Cuando en 1959 adquirió la condición de jefe de Estado, ya Fidel Castro era reconocido como comandante militar y como dirigente político. Por su protagonismo en la historia de Cuba y del resto de América, su nombre y su figura son vinculados a muchos aniversarios. Para citar las crónicas, se utiliza el tiempo pasado, igual […]
Cuando en 1959 adquirió la condición de jefe de Estado, ya Fidel Castro era reconocido como comandante militar y como dirigente político. Por su protagonismo en la historia de Cuba y del resto de América, su nombre y su figura son vinculados a muchos aniversarios. Para citar las crónicas, se utiliza el tiempo pasado, igual que para referirse a las reseñas sobre su fallecimiento, pero la trascendencia de su acción revolucionaria es tema a tratar en presente y en futuro.
El 2 de diciembre de 1956, se produjo el desembarco forzado del yate Granma en un punto cercano a la playa Las Coloradas (no en la misma playa como se había planificado), costa suroriental de Cuba. El Granma había zarpado desde Santiago de la Peña, frente al puerto mexicano de Tuxpan, en la madrugada del 25 de noviembre de 1956.
Con el desembarco del Granma se inicia la acción militar que culminaría en enero de 1959 con el derrocamiento de la dictadura de Fulgencio Batista y la instauración del gobierno revolucionario.
El Movimiento 26 de Julio, organización que elaboró el plan y dirigió la operación, adoptó ese nombre en memoria de los caídos durante el asalto al cuartel Moncada, de Santiago de Cuba, en 1953. Fue Fidel quien dirigió el asalto al Moncada y quien coordinó la formación del Movimiento 26 de Julio.
La semana pasada, la noticia más comentada a nivel global convirtió en actos de homenaje póstumo al Comandante los que se efectuaban en Tuxpan a instancia del Museo de la Amistad México-Cuba para conmemorar el 60 aniversario de la partida del yate Granma.
«Tuxpan rindió un sencillo, pero significativo homenaje al extinto, Fidel Castro, en el lugar preciso de donde partió hace 60 años, a bordo del Yate Granma junto con 82 expedicionarios entre ellos, Ernesto «El Che» Guevara, para iniciar uno de los movimientos más importantes de Latinoamérica: La Revolución Cubana», reseña el diario digital Imagen de Veracruz.
No hay exageración al afirmar que el liderazgo de Fidel Castro tiene dimensión continental.
Y para despejar toda duda sobre el alcance global de su influencia política, basta recordar sus pronunciamientos en el seno del Movimiento de Países No Alineados, organismo en cuya fundación (año 1961) Cuba tuvo participación activa.
En la inauguración de la IV Cumbre de MNOAL, en septiembre de 1973, Fidel Castro destacó la necesidad de la integración.
«Todo intento de enfrentar a los Países No Alineados (MNOAL) con el campo socialista es profundamente contrarrevolucionario y beneficia única y exclusivamente a los intereses imperialistas. Inventar un falso enemigo solo puede tener un propósito, rehuir al enemigo verdadero», dijo Fidel Castro en ese momento.
Y puntualizó: «El éxito y el porvenir del movimiento no alineado estará en no dejarse penetrar, confundir ni engañar por la ideología imperialista. Solo una alianza estrecha entre todas las fuerzas progresistas del mundo nos dará la fuerza necesaria para vencer las todavía poderosas fuerzas del imperialismo, el colonialismo, el neocolonialismo y el racismo y luchar exitosamente por las aspiraciones de justicia y de paz de todos los pueblos del mundo».
Concluyó esta parte con la siguiente especificación:
«Nuestra verdadera unidad no depende de un no alineamiento circunstancial, sino de una identidad más profunda y permanente, de iguales en los principios revolucionarios, en el común programa antiimperialista que es la aspiración a sustanciarlo en definitivas transformaciones sociales».
Han cambiado los actores y la constitución de los bloques, pero el llamado a la unidad y la recomendación de fortalecer los mecanismos de integración tienen renovada validez.
Fue en nombre de MNOAL que pronunció en 1979 ante la Organización de las Naciones Unidas uno de sus memorables discursos: «No se puede hablar de paz en nombre de decenas de millones de seres humanos que mueren cada año de hambre o enfermedades curables en todo el mundo. No se puede hablar de paz en nombre de 900 millones de analfabetos. La explotación de los países pobres por los países ricos debe cesar», proclamó.
Estas piezas, junto a su innegable empeño por fortalecer la educación y la salud en el Estado cuyos destinos le tocó dirigir, han obligado a figuras como el surcoreano Ban Ki-Moon y el portugués Antonio Guteres (secretario general actual y secretario general electo de la Asamblea General) a definirlo como un líder con incidencia política a nivel mundial, pronunciándose en ese sentido en nombre del más importante organismo internacional.
HASTA SIEMPRE
En Tuxpan, México, organizaron actos para conmemorar la partida del Granma, y terminaron con un ceremonioso «Hasta Siempre».
En Cuba, la conmemoración del 2 de diciembre coincidió con las exequias.
Y es que el coraje, la valentía y la coherencia revolucionaria, son motivos para hablar en presente, mientras la trascendencia de una figura obliga a hablar en futuro.
La unidad, la formación de bloques, el fortalecimiento de los organismos de integración, la ampliación de la cobertura de servicios vitales como educación y salud, así como el reconocimiento de los derechos económicos y sociales, son aspiraciones irrenunciables, porque de su conquista depende la preservación de la especie humana.
Digamos que Fidel está presente y que con los actos en Tuxpan, en La Habana o en Santiago se conmemoran hechos en los cuales él ha sido protagonista…
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