A principios de julio de 2015, la vocera nacional del movimiento de pobladores/as Ukamau (voz aymara, «así somos»), Doris González Lemunao, fue una de las expositoras centrales en el marco de la proyección del documental «La vida en espera: El referéndum y la resistencia en el Sahara Occidental» de la directora Lara Lee. La iniciativa […]
A principios de julio de 2015, la vocera nacional del movimiento de pobladores/as Ukamau (voz aymara, «así somos»), Doris González Lemunao, fue una de las expositoras centrales en el marco de la proyección del documental «La vida en espera: El referéndum y la resistencia en el Sahara Occidental» de la directora Lara Lee. La iniciativa de solidaridad internacionalista fue organizada por el Comité de Amistad Chileno con el Pueblo Saharaui y los pueblos oprimidos del mundo (https://comitesaharaui.
La joven Doris González Lemunao es la actual dirigenta del proyecto Ukamau (1987-2015, http://sitiocero.net/2014/
Cuando sea publicado el presente texto, Doris estará por reunirse o ya se habrá reunido con el Presidente de Bolivia Evo Morales y el Papa Francisco, como representante de las mujeres empobrecidas de Chile que luchan por «mucho más» que una casa. ¿Extraño? En absoluto, considerando que en la última y revolucionaria encíclica papal, inspirada en san Francisco de Asís, Laudato si, el jefe del Vaticano señala que «La falta de viviendas es grave en muchas partes del mundo, tanto en las zonas rurales como en las grandes ciudades, porque los presupuestos estatales sólo suelen cubrir una pequeña parte de la demanda. No sólo los pobres, sino una gran parte de la sociedad sufre serias dificultades para acceder a una vivienda propia. La posesión de una vivienda tiene mucho que ver con la dignidad de las personas y con el desarrollo de las familias. Es una cuestión central de la ecología humana.».
En los últimos años, Ukamau se ha transformado en la agrupación de los empobrecidos/as de Santiago y otras ciudades del país que mayor participación activa ha tenido en las luchas populares, sociales y políticas, mucho más allá del mero combate por la vivienda.
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-¿Por qué tú, una pobladora empobrecida chilena, expones en una actividad de solidaridad con los pueblos saharaui, palestino, kurdo, armenio, etc.?
«Porque en la lucha colectiva he aprendido que somos un solo pueblo oprimido a escala mundial. Por ello me declaro internacionalista. El desarraigo, los desplazamientos, la exclusión, la explotación, el colonialismo, son las formas de sometimiento mediante las cuales nos hermanamos con otros pueblos despiertos del globo. Mi deber es llevar la solidaridad internacionalista no sólo en la palabra, sino que en el corazón y en la práctica.»
-¿Cómo se explica el despliegue de Ukamau en las diversas batallas del movimiento popular chileno en tránsito a su recomposición?
«Nuestra lucha principal es por la vivienda. Naturalmente, cuando la gente llega a la organización no trae consigo la convicción de cambiar el mundo ni hacer la revolución, ni cambiar la reforma laboral o la reforma educacional del gobierno de la Nueva Mayoría que se están urdiendo en contra y a espaldas de los intereses del pueblo trabajador. Sin embargo, nuestra lucha es más grande que una casa.»
-¿Las políticas de vivienda corresponden a los gobiernos de turno o a una política de Estado?
«A las administraciones del Estado, no al Estado. Esto es, cambia el gobierno y cambian entonces los presupuestos para el sector, los requerimientos para las familias, las metodologías, etc. Se maneja a través de decretos del Ejecutivo y a la Ley General de Vivienda. Si bien las lógicas de la Nueva Mayoría y la Alianza por Chile no son exactamente iguales, pero tampoco distintas, se aplican a discreción. ¿Qué tenemos que hacer? En el corto plazo, conseguir una solución habitacional para las familias y en el largo plazo, conquistar una Ley General de Vivienda que se consagre en la Constitución política del país. Por eso necesitamos que se transforme la Constitución. No obstante, hasta que junto con las diversas expresiones del movimiento popular construyamos las fuerzas sociales necesarias para recién acariciar las posibilidades, de acuerdo a las relaciones de fuerza entre dominados y dominadores, de aproximarnos a ese punto de llegada, debemos mejorar las condiciones en que vamos a habitar nuestros barrios y ciudades. Una Asamblea Constituyente no la vemos como la solución a todos nuestros males ni menos que está a la vuelta de esquina. Si hubiera una Asamblea Constituyente hoy, sólo se consagraría y perfeccionaría la antipopular Constitución que ya existe. Es más, primero es el poder y las fuerzas, y luego las constituciones que nos favorezcan.
