Álvaro Uribe Vélez conocido en Colombia como AUV, en un fallo histórico (ahora, en el país todo es histórico) ha sido hallado culpable de soborno en actuación penal y fraude procesal, en un muy largo proceso judicial semejante al descrito por Franz Kafka, que hacía sospechar una vez más la impunidad tradicional con la que se han cubierto, también históricamente, o mejor a lo largo de la historia infame de Colombia, todos los perpetradores (de-terminators) que en el pequeño mundo sanguinario colombiano han sido.
Aún recuerdo el lema heredado desde el Estado Colonial en mi pueblito natal, que tenía en la puerta el abogado más famoso de toda la Provincia y que decía: “Pleito que no gano lo enredo”. ¿No les sugiere las maniobras dilatorias, las declaraciones y contra declaraciones, compra de testigos y contra testigos, etc, materia del fallo, interpuestas por el “abogangster” y su bufete de abogados de esta defensa histórica?
¿Quién, para no remontarnos demasiado, quién responde judicialmente en Estados Unidos o en Colombia, por el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán en 1948 y su continuación a “sangre y fuego” del cojo Montalvo, del pavoroso y sádico genocidio colectivo Contrainsurgente de la llamada “violencia bipartidista del medio siglo XX”? (ver resumen de Alfredo Molano en https://www.elespectador.com/actualidad/colombia-desde-la-marcha-del-silencio-de-gaitan-segun-alfredo-molano-bravo-article/ , que fuera sellado impunemente en el soleado mediterráneo catalán, con un pacto bipersonal para le creación de un Estado autoritario bipartidista y, con un abrazo fraternal de enemigos entre los “ordenadores del gasto”: El falangista Laureano Gómez y el panamericano Alberto Lleras Camargo, fundador de la OEA.
Después de más de 10 años de dilaciones y alargues, vino finalmente el espectáculo de 9 horas de agotadora lectura de las 2.500 páginas del fallo contra AUV, este histórico 28 de julio de 2025. Entonces, después de tan larga batalla político-judicial, podemos volver a otra conocida y vieja sentencia: “Después de la batalla todos somos Mariscales”. Habrá quienes se soben o froten las manos diciendo triunfalmente Yo lo había advertido”, otros menos ególatras y cabizbajos han dicho Es una venganza anunciada. Y todos, con humildad republicana han coincidido en el rescate histórico de la dignidad (abstracta) en la que se halla la agonizante justicia colombiana, que la valerosa juez Sandra Heredia, rescató recordando entre sorbitos de agua y de manera sencilla: Nadie está por encima y claro, dialécticamente, ni por debajo de la Ley.
Por eso, La ley suprema. La ciega figura femenina con una venda en los ojos, una balanza en una mano y una espada en la otra, símbolo abstracto de la Justicia, uno de los tres poderes de esa magna abstracción como es el Estado Burgués del capitalismo pleno, ha sido la triunfadora, acaparando todas las miradas.
Don Alvarito, el triste hombre con don del gobierno imperial estadounidense para imponer a “sangre y fuego” su dominio sobre los ariscos, insumisos y rebeldes colombianos. El hombre emblemático de la mafia antioqueña que en 2002, siguiendo aquella “biografía no autorizada de Alvaro Uribe Vélez”, escrita por el malogrado pero recordado escritor, poeta y periodista Fernando Garavito, que en aquel portal del libre pensamiento llamado ANNCOL, me atreví a nombrar y denunciar como el fascista Miniführer colombiano, lo que me causó la persecución despiadada del Uribato, luego ampliada contra todo el exilio colombiano con aquella ya conocida Operación Europa, que hace 23 años convirtió las embajadas colombianas en cuarteles de la Inteligencia Militar para cazar castro-chavistas. Hoy, sin el caucho protector que lo mantenía inmune, y solo con un comunicado alentador de Míster Rubio, está ad portas de una sórdida cárcel colombiana.
Fernando Garavito, quien murió en octubre del 2010, solitario en las arenas del desierto del sur de los EEUU, dando inicio públicamente al desenmascaramiento de AUV, finalmente ha triunfado al ponerlo entre las “tristes y sucias rejas”. Pues aunque AUV haya sido condenado por sólo uno de sus crímenes, talvez el menos espectacular, si es un verdadero logro, porque una vez perdidos sus fueros feudales, ropajes y encauchados encubridores como cualquier delincuente, se ha abierto la puerta para juzgarlo institucionalmente por sus otras perpetraciones de lesa humanidad: Genocidio político. Masacres. Desplazamientos. Asesinatos de líderes sociales. Narcotráfico. Paramilitarismo. Falsa desmovilización y bueno, corrupción.
Pero no sólo NO llevar a juicio a AUV, sino a los “perpetradores colaterales”, tanto militares, como “civiles” continuadores durante los 20 años del Uribato como, por ejemplo, JM Santos, con sus falsos positivos. Al subpresidente Duque, con su repudiable genocidio gota a gota de 692 líderes y reinsertados ejecutados. Todos, actualmente disfrutando sus fortunas y su buena salud:
También a ministros y altos cargos como Marta Lucía Ramírez, y su criminal actuación en la operación Orión en la Comuna 13 de Medellín y la Escombrera. https://www.las2orillas.co/la-sangrienta-operacion-militar-en-la-comuna-13-de-medellin-de-la-que-uribe-reconocio-dar-la
O Luis Carlos «Ternura» Restrepo, https://www.elespectador.com/judicial/luis-carlos-restrepo-no-pudo-frenar-su-juicio-por-presunta-falsa-desmovilizacion/
O Diego Molano, https://www.dejusticia.org/column/los-falsos-positivos-del-ministro-molano/
Etc…
Todo lo cual, ( quien lo creyera) ha puesto al orden del día la consigna de llevar a AUV a la Justicia Especial para la Paz (JEP) para que desde allí testifique sobre su verdadera actuación en la Guerra Contrainsurgente que montó y ejecutó junto con el US Army a partir del Plan Colombia de Pastrana en el 2002. Y así se pueda abrir legalmente la posibilidad REAL de desmontar o desestructurar (aunque sea judicialmente) el Bloque de Poder Contrainsurgente dominante actualmente en Colombia con sus Poderes Fácticos, que tiene una de sus figuras más reconocidas e influyentes en el señor protegido entre las Sombras: AUV.
El Uribismo ha sido herido gravemente, así como su posible reemplazo, el desafortunado y malogrado político Miguel Uribe Turbay, quien se debate dramáticamente entre la vida y la muerte en un prestigioso centro médico de Bogotá, sumiendo esa colectividad política en un verdadero pasmo. Una de cuyas reacciones (la más deletérea) pero posible, puede ser la venganza mafiosa: Contra el acusador Iván Cepeda y su familia, o contra la Juez Heredia que ha leído el fallo. Frente a lo cual hay que estar vigilantes.
Todo un otoño del patriarca.
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