para eso están los otros, llama a Conaf y se acaba el asunto… y a cobrar los seguros. Negocio redondo. Pero el gobierno prefiere mirar para el lado, hacerse el tonto, que no le cuesta mucho, y culpar al pueblo mapuche y a supuestos «extremistas» sin más prueba que sus dichos y sin siquiera tener en cuenta otros fenómenos como los movimientos del fuego, desplazamiento del régimen de vientos, etc. Por su parte Piñera, desubicado como siempre, está más preocupado por los empresarios y operadores turísticos
Otro paso en falso fue el cambio propuesto para que los estudiantes no se enteren que en el país hubo una sangrienta dictadura de militares y civiles y cambiar la expresión por la de «régimen militar» .
Esto es un pésimo comienzo para el nuevo ministro de Educación, Harald Beyer, téorico de la visión neoliberal, y ni que decir de los apoyos de hipócritas y mentecatos que trataron de defender lo indefendible. Hasta el ministro de Justicia intentó una tésis rayana en el ridículo con los mismos oscuros propósitos. Es más, defendió esta patraña un militar que sería miembro del Consejo que la aprobó. Vaya, ¿un militar en Educación? Lo que hubo en Chile fue una cruel dictadura militar con el concurso de civiles, impuesta por el gobierno de los EEUU con apoyo de la derecha y sectores del centro político. Lo demás es fábula.
Mal comenzó también el Poder Judicial, cuyo flamante presidente de la Corte Suprema, el masón Ruben Ballesteros, reiteró que Pinochet no debió ser desaforado y que no se arrepiente de haber integrado los consejos de guerra, que en los hechos fueron un instrumento criminal de la dictadura.
El Partido Comunista y la Izquierda en cambio tuvieron un feliz comienzo de año con la gran Fiesta de los Abrazos del parque O`Higgins en donde miles y miles ratificaron su adhesión a la política unitaria, democrática y revolucionaria de la centenaria y joven organización política de los trabajadores chilenos.