Ahora bien, con la sola casa o el departamento no accederemos a las soluciones en educación, salud, trabajo, seguridad social, libertad de expresión, etc. Nuestra reflexión y horizonte de lucha es que las familias puedan desarrollarse dignamente como comunidades integrales. Y es precisamente es esta conclusión devenida del ejercicio concreto de la lucha por la vivienda y los derechos sociales que en Chile no existen, es que nos encontramos dinámica y naturalmente con otros territorios del movimiento popular. Pueblo es el que lucha y todas las luchas tienen que ver con nosotros/as.»
Anticapitalistas y antipatriarcales
-Ukamau habla del «Buen Vivir»…
«Exactamente. Nosotros sabemos que el obstáculo inmediato para el objetivo del Buen Vivir es el bloque en el poder que domina desde hace más de 40 años y que no es más que la manifestación local de los dueños privados de la riqueza de todos/as.»
-¿Cuáles son las distinciones de Ukamau respecto de otras franjas del movimiento popular?
«El 95% está formado por mujeres. Históricamente en Chile el movimiento de pobladores/as ha sido femenino, independientemente de que sus dirigencias hayan estado compuestas por hombres. Nuestra lucha es eminentemente anticapitalista. A las mujeres nos ha costado mucho organizarnos y formarnos, teniendo que cumplir tantos roles a la vez. En la práctica, hemos ido destruyendo la relación social y de poder que impone a los hombres el «resguardo» de las mujeres. En este sentido, la izquierda, lamentablemente, no ha sido distinta. En los hechos nos hemos vuelto antipatriarcales. La liberación será un resultado de todos los seres humanos. Lo que ocurre es que en este momento nosotras nos estamos abriendo paso como mujeres pobladoras y luchadoras políticas. Hoy la voz de la mujer está siendo mucho más determinante que antes porque hemos batallado para eso. Además, entendemos muy bien que debemos enfrentar al feminismo liberal debido a que ellas mismas son también parte de la opresión de la mujer popular y trabajadora. El pasado 8 de marzo, para la marcha del Día Internacional de la Mujer, Ukamau tomó la iniciativa de encabezar la movilización. Dejamos la Alameda impregnada con el olor de la mujer empobrecida. Más tarde, muchos grupos feministas se enfurecieron porque «las viejas gordas» del Ukamau dirigieron la actividad.»
Pueblo trabajador y cristianos/as de abajo
-¿Qué pasa con los modos tradicionales de la izquierda chilena en el campo de los pobladores/as?
«Nos aburrimos de ser una izquierda de autoconsumo. De reunirnos con nuestros/as amigos/as que piensan lo mismo que nosotros/as. Co ellos/as no tenemos que ponernos de acuerdo en nada: basta fijar fecha y hora para resolver conjuntamente qué vamos hacer. Como al Ukamau arriban personas que persiguen una vivienda, sin importar su posición política, por tanto nuestro desafío es elevar la conciencia política. En definitiva, todos/as somos pueblo trabajador, con contrato o sin contrato.»
-¿Y el Cristo de los sometidos/as?
«Prácticamente el 100% del Ukamau es cristiano. Yo soy cristiana. Sin embargo, el cristianismo de base que acompañó la resistencia contra la tiranía brilla por su ausencia, salvo contadísimas excepciones. En la actualidad están cerradas las puertas de la Iglesia para nosotros/as. Nos dicen que hoy la Iglesia «ya no está en la política».»
-Al respecto, está claro que la Iglesia oficial y «de los de arriba» en Chile se encuentra, por decir lo menos, atrasada en relación con la última encíclica papal que, entre materias ligadas al trabajo, la desigualdad social, la ecología radical, la crítica dura al consumismo y al capital financiero, dice que «los poderes económicos continúan justificando el actual sistema mundial, donde priman una especulación y una búsqueda de la renta financiera que tienden a ignorar todo contexto y los efectos sobre la dignidad humana y el medio ambiente. Así se manifiesta que la degradación ambiental y la degradación humana y ética están íntimamente unidas.»…
«Yo considero que el Papa Francisco está reconvocando a esa Iglesia chilena que fue compañía del pueblo durante la dictadura. Por eso cuando me reúna con él en Bolivia, me gustaría contarle de nuestro pueblo y, de primera mano, decirle cómo se está comportando la Iglesia oficial aquí, contradiciendo abiertamente la revolucionaria perspectiva a favor de nosotros/as que en su nueva encíclica plantea.»
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