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Don Jaime Botín habla de Grecia, ¿de argumentar se trata?

Fuentes: Rebelión

«Grecia, España y Europa» [1] es el título del último artículo de Jaime Botín en el global-neoliberal. » Cada uno de los miembros que integran la UE sólo tiene verdadero futuro dentro de una comunidad unida y solidaria. Un hipotético Grexit sería algo muy grave para nuestro país por el posible efecto contagio» es la […]

«Grecia, España y Europa» [1] es el título del último artículo de Jaime Botín en el global-neoliberal. » Cada uno de los miembros que integran la UE sólo tiene verdadero futuro dentro de una comunidad unida y solidaria. Un hipotético Grexit sería algo muy grave para nuestro país por el posible efecto contagio» es la entradilla. Han leído bien cuando han leído «comunidad unida y solidaria». En el país de los ensueños y del tecnicolor… ¿No era así la canción de «La abeja Maya?

Don Jaime es alumno de la Escuela de Filosofía (desconozco los avatares de la entidad) y fue presidente de Bankinter entre 1986 y 2002. Todo eso debe notarse. Su perspectiva: «No podemos esperar que lo comprendan los miembros del Gobierno ni otros que surjan del partido en el poder. Rajoy nunca entendió la situación griega, hasta el punto de lanzarse a apoyar al cantado perdedor de las próximas elecciones». Después, añade, «por obvias razones electorales, se ha convertido en uno de los principales partidarios de la intransigencia frente a Grecia». Por si hubiera dudas: «[…] es difícil que un político de la derecha vea con simpatía el caso griego. Sería, salvando las distancias, como pedirle que creyera en los peligros del calentamiento global. Hay cosas que la ideología de derechas no permite. Incluso en países tolerantes como Gran Bretaña el grueso de los euroescépticos se encuentra entre los conservadores. Pero España no será gobernada siempre por el PP sobre todo si el PSOE sabe usar sus armas».

Así, pues, PSOE, PSOE,… ¿Quién dijo que la familia Botín estaba enfrentada al gran partido de la oposición? Dejemos aparte lo del candidato perdedor de las próximas elecciones; la cosa, presentada así, promete, parece prometer, un nuevo enfoque. Veamos si es así.

«El 61% que votó no en el referendo griego hubiera votado si la pregunta hubiese sido: «¿Quiere que Grecia siga en Europa y en el euro?». No es cierto por tanto, como han querido entender y dar a entender los austericidas más conspicuos, que los griegos rechacen a Europa». ¿Europa? ¿De qué Europa se habla? ¿De la UE? ¿Esta parte de Europa con una proyecto neolibral subordinado a USA es Europa?

Habla a continuación de la salida de Grecia de la eurozona: «Son más bien ellos los que rechazan a Grecia porque, en el fondo, desean que se vaya sin comprender que un Grexit tendría consecuencias muy graves para todos los intereses en juego. Desde luego para Grecia, pero también para Europa. Y, sin embargo, algunos de los analistas mejor informados y conscientes de los males que acarrearía esa salida parecen por momentos inclinarse a pensar que eso es lo que va a ocurrir».

El razonamiento de «los expulsores» lo resume así: «Grecia no puede pagar sus deudas y aunque sus acreedores estarían dispuestos a dar facilidades en plazos, condiciones e, incluso, una quita, Grecia no tiene una economía capaz de salir adelante ni se justifica, en último término, el esfuerzo que conllevaría para sus socios el lograrlo. Además, dentro de seis meses, un año o dos, volveríamos a estar en las mismas». ¿Merece la pena se pregunta Botín? «Yo creo que sí y creo que lo mismo debería pensar cualquiera que valore correctamente los pros y los contras». Su razonamiento, se trata de argumentar, aquí nos detenemos:

1.»Aunque su economía sólo suponga el 2% del total, es una ficha de inestimable valor estratégico además de un elemento indispensable a medio plazo para concluir la construcción europea». De lo primero es muy consciente el Gobierno de USA, señala don Jaime, «que viene intentando conducir por el buen camino las negociaciones (que seguramente se habrían roto ya sin su intervención)». Y a continuación el toque antisoviético actualizado: «Que Putin, o quien le suceda, deba ser contenido, que el flanco griego tiene que ser asegurado no es algo que le importe mucho a algunos dirigentes europeos que, como los que representan a nuestro Gobierno, carecen de una visión global más allá de sus inmediatos objetivos políticos, pero lo segundo debiera ser entendible para cualquier político sensato aunque su visión se limite a su propio país».

