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Más razones para una Renta Básica Universal en contra del desempleo y la precariedad vital

Discursos oficiales: Sus triunfos, nuestras pérdidas

Fuentes: Rebelión

Faltan pocos días para las elecciones al Parlamento Europeo y las informaciones son diversas. Unos dicen que todo va bien, que estamos en el sendero de la recuperación. Otros dicen que ya no se puede ir a peor, que el país está arrasado y que hay que volver atrás. No faltan los mensajes que apuestan […]


Faltan pocos días para las elecciones al Parlamento Europeo y las informaciones son diversas. Unos dicen que todo va bien, que estamos en el sendero de la recuperación. Otros dicen que ya no se puede ir a peor, que el país está arrasado y que hay que volver atrás. No faltan los mensajes que apuestan por desaprender para reconstruir. Ni los que apelan al miedo conservador.

Ahora que la centralidad política se desenvuelve en la lucha por demostrar quiénes tienen la razón, la sociedad no se olvida de su decencia. Cada día son más las personas que se hacen conscientes de que son muchas las cosas que no funcionan. Que esta sociedad no se parece a la que iban a crear. Que hay que mantener viva la acción popular generada en los últimos años. Y al contrario de lo que parecía lógico, no estamos tan cansados. Si abrimos bien los ojos y miramos a nuestro alrededor, descubrimos los discursos oficiales y las alternativas que juntos podemos hacer posible.

Los discursos oficiales nos dicen cosas como que la reforma laboral «frena» la destrucción de empleo y «desacelera» el aumento del desempleo. Mensajes que lanzan las organizaciones internacionales, comunitarias y estatales. Y que se plasman en las estrategias políticas, como el Plan Nacional de Reformas (PNR).

El PNR para 2014 adula propuestas de flexibilización laboral causantes de la precariedad vital, como que en 2012 se produjeran más de 2000 descuelgues salariales y que en 2013 casi se duplicasen. El discurso culpabiliza a las personas que trabajan en condiciones asalariadas. Personas que prestan su capacidad de producción a unas empresas y cúpulas de poder económico que buscan acumular beneficios sin pensar en el bien general.

Es culpa de la voracidad de este modelo, y no de las personas que lo sufren, que se produzcan despidos masivos, cierres y ahogamiento de pequeñas empresas, congelaciones y bajadas salariales, o que en 2013 el 91,3% de los nuevos contratos fuesen temporales. Y consecuencia de ello es que las personas sean desahuciadas, que tengan que acudir a comedores sociales, que emigren o que se vean abocadas a hacer malabares numéricos para llegar a fin de mes.

A marzo de este año, sólo el 60,22% de las personas desempleadas tenían algún tipo de cobertura económica. La mitad de estas personas (47,5%) tienen concedidas y/o perciben prestaciones asistenciales que en ningún caso son superiores a 426 euros. Es decir, el 80% de un IPREM cuya cuantía lleva congelada desde 2010. Y en demasiadas ocasiones, estas prestaciones asistenciales, que deben tener como fin proteger a las personas ante casos de emergencia económica, son cobradas con varios meses de retraso. ¿Y qué pasa con quienes ni siquiera pueden acceder a ellas?

Somos muchas las personas que cada día entendemos o afianzamos nuestro convencimiento de que la lucha contra el paro y la precariedad conlleva también la lucha por la Renta Básica. Y que esta Renta Básica debe ser un derecho individual, incondicional y universal impulsado y reivindicado por el conjunto de la sociedad. Y junto a ello, son cada vez más las asambleas de personas desempleadas que se están creando, y los grupos y plataformas que desarrollan la propuesta e informan con mesas de recogidas de firmas para la Iniciativa Legislativa Popular puesta en marcha.

Dos años nos quedan de mensajes electoralistas de todo tipo. Del estamos mal, al avanzamos. De catástrofes a triunfalismos. De juegos de simulación democrática. Pero no podemos perder de vista lo más interesante. Aquello que la sociedad está construyendo del modo más democrático. Y la solidaridad que ello está creando.

Hay que mantener ojos bien abiertos para analizar el discurso oficial y las políticas que afectan directamente a nuestra vida. Esto nos proporciona las herramientas necesarias para luchar contra lo injusto de esta estructura económica y política.

El resto es cuestión de imaginación, cooperación y perseverancia. Y parece que la Renta Básica puede ser una buena herramienta para luchar contra la precariedad vital a la que estamos sometidos.

Isabel Franco, miembro del Movimiento Contra el Paro y la Precariedad. Por una Renta Básica Ya.

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Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.