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Dos meses perdidos, muchos años ganados

Fuentes: Fortin Mapocho

El gran actor de la vida nacional en estos últimos dos meses han sido los estudiantes. Han rescatado de la vida política de un pueblo aspiraciones de generaciones pasadas que se creyeron irremediablemente perdidas en los recovecos del mercado y la indignidad. A estas alturas del conflicto se mencionan dos caminos. Uno el de la […]

El gran actor de la vida nacional en estos últimos dos meses han sido los estudiantes. Han rescatado de la vida política de un pueblo aspiraciones de generaciones pasadas que se creyeron irremediablemente perdidas en los recovecos del mercado y la indignidad.

A estas alturas del conflicto se mencionan dos caminos. Uno el de la Alianza/Concertación que lleva de manera directa a la democracia de los acuerdos. Dos, continuar las movilizaciones de los estudiantes.

El camino de la Alianza/Concertación ha sido la base de los acuerdos estos últimos 20 años y representa un proyecto político identificado con las desigualdades y la escasa representación ciudadana, carece de futuro y ya ha sido rechazado por los estudiantes. Nunca se ha entendido que aquellos que postularon que la base fundamental del desarrollo humano era la educación, se negaran a separar el mercado y el lucro de dicha aspiración fundamental y por otra, que redujeran el problema de la educación a opciones individuales desconociendo este objetivo como la legítima aspiración de un pueblo.

El camino de los estudiantes junto a las aspiraciones programáticas de una educación pública, gratuita y de calidad; fin del lucro y de la trampa financiera de los préstamos bancarios, se abre a bases políticas e institucionales planteadas con anterioridad por un amplio sector de la ciudadanía y negadas por dos décadas por la clase política. Son las grandes reformas del plebiscito, la consulta ciudadana, el referéndum revocatorio de las autoridades y fin del sistema binominal de elecciones. Sin esta nueva institucionalidad no será posible realizar las reformas planteadas por los estudiantes.

Cuando los políticos de todos los sectores se abrieron al diálogo, el ejecutivo, diputados y senadores ofrecieron el congreso como escenario de acuerdos. Olvidaron 2006 y que los estudiantes tienen conciencia y tienen memoria. Memoria individual y memoria colectiva de experiencias anteriores. Todos recuerdan que la presidenta de la época los envolvió en comisiones y palabras. Es difícil caer dos veces en la misma trampa. Por ello, esta vez la aceptación de la invitación al Congreso tiene una condicionante: avocarse al petitorio de los estudiantes que es intransable.

Como ya lo hemos dicho esta condición involucra las grandes aspiraciones ciudadanas que han sido postergadas por más de dos décadas. Repitámoslo, junto al fin de las desigualdades, se encuentran la apertura a una nueva institucionalidad, la más amplia y democrática representación ciudadana, el reconocimiento de los bienes públicos a saber educación, salud, vivienda, base de la reproducción del trabajo humano, la recuperación de nuestros recursos naturales. Tampoco olvidemos que conjuntamente con las aspiraciones estudiantiles está la protesta del movimiento ecologista y la recuperación de los bienes públicos hoy privatizados en un ejercicio que ya dura casi 4 décadas en que el patrimonio público ha sido vendido a los grupos económicos.

Cuando fallan las palabras es porque fallan los conceptos. Muchos creyeron ver en las manifestaciones la revuelta de los estudiantes. Otros recordaron Mayo 68. Se engañaron. Es una revolución que articula aspiraciones a medios relevantes, posibles, capaces de llamar a un pueblo que está consciente que ha sido convocado a grandes tareas. Sin duda se han perdido más de dos meses de clases pero se han ganado muchos años de la vida de un pueblo.

* Director de Fortín Mapocho

http://www.fortinmapocho.com/detalle.asp?iPro=2304