2.La construcción de Europa no está terminada, es el segundo punto, «es un edificio al que faltan los últimos toques y si antes de dar fin al proyecto se nos cae un ala sería una muy mala noticia. Y conviene no olvidar que cada uno de los países que forman la Unión Europea sólo tiene verdadero futuro dentro de una Europa unida y solidaria. Creo que esto lo debe comprender hasta un miembro del Gobierno del PP». ¿Europa unida y solidaria?

De los conceptos expuestos, afirma don Botín, se deduce -¿se deduce?- «que seguramente bastaría que los dirigentes europeos, incluidos los griegos, tuvieran en la cabeza la construcción de Europa y su futuro con los otros grandes bloques a escala mundial como objetivo prioritario, para que el problema griego se pudiera resolver sin grandes traumas». Ya está, es fácil. Soluciones hay, añade. «Quien lo dude puede leer el excelente artículo Cómo evitar la salida de Grecia, que acaban de publicar en estas mismas páginas Miguel Otero-Iglesias y Federico Steinberg».

No puedo resumir el artículo referenciado [2] peor les copio dos apuntes para que vean de qué este tema de las soluciones botinianas:

1.» Hay, por lo tanto, algo más de diez días para llegar a un acuerdo que debe cumplir tres condiciones. Primero, tiene que ser aceptado por los electorados de todos los países (la zona euro tiene 19 democracias, no solo una). Segundo, hay que asegurarse de que Grecia realice las reformas estructurales que le permitan crecer. Los datos de la OCDE muestran que Grecia ha sido el país que más reformas estructurales ha aprobado en los últimos cinco años (un logro importante), pero el problema ha estado en su implementación. Esto tiene que cambiar. Tercero, el nuevo acuerdo tiene que relajar la austeridad y promover la inversión para que la economía griega pueda volver a respirar. Esto requiere de cierto alivio en el pago de la deuda, algo que políticamente debería ser más aceptable ahora que el FMI lo ha recomendado». Remarco que incluso estos autores señalan que «Los datos de la OCDE muestran que Grecia ha sido el país que más reformas estructurales [neoliberales por supuesto] ha aprobado en los últimos cinco años».

2. «[…]Grecia necesita un acuerdo antes de que su sistema bancario colapse. Por lo tanto, proponemos la creación de una comisión especial Euro-Griega para las reformas, formada por parlamentarios griegos y de los otros 18 países de la zona euro (para asegurarse autoría conjunta, lo que en inglés se conoce como co-ownership), que se encargue de vigilar la implementación de las reformas estructurales acordadas con la OCDE. Esta comisión, que podría estar formada por 15 miembros (siete, griegos, y ocho, del resto de la eurozona) tendría que ser independiente y sus recomendaciones deberían ser vinculantes para el Gobierno griego». Recomendaciones vinculantes, ocho miembros del resto de la eurozona… ¿Existiría la democracia griega?

Volvamos a don Botín centrándonos ahora «en nuestro país y en lo que cabe hacer desde aquí». Sus posiciones: 1. «Aunque nuestro Gobierno menosprecie las consecuencias un Grexit sería algo muy grave para España, no sólo por el posible efecto contagio y las demás consideraciones de orden general, sino porque somos un país mediterráneo y Grecia es importante por razones geográficas, históricas, de defensa y de cohesión, además de las económicas». 2. «El apoyo a una solución negociada como la aludida más arriba sería un magnífico argumento electoral: frente al mezquino oportunismo del PP la solidaridad con un socio en apuros, frente al miope enfoque nacionalista en lo económico una visión europea, como corresponde a un proyecto común que, además, a la larga es esencial para salir de esta maldita crisis y remontar el vuelo».

