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¿Dónde está Santrich?

Fuentes: Rebelión

Mediante una abundante lluvia de ideas el gobierno, el establecimiento político y la directiva gobiernista (y neoliberal) de las Farc, han tejido una fantasía cargada de especulaciones, fake news y sofismas sobre la extraña y grave desaparición de Jesús Santrich, el destacado y brillante dirigente revolucionario de las guerrillas marquetalianas, el acérrimo defensor de la […]

Mediante una abundante lluvia de ideas el gobierno, el establecimiento político y la directiva gobiernista (y neoliberal) de las Farc, han tejido una fantasía cargada de especulaciones, fake news y sofismas sobre la extraña y grave desaparición de Jesús Santrich, el destacado y brillante dirigente revolucionario de las guerrillas marquetalianas, el acérrimo defensor de la paz con democracia y justicia social que hoy quiere ser descalificado por el ex negociador de la Calle (un fracasado político y electoral) mediante señalamientos con los que quiere exculpar su responsabilidad en la estruendosa bancarrota de la implementación de los acuerdos habaneros y la construcción de la paz.

La plétora de enemigos de Santrich ha echado mano del conocido recurso de la «profecía auto cumplida» para vender la idea de que el dirigente revolucionario salió corriendo por una ventana y se fue a esconder con sus camaradas en las montañas fronterizas con Venezuela, burlándose de la justicia y de la confianza depositada en el por la sociedad.

En el texto Teoría social y estructura social, Merton da la siguiente definición de la «profecía autocumplida»:

La profecía que se autorrealiza es, al principio, una definición «falsa» de la situación que despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa concepción original de la situación se vuelva «verdadera».

Una profecía autocumplida o auto realizada es una predicción que, una vez hecha, es en sí misma la causa de que se haga realidad.

Si Santrich se escapo es porque así estaba previsto que ocurriría; así, su sorpresiva desaparición es la confirmación de lo que todo sabíamos desde el principio, que el hombre huiría para evadir el pronunciamiento implacable de la justicia.

Pero, las cosas no son así tan simples. El asunto tiene otras aristas que lo hacen más complejo y misterioso.

En Colombia hay una sistemática acción de fuerzas violentas ligadas a la ultraderecha del uribismo gobernante en cabeza de Ivan Duque que están ejecutando un plan de exterminio de los antiguos miembros de las Farc que acogieron de buena fe los pactos firmados por sus jefes con el gobierno de Santos. Hasta el momento han sido asesinados más de 170 miembros de las Farc sin que el gobierno reaccione frente a esa barbaridad ejecutada por las Águilas negras, los Pachencas, los Paisas, los Caparrapos y los Rastrojos, grupos del neoparamilitarismo conformados por gamonales afectos al gobierno de Duque y por altos oficiales del Ejército y la policía, como se pudo comprobar recientemente con la colaboración del Coronel Argote a la banda «La Constru» del Putumayo y a uno de sus jefes, alias Gargola, subordinado de «la Araña», el verdadero dueño de esta empresa criminal que azota al departamento del Putumayo y a la frontera con Ecuador, con múltiples asesinatos de indígenas y campesinos en Mocoa, Puerto Asís, Orito, San Miguel, Teteye y Lago Agrio; y con los negocios del narcotráfico del que se lucran estas cadenas sangrientas asociadas al Estado. Hechos que ocurren con la complicidad y participación directa de funcionarios del gobierno departamental y nacional.

El Coronel Argote escondía en los cuarteles de la 13 Brigada a Gargola y a la Araña en Bogotá y utilizaba los vehículos del Ejército para pasearlos por los Centros comerciales de la capital y por otros lugares muy importantes de la ciudad.

Argote es la millonésima comprobación de la simbiosis del paramilitarismo y el militarismo oficialista que blinda la maquinaria de la muerte uribista.

Señalo lo anterior para indicar que Santrich muy seguramente fue objeto de una acción criminal de un holding de estos que operan hoy a la luz del día masacrando líderes, mujeres, indígenas y dirigentes de la oposición.

A Santrich lo raptaron por la ventana que dice el relato oficialista fue la que él supuestamente utilizo para escapar. Y para que tal secuestro se diera hubo complicidad de los anillos, grupos de seguridad y de los funcionarios corruptos de la Unp.

Allí se movió mucha plata y actuaron fuerzas muy poderosas para completar la descomunal arremetida y el asedio a que fue sometido Santrich desde su captura, luego de la trampa de la Dea y la Embajada gringa para comprometerlo en los negocios del narcotráfico, que hoy es la fuente de enriquecimiento de grandes capos asociados a las esferas gubernamentales.

Al momento de su desgraciada desaparición Santrich estaba bajo la vigilancia y el control del gobierno. Es el Estado quien debe responder por su paradero. Pero el régimen para distraer y evadir su responsabilidad ha montado toda esta película de su escape hacia Venezuela, contando para ello con la complicidad y el «sapeo» de los directivos gobiernistas de las Farc (de Timochenko, Granda, Lozada, Alape, Calarca, Marin, Angel y Cia) bastante afanados en sacar del camino al revolucionario opositor que se convirtió en un estorbo al plan entreguista y desertor de estas fichas descompuestas del movimiento popular y democrático colombiano.

Ojala Santrich regrese con vida para que continue con su brillante liderazgo al frente de un nuevo movimiento de masas que avance en las luchas por la transformación profunda de nuestra sociedad y su Estado. Para que hagamos realidad entre todos la paz con reforma agraria democrática, con una nueva democracia avanzada, con los derechos para las víctimas y con la soberanía de nuestra nación, en solidaridad con la lucha de los pueblos latinoamericanos enfrentados a la dominación imperialista propiciada por unas oligarquías vende patrias como la colombiana.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.