“¡Pueblo de Cuba, levántate y anda! ¡Pueblo cubano, despierta! ¡Este es mi último aldabonazo!”. Chibás: últimas frases de la alocución por radio en el domingo 5 de agosto de 1951, antes de su disparo suicida.
“¡Eduardo Chibás, por primera vez desde tu muerte, tu pueblo ha vuelto a ser feliz, con la obra que tú sembraste, con la Revolución que tú sembraste, que tú iniciaste. ¡Eduardo Chibás, tu último aldabonazo ha resonado por fin!” Discurso de Fidel el 16 de enero de 1959
Eduardo Chibás (Santiago de Cuba, 26 de agosto de 1907 – La Habana, 16 de agosto de 1951) fue un relevante político y revolucionario cubano. Su trayectoria desde su juventud jalonó todo el periodo nefasto de la política corrupta en la Cuba neocolonial. Al fundar el Partido Cubano Ortodoxo en 1947 fue nucleando a lo más honesto de la sociedad y se incorporaron una mayoría de jóvenes con altos ideales, entre ellos se encontraban Fidel y muchos de los que más tarde integrarían el movimiento revolucionario encabezado por Fidel y con el nombre de la Generación del Centenario de Martí, asaltaron el 26 de julio de 1953 los Cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, y luego siguieron la lucha guerrillera en la Sierra Maestra y la lucha clandestina en las ciudades, a partir del 2 de diciembre de 1956.
Pocos días después del triunfo de la Revolución, el día 16 de enero de 1959, aniversario de su fallecimiento, Fidel y una multitud tributaron a Chibás un sentido homenaje, ante su tumba en el cementerio de Colón en La Habana, en que destaca el contenido desbordante de ideas y argumentos políticos e ideológicos de naturaleza nacional e internacional que siempre merecerían tenerlas presentes. Apenas escogeré algunas de estas ideas relacionadas con Chibás, que son significativas del papel que jugó como parte de la Revolución Cubana. Expresó Fidel entonces:
“Hoy es como el resumen de toda aquella historia, la historia de la Revolución, la historia del 26 de julio, que tan íntimamente ligada está a la historia de esta tumba, que tan íntimamente ligada está al recuerdo de quien descansa en esta tumba, que tan íntimamente ligada está a la ideología, a los sentimientos y a la prédica de quien descansa en esta tumba, porque debo decir aquí que sin la prédica de Eduardo Chibás, que sin lo que Eduardo Chibás hizo, que sin el civismo y la rebeldía que despertó en la juventud cubana, el 26 de julio no hubiera sido posible.
Entre los jóvenes que seguían a Chibás se reclutaron principalmente nuestros combatientes. Si no hubiese existido aquella juventud, si no hubiese existido aquella prédica, si no se hubiese sembrado aquella semilla, el 26 de julio no hubiese sido posible. El 26 de julio fue, pues, la continuación de la obra de Chibás, el cultivo de la semilla que él sembró en nuestro pueblo. Sin Eduardo Chibás no hubiese sido posible la Revolución Cubana. Nos faltó su presencia física, todos le echamos de menos, todos no decíamos más que una frase: “Si Eduardo Chibás estuviera vivo, si Eduardo Chibás estuviera junto a su pueblo” y lo decíamos con amargura, lo decíamos como si hubiésemos perdido la esperanza y, sin embargo, Eduardo Chibás no nos había abandonado, Eduardo Chibás estaba con el pueblo, Eduardo Chibás estaba presente, su obra estaba latente en el pueblo, y sobre esa base se edificó la Revolución triunfante que hoy está en el poder”.
Hoy podemos decirle: “Eduardo Chibás, tú combatías el peculado, y ya no hay peculado; Eduardo Chibás, tú combatías la politiquería, y ya no hay politiquería; Eduardo Chibás, tú combatías la corrupción administrativa, y ya no hay corrupción administrativa; Eduardo Chibás, tú combatías el vicio, la botella, el privilegio, el nepotismo, ya no hay vicio, ni botella, ni privilegio; Eduardo Chibás, tú combatías el crimen, y ya no hay crimen; Eduardo Chibás, tú combatías la fuerza, y ya no hay fuerza; Eduardo Chibás, tú combatías a Batista, y ya no hay Batista; Eduardo Chibás, por primera vez desde tu muerte, tu pueblo vuelve a estar alegre; Eduardo Chibás, por primera vez desde tu muerte, tu pueblo ha vuelto a ser feliz, con la obra que tú sembraste, con la Revolución que tú sembraste, que tú iniciaste, y que siguieron en tu camino tu compañero Pelayo Cuervo, tu compañero Juan Manuel Márquez, tu compañero Raúl de Aguiar, tus compañeros, que en número interminable, compañeros del Partido que tú fundaste, cayeron junto con hombres de otros partidos, porque tu causa, tu ideal, dejó de ser la causa y la idea de un Partido, para convertirse en la causa, en la idea y en la ilusión de todo un pueblo. Lo que se dijo aquí es verdad: tú y todos los mártires, tú, como Juan Manuel, como Echevarría, como Frank País, como Pelayo Cuervo, no pertenecen ni al 26, ni al Ortodoxo, ni a ningún Partido, pertenecen a la patria, pertenecen a Cuba”.