Todo ello, concluye, «para hacer frente a los desafíos del siglo, que ya están aquí y que habrá que resolver». ¿Qué desafíos? «La desigualdad, la ecología, la inmigración, el expansionismo ruso». Pero ¿esto va en serio? Va en serio. A don Botín le preocupa «que la izquierda moderada española no sea capaz de articular un mensaje a la altura de las circunstancias. Podría ser decisivo y el momento es ahora. Tal vez debería recabar el acuerdo con otros partidos de izquierda a nivel internacional». Es decir: ¡social-liberales del mundo, uníos!

Para evitar errores conceptuales don Botín nos advierte que «cuando hablo de la derecha incluyo en ella no sólo al PP, a los republicanos estadounidenses y a la derecha francesa sino también a Putin». En la izquierda, tomemos nota, «están con idéntico derecho el PSOE, Obama y el papa Francisco». Hace esta precisión -¡precisión!- don Botín «porque en el mundo se libra hoy una batalla crucial entre la derecha y la izquierda. Es la batalla entre el dogma y el librepensador, entre la seguridad y la justicia, entre el orden y la libertad». ¡Para morirse! ¿No se trata de argumentar? De esa lucha, finaliza, «tendrá que salir un sistema capaz de proteger contra los excesos del poder económico cuidando al tiempo que no disminuya la creación de riqueza, de estimular la iniciativa privada y garantizar la cobertura social. En esa contienda todos los ciudadanos, en mayor o menor medida, tienen que participar, tienen que elegir, se tienen que mojar. El mundo está cambiando dramáticamente y nuestros hijos tendrán que convivir mañana con el resultado de esa confrontación». ¿Este es el programa de la hora? ¿Esto es lo que se enseña en estos institutos de Filosofía de los que es miembro el autor? ¿La lucha entre la derechona internacional y el social-liberalismo más descafeinado resume lo esencial de la situación? ¡Pobres de nosotras!

Me olvidaba. Un resumen de la situación en el momento en que escribo esta nota:

1. El análisis de la propuesta griega realizado la ex troika considera «una buena base para la negociación la propuesta griega». Pero el documento contiene varias cargas de profundidad. Las instituciones reclaman a Grecia medidas adicionales ante la imposibilidad de alcanzar las metas fiscales pactadas por el deterioro de la situación económica tras el corralito.

2. El sistema bancario preocupa enormemente a la troika. «En ausencia de ayuda por parte del Mede la banca colapsará inevitablemente y llevará a una contracción mucho mayor de la economía de Grecia».

3. Las tres instituciones creen que l a propuesta del Gobierno Tsipras se acerca a las demandas de los acreedores: el impacto de las subidas del IVA y la reforma de pensiones será del 2,5% del PIB griego (unos 4.500 millones de euros). No es suficiente.

4. Las instituciones aplauden los progresos en privatizaciones pero emiten dudas sobre las subidas de impuestos que pueden lastrar el crecimiento.

5. Se quejan abiertamente de las insuficiencias por el lado laboral: la reforma de la ley de despidos colectivos es insuficiente.

6. Critican también al Gobierno Tsipras por las pensiones, ante el dictamen que declara inconstitucional la reforma de 2012, por no haber asegurado medidas alternativas.

7. Reclaman medidas «significativamente más duras» en el sector financiero: tratamiento más riguroso de los créditos morosos que alcanzan más del 30% de los totales.

8. Sin acuerdo, y con la banca al borde del abismo, la bancarrota de Grecia tiene «serias repercusiones potenciales sobre varios países del euro».

9. El documento reclama «una muy sustanciosa reestructuración» de la deuda (con la ampliación de los plazos de devolución) pero sólo después de que el Gobierno haya aprobado las contrareformas más importantes.

10. En todo este proceso será clave el análisis sobre una eventual reestructuración de la deuda griega. Schäuble-Dr. Strangelove ha vuelto a descartar que pueda ponerse sobre la mesa ninguna quita. Cualquier decisión al respecto se supeditará a que Grecia empiece a tomar medidas para enderezar su situación: no habrá discusión decisiva sobre una eventual reestructuración de deuda (177% del PIB griego) hasta otoño.

