Amenazas, agresión, violencia psicológica. Estos son sólo algunas de las violaciones de los derechos humanos que enfrentan los jóvenes estudiantes de Chile en el marco de movilizaciones y protestas por una educación gratuita y de calidad. Niñas y mujeres jóvenes enfrentan también otro tipo de violencia: la sexual. Para llamar la atención de las autoridades […]
La iniciativa alienta a personas y organizaciones a firmar una carta contra la violación y el abuso sexual de niñas y jóvenes chilenas. El documento, según el Observatorio de Equidad y Género, será enviado a las oficinas del Servicio Nacional de la Mujer (Sernam) y al correo electrónico de la Ministra del Sernam, Carolina Schmidt y la Subdirectora de la entidad, Jessica Mualim.
La carta llama la atención sobre los casos de violencia sexual, llevados a cabo por la policía chilena contra jóvenes que participan en las manifestaciones estudiantiles en el país. Son denuncias de agresiones, amenazas, insultos, abusos, desnudez forzada, manoseos, entre otras violaciones cometidas por agentes del estado durante la represión de las protestas estudiantiles.
Ante esta situación, las personas firmantes del documento expresan solidaridad a las víctimas y exigen una respuesta del gobierno chileno. «Exigimos a la autoridad de Estado que tome medidas inmediatas para instruir la sanción judicial de estos delitos por parte de agentes públicos, antes que estas agresiones se conviertan en un patrón de conducta de la policía hacia las niñas y jóvenes estudiantes, amparada en la impunidad de que han gozado los agresores anteriormente al no existir, por parte de las autoridades, investigación ni sanción de estas conductas delictivas», demandan.
De la misma forma, piden que el Estado se comprometa en garantizar la integridad y los derechos de los/as estudiantes, de conformidad con los tratados internacionales firmados por el Estado chileno contra la violencia dirigida a las mujeres. «Nos comprometemos a hacer lo que esté de nuestra parte para que estas tristes situaciones no vuelvan a ocurrir, y para lograr que los sueños de un Chile justo, respetuoso del derecho a expresarse, de los derechos de las mujeres, y a una educación pública de excelencia para todos los chilenos y chilenas, sin distinción y no sexista, se hagan realidad», concluyen.
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