La prédica de Chibás por la radio nacional y su lucha denodada contra la corrupción imperante en el país fue ganándose seguidores y militantes y ya para la época en que se suicidó trágicamente, era el aspirante triunfador como presidente de la república en las elecciones que se efectuarían en pocos meses. La historia del acto trágico puede buscarse en otras fuentes.
En lo personal debo señalar que a pesar del medio rural en que vivía durante mi adolescencia, pronto tuve un despertar temprano de la conciencia política en aquellos momentos, que estuvieron presididos por la campaña de cambios y de lucha contra la corrupción imperante que prometía Eduardo Chibás al frente del Partido Cubano Ortodoxo. Recuerdo que asistía con mi familia a escuchar, en la única radio del barrio que era la casa de mi tío, el programa que semanalmente mantenía aquel político y que concitaba las esperanzas de lo mejor del pueblo.
Así que prontamente todo el mundo tuvo la noción del saldo negativo que representó para el país la muerte de Chibás en 1951 y el posterior golpe de Estado de Batista el 10 de marzo de 1952.
Pero, en fin, aquel pueblo adolorido y defraudado, encontró pronto su camino bajo el liderazgo de Fidel y otros muchos compañeros, y en última instancia el pueblo, que comprendieron que la lucha tradicional de la política electorera estaba agotada y se imponía una nueva situación que sería la lucha armada para hacer triunfar una revolución verdadera frente a la dictadura imperante..
Pasó el tiempo, hasta que se produjo el triunfo de la revolución el 1 de enero de 1959, y en la parte más oriental de Cuba, en Baracoa, se organizó, como en todo el país, el Movimiento Revolucionario 26 de Julio, y con la dirección creada se decidió instituir su órgano radial que titulamos La Hora Rebelde, con una programación temática variada.
Fue así que en el programa del 15 de agosto de 1959, uno de los temas fue el ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE EDUARDO CHIBÁS, en que se expresó lo siguiente:
“Mañana, día 16 de agosto, se cumplirá un aniversario más de la muerte del inolvidable líder del pueblo cubano, Eduardo Chibás. Por primera vez desde su muerte, se conmemorará en una Cuba libre y feliz. En la Cuba que él quería. En la Cuba limpia de ladrones, de malversadores, de explotadores, de politiqueros, de intervencionismos, y limpia de otras lacras sociales y políticas, barridas con el fuego del heroísmo, con el fuego de la vergüenza y la dignidad. Dolerá todavía su muerte. Porque él significó mucho para las generaciones puras del país. Pero Eduardo Chibás sonreirá. Será su gran día de fiesta. Su fiesta de dignidad. Verá a sus compañeros fieles, a los que continuaron su lucha. Verá a su pueblo feliz, seguro de sí mismo, con fe en su destino. Se están cumpliendo, se están convirtiendo en realidad los sueños de Eduardo Chibás, que dejara dicho lo siguiente:
“Las revoluciones sólo avanzan taladrando montañas de intereses, de ignorancias y de miserias: montañas que inexorablemente sepultan en su seno a los pioneros que van abriendo los surcos por donde avanzan los pueblos. A los pueblos sólo se les presenta una vez en su vida la oportunidad de hacerse libres y dignos, y si por cobardía o por inconsciencia, por maldad o por ignorancia, la dejan escapar, son condenados a vivir como pueblos coloniales en perpetua esclavitud, porque estas oportunidades no se presentan todos los días.”
Hoy, al cabo de esta larga jornada de 71 años desde su desaparición física el pueblo de Cuba y todos los revolucionarios están conscientes que como expresara Eduardo Chibás “las revoluciones sólo avanzan taladrando montañas de intereses, de ignorancias y de miserias” y también de otras muchas cosas que los enemigos internos y el imperialismo se han dedicado a ponerles en el camino en forma aviesa y criminal. Pero hemos aprendido y estamos conscientes a lo largo de todas estas batallas por la vida y la victoria de la revolución, que es lo mismo que decir el pueblo cubano, que este periodo histórico triunfante es el único nuestro, “ya que estas oportunidades no se presentan todos los días” en el largo devenir de los pueblos.
Wilkie Delgado Correa. Doctor en Ciencias Médicas. Doctor Honoris Causa. Profesor Titular y Consultante. Profesor Emérito de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba.
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