Como angelitos de la caridad. ¿A que sí? 

 

PS: Por cierto un mapa europeo que toma pie en » Media España en rojo», Enric Juliana, La Vanguardia, 12 de julio de 2015. El resumen: «Una estimación alemana dibuja la mitad de España como zona con alta tasa de pobreza en el 2020». Cinco notas:

1. Tres colores: «[…] El mapa de hoy es una proyección del Instituto Federal Alemán para los Asuntos Urbanos sobre la población en riesgo de pobreza o exclusión social, el año 2020. En rojo, las zonas con mayor precariedad social dentro de cinco años. En azul oscuro, los paraísos del bienestar. En gris azulado, la Europa más o menos estabilizada que puede hacer posible la continuidad del euro. Es un mapa que dibuja un futuro poco halagüeño para la Gran Bretaña euroescéptica. Los cartógrafos alemanes advierten a los ingleses que les espera un cierto retroceso social frente a una Europa continental todavía fuerte. Una Europa septentrional potente. Una Europa central estabilizada después de las crisis. Y dos anclajes debajo de los Alpes y los Pirineos: la Italia del Norte (con adición toscana y boloñesa), y una amplia marca hispánica, definida por Catalunya, Aragón, País Vasco y Navarra, el Gran Madrid y su retaguardia castellana.

2. Color, el azul: «Una Europa de gris azulado, con islas de gran prosperidad. La riqueza del petróleo en la Noruega de los grandes fiordos. Las áreas metropolitanas de Estocolmo y Helsinki. Islandia, levantando cabeza. Una Chequia muy boyante, flanqueada por la significativa recuperación de Eslovaquia. El corredor de Sissí, emperatriz, sin Hungría. Una Austria confortable, conectada con el auge del gran Véneto, donde hay impulsos independentistas con la bandera de la Serenísima República. El corredor de Sissí vuelve a salir al mar por Trieste y pone un pie en Eslovenia. Hay más islas azules. El Piamonte, que unificó Italia en 1861 y no se escindirá de ella. Y el Gran Luxemburgo hispánico: el clúster foral vasconavarro, en vías de pragmática confluencia política después de las elecciones del 24 de mayo».

3. La mitad de España: «La Europa que puede superar el 30% de pobreza linda con la antigua Unión Soviética, desde el Báltico hasta Bizancio. Letonia y Lituania. Las regiones orientales de Polonia. La mitad de Hungría, desde Budapest hacia Transilvania. Todo el gran mosaico balcánico, Grecia incluida. Es la Europa que tiene miedo de Putin, pero también es la Europa que comienza a sentirse hipnotizada por la Rusia de mano dura. Aquí hay tema.

La Europa pobre seguirá siendo, así mismo, mediterránea. La Europa de los olivos. El Sur de Italia, de Roma para abajo, con Sicilia y Cerdeña. Y, atención, la mitad de España. Una enorme mancha roja en España. La prospectiva alemana nos dice que Portugal puede mejorar y dentro de cinco años encontrarse -en términos de estabilidad social- en mejor situación que la España más damnificada por la crisis. En el Atlántico, problemas en Irlanda.

4. Regresión social: «Es impresionante la mancha de la regresión social española, según esta previsión alemana: Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Murcia y la Comunidad Valenciana. Este mapa nos presenta una España muy difícil de vertebrar en el 2020. Vienen ásperos debates -todavía más- sobre el reparto de la solidaridad.

5. Valencia: «Valencia, rótula crítica. Una economía que puede recuperar dinamismo, con el lastre de una fuerte regresión social. Ahí tenemos una de las claves del reciente cambio político valenciano. Concluyo con una afirmación que seguramente choca con el dogma de la centralidad perpetua de la cuestión catalana. Valencia puede ser uno de los puntos más críticos de España en el 2020». No se nos dice por qué.

 

Notas:

[1] http://elpais.com/elpais/2015/07/10/opinion/1436534035_535397.html

[2] http://elpais.com/elpais/2015/07/07/opinion/1436292342_660319.html

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.