Los desplazados por la guerra civil en Colombia necesitan asistencia, no sólo dentro del país sino en los vecinos de la región andina, advirtió el jefe para América de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), Philippe Lavanchy. A su regreso de una visita a América del Sur, Lavanchy […]
Los desplazados por la guerra civil en Colombia necesitan asistencia, no sólo dentro del país sino en los vecinos de la región andina, advirtió el jefe para América de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), Philippe Lavanchy.
A su regreso de una visita a América del Sur, Lavanchy señaló que Acnur aspira a establecer, como medida preventiva, una red de seguridad regional para atender a refugiados y desplazados de sus hogares por la violencia.
En el marco de su presencia en Colombia a comienzos de este mes, Lavanchy asistió en la noroccidental provincia de Chocó a un episodio de desplazamientos de personas afectadas por el conflicto armado interno, que hace más de 40 años sacude al país.
El incidente se originó en el asesinato de dos maestros de la comunidad de indígenas wounaan, perpetrado por grupos armados ilegales, refirió el funcionario sin identificarlos. En el conflicto colombiano intervienen guerrillas izquierdistas fundadas en los años 60 y paramilitares derechistas surgidos a inicios de los 80 con anuencia estatal.
Los asesinatos y las amenazas de muerte a otros 14 miembros de esa etnia forzaron a parte de la comunidad a trasladarse hacia zonas más seguras. Lavanchy y otros colaboradores del Acnur tomaron contacto con una avanzada de 84 indígenas en el municipio de Istmina y comprobaron el hostigamiento que sufren.
Los wounaan son sistemáticamente amenazados por estar asentados en un territorio disputado por las organizaciones armadas y donde abundan las plantaciones ilegales para producir drogas, explicó el funcionario de esta agencia humanitaria de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Los desplazados de esta zona del sur de Chocó rondan los 1.750, en una población calculada en 12.000 personas. El pueblo wounaan, una de las 90 etnias ancestrales de Colombia, tiene menos de 8.000 miembros.
Colombia tiene 43 millones de habitantes, un millón de los cuales son indígenas. Lo llamativo es que las poblaciones originarias son las más afectadas por la guerra civil, comprobó Lavanchy.
La ONU, en un intento por delimitar las responsabilidades de sus agencias, encomendó al Acnur que, además de su objetivo original de protección a los refugiados, se hiciera cargo también de los desplazados internos.
En el cumplimiento de la nueva misión, Acnur encontró que Colombia, donde existe un sistema legal especializado en el tema y muy moderno, serviría de laboratorio para sus proyectos piloto sobre desplazamiento forzado de personas.
Las conclusiones nos permitirían ofrecer soluciones en las operaciones que la agencia encarará especialmente en África, refirió Lavanchy.
En este momento, la actividad en Colombia es la más comprometida que desarrolla el Acnur en el tema de desplazados internos, insistió.
Las cifras sobre el número de desplazados de sus hogares en Colombia varían. El gobierno habla de más de dos millones, mientras que las oficinas públicas de la Procuraduría y de la Defensoría del Pueblo mencionan tres millones personas.
A su vez, las organizaciones no gubernamentales las elevan a cinco millones, seis e inclusive a siete millones. Pero lo más importante es verificar en el terreno si cada uno de ellos recibe el tratamiento a que tiene derecho, comentó el funcionario de regreso en Ginebra.
Por ahora, la actividad del Acnur en Colombia es modesta. «Alcanzamos sólo a unas 200.000 personas desplazadas, y por eso hemos decidido hacer un esfuerzo suplementario y llegar hasta 250.000 personas más», informó.
Pero el fenómeno de los refugiados y de los desplazados internos de Colombia repercute también en los países vecinos.
En Ecuador hay alrededor de 250.000 colombianos refugiados bajo la protección del Acnur y de las autoridades de ese país, en Venezuela se alojan otros 200.000, mientras que en Panamá y Costa Rica hay un número menor.
Para aliviar el peso sobre los países limítrofes y en previsión de un flujo de mayores dimensiones, el Acnur ha obtenido el compromiso de otras naciones latinoamericanas, como Brasil, Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay, para colaborar en la atención de los refugiados.
Pero esa iniciativa, como el resto de las actividades de esta agencia humanitaria de la ONU en América tropiezan con el retraimiento de los países donantes de recursos financieros.
El problema es que esta región no se encuentra en el centro de las preocupaciones de la comunidad internacional, explicó Lavanchy. «Cuando se habla de Colombia, la gente responde que ese problema se arrastra desde hace 40 años. En cambio, Sudán figura en primera plana de los periódicos», abundó
«Antes de asumir esta función en América, me desempeñaba como representante del Acnur en Irán, donde estaba a cargo de más de dos millones de refugiados, pero no tenía ningún problema», prosiguió.
Era un asunto muy interesante para la comunidad internacional. Afganistán estaba a un costado, Iraq al otro. No había problemas de fondos, todo marchaba sobre ruedas, afirmó.
Para encontrar los recursos para Colombia y los otros países americanos, «es un calvario, por eso no hacemos más, porque no disponemos de los medios suficientes para un esfuerzo mayor», justificó.
Empero, Lavanchy indicó que es aún peor es la situación en Ecuador: «Lo que hacen nuestros colegas del Acnur que trabajan en el terreno en ese país es extremadamente insuficiente. No se puede hacer más porque no conseguimos apoyo internacional».
Inclusive en el interior del Acnur, hay que convencer a la institución que también se debe prestar atención a situaciones que no merecen un espacio en los periódicos, precisó Lavanchy. «Por eso debemos convencer a los donantes que algo se debe hacer por América Latina», puntualizó.
En conversaciones sostenidas en Bogota con embajadores de unos 20 países, ellos se declararon convencidos de la necesidad de apoyar el trabajo del Acnur en Colombia. En ese aspecto no hay problema alguno, sostuvo.
Pero cuando se habla de Ecuador, de Venezuela, de Panamá, o de la operación de reinstalación de refugiados en Argentina, Brasil y Chile, para eso no disponemos de un centavo en la caja, alertó.
El mundo considera que los países de América Latina están mucho mejor, que Colombia tiene muchos medios. Por eso privilegian a naciones de otros continentes. Y eso nos crea muchos problemas a nosotros, expresó el funcionario a IPS.