Las diversas expresiones naturalizadas de discriminación hacia las personas mayores y la vejez se han exacerbado en medio de la pandemia de covid-19.
En ello coincidieron psicólogos, investigadores y participantes en el foro «No al edadismo», organizado por la Asociación Cubana de Naciones Unidas (ACNU) junto a la Cátedra del Adulto Mayor de la Universidad de La Habana (UH) y desarrollado en el perfil de Facebook de esta última.
La gestión ciudadana en este grupo etario, qué es el edadismo, de qué manera han vivido estas actitudes y cómo no ser edadista durante el contexto de la crisis sanitaria actual fueron interrogantes que abrieron el debate el 15 de junio, con motivo del Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato a las Personas Mayores.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el edadismo o viejismo, como también se le conoce, puede adoptar muchas formas, como prejuicios, discriminación y políticas y prácticas institucionales que perpetúan creencias estereotipadas sobre la llegada a la vejez.
Un nuevo informe de las Naciones Unidas sobre el edadismo, publicado en marzo de 2021, calcula que una de cada dos personas en el mundo tiene actitudes edadistas, lo que empobrece la salud física y mental de las personas mayores, reduce su calidad de vida y cuesta cada año miles de millones de dólares a la sociedad.
Para la psicóloga Leela Laura Sanchez, «existe una razón muy potente para colocar los ‘viejismos’ como foco de atención en esta jornada», dijo al referirse a esos comportamientos y actitudes que utilizan la edad para categorizar y dividir a las personas, provocando daños, desventajas e injusticias.
«En el escenario global de la crisis sanitaria se han develado las desigualdades y vulnerabilidades de la población mayor, como un ciclo perpetuo de exclusión», afirmó Sánchez.
A juicio de la psicóloga, «queda la misión, primero, de identificar y visibilizar: ¿qué actitud tengo hacia la vejez y el envejecimiento? ¿Qué expresiones de discriminación hacia las personas mayores percibo en mi contexto social inmediato?
Luego, la experta recomienda cuestionar críticamente: ¿por qué se producen o reproduzco esas formas de maltrato hacia las personas mayores? ¿Cuáles son las causas? Para, posteriormente, generar y crear estrategias para cambiar: ¿cómo transformar esa parte de la realidad que atenta contra la integridad y bienestar de las personas mayores?, ¿qué acciones pro-sociales podrían pensarse para lograr una real deconstrucción de estereotipos y prejuicios en torno a las personas mayores, la vejez y el envejecimiento?», comentó.
«Esa una de las tantas rutas a seguir para lograr un mundo más justo y amigable con las personas mayores», reflexionó en el debate Laura Sánchez.
Desde la Cátedra del Adulto Mayor de la Universidad de La Habana se enfatizó en los desafíos en pandemia y luego de esta.
«Se ha desarrollado una narrativa edadista sobre la vejez, el envejecimiento y las personas mayores, que se subjetiviza en la mirada de muchos y con alto riesgo para el envejecimiento autónomo, activo, saludable y sostenible», apunta el comentario de la cátedra.
Envejecer «en pandemia»
Según cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), en Cuba más de 20,8 por ciento de la población tiene 60 años y más y el 15 por ciento de las personas mayores viven solas.
Ante este escenario demográfico, emergen desafíos crecientes en el control de la pandemia provocada por el coronavirus SARS-CoV-2. Asimismo, se impone aguzar la mirada hacia otras realidades de este segmento poblacional en medio del contexto epidemiólogico y la crisis económica, social y sanitaria generada por el virus.
La forista Natalys Dinza apuntó que el envejecimiento de la población se considera hoy un fenómeno global y multigeneracional; sin embargo, no había sido tan notable hasta la aparición de la pandemia de coronavirus.
«La covid-19 desnudó graves desigualdades que padecen las personas mayores para el ejercicio de sus derechos. Los puntos más críticos son el derecho al respeto por la autonomía personal, al autocuidado y el derecho a la asistencia sanitaria acorde a su condición», comentó.
La profesora de la Facultad de Psicología de la UH y presidenta de la Cátedra del Adulto Mayor de esta casa de altos estudios, Teresa Orosa, enfatizó que justamente «la autonomía que se desarrolla desde que somos niños y continúa hasta el final de la vida, es ignorada hoy por muchas personas».
Dinza agregó que «el coronavirus ha demostrado ser implacable con las personas mayores de 60 años, por causas vinculadas al normal proceso de envejecimiento, entre las cuales destaca la fragilidad de sus sistemas inmunes. De esta manera, también la pandemia pone en riesgo el derecho a una vejez activa y saludable, como una etapa más de la vida».
«Un enfoque de derechos en el abordaje de la vejez constituye el marco propicio para impulsar acciones que favorezcan la autonomía, la independencia y el empoderamiento de las personas mayores», consideró por su parte Laura Sánchez.
A favor del amor y la comprensión para las personas mayores convocó la forista Annabel Lafargue Wilmoth. «Compartamos y valoremos su sabiduría, su experiencia y sus ganas de vivir, que son el impulso necesario para gestionar el futuro de la sociedad de forma creativa», escribió.
En tanto, Orosa afirmó que «las personas mayores gestionamos valores, cultura del buen envejecer, diversidad de estilos de afrontamientos a la vida y proyección a futuro de nuestros hijos y nietos».
La usuaria Tere Iglesias manifestó que el confinamiento y las tensiones económicas que la pandemia ha agregado a la vida cotidiana han impactado sensiblemente en esta población. «El aislamiento social nos afecta psicológicamente», apuntó.
«Ha sido y es un periodo difícil, unido al alto riesgo del contagio, más aun si se trata de personas mayores. También impresiona la voluntad de atención a los mayores en medio de tantas adversidades, lo cual es importante continuarlo en la actual etapa, cuando la pandemia aún no cede. Hay afectaciones emocionales en este grupo en el mundo entero, pues el aislamiento es duro también para nosotros, aunque todas las edades se han afectado», ratificó Orosa.
Estereotipos silenciosos
Varias reflexiones del debate apuntaron a la necesidad de identificar estereotipos que impactan en la subjetividad de este grupo etario y que también pueden desencadenar malos tratos, privar de autonomía y capacidad de decisión.
«Los más evidentes se derivan del lenguaje. Sin darnos cuenta, usamos expresiones tales como ‘abuelos, abuelas o abuelitos’ en lugar de ‘personas mayores’ y estamos faltando a la verdad, ya que no todos tienen nietos, vulneramos su identidad al aludir a una relación de parentesco y ello se ha vuelto una costumbre cada vez más repetida entre la población», opinó Dinza .
«He registrado algunos ejemplos de edadismo en décimas, canciones y diálogo entre personas, incluyendo periodistas. Sobre todo, negar la edad o rechazar ese diálogo», agregó la profesora de la Cátedra del Adulto Mayor de la UH, Miriam Marañón Santa Cruz.
La educadora recordó que el pasado año la televisión cubana, en la revista matutina Buenos Días, abordó cómo la pandemia había disparado el infantilismo en el trato a las personas mayores, generando maltrato, lo cual marcaba un antes y un después en la gerontología.
«Hoy estamos en el foro de lucha contra el edadismo. Nos hemos incorporado al Decenio del Envejecimiento Saludable desde la educación a lo largo de la vida», apuntó Marañón Santa Cruz.
En su opinión, «la educación es la vía fundamental para eliminar prejuicios y estereotipos heredados. La cultura gerontológica tiene que transversalizar la sociedad en su conjunto, para evitar injusticias».