Economistas del Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo (CENDA) denunciaron el saqueo de Chile por parte de grandes transnacionales, especialmente en el área del cobre, principal recurso natural del país. Desde territorio chileno los consorcios transnacionales remesan al exterior sumas de fondos gigantescas, que obviamente se restan a los ingresos que genera el país […]
Economistas del Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo (CENDA) denunciaron el saqueo de Chile por parte de grandes transnacionales, especialmente en el área del cobre, principal recurso natural del país.
Desde territorio chileno los consorcios transnacionales remesan al exterior sumas de fondos gigantescas, que obviamente se restan a los ingresos que genera el país y constituyen un brutal saqueo, expresó el economista Hugo Facio en una carta semanal que emite el centro. Estos fondos provienen en gran medida de recursos naturales, dado que en su mayor parte tienen como base las elevadas ganancias obtenidas por las transnacionales cupríferas, al batirse en los dos últimos años los record históricos en los precios del mineral rojo.
En el lapso 2003-2005 los montos netos extraídos sumaron 23 mil 221,2 millones de dólares. En enero-marzo de 2006 esos egresos netos fueron de tres mil 687,7 millones. Llevada a cifras anualizadas -sin considerar el aumento en los meses siguientes por el precio del cobre- sería de 14 mil 750,8 millones, que constituye una sangría de grandes proporciones, extraordinariamente superior a la de los años anteriores, resalta Facio. El incremento de los egresos netos de la cuenta de renta, según el Banco Central en su análisis de la balanza de pagos en el primer trimestre, refleja el aumento en la renta procedente de la inversión directa debido a mayores utilidades generadas por la minería del cobre. Parte del incremento de las utilidades de la inversión directa -agrega el documento- fue remesada al exterior. De esta manera, de un país importador de capitales, Chile se ha transformado en colocador de recursos en el exterior, usando para ello parte del elevado superávit fiscal acumulado, que este año, solo por concepto del cobre, puede ascender a unos 10 mil millones de dólares.
Al mismo tiempo, el envío de utilidades al exterior por los consorcios cupríferos privados es tan elevado que supera a las ganancias que el país está obteniendo en el comercio exterior como consecuencia del mejoramiento producido en los términos de intercambio. El saldo positivo registrado en la cuenta corriente indica que se están desahorrando recursos generados en territorio nacional. «El conjunto de indicadores expresa que los chilenos percibimos en un monto muy reducido la situación favorable producida por el alto precio del cobre», subraya Facio. Para el especialista, el aumento en la cotización del metal rojo, no mejora en la práctica la situación del conjunto de la población, dado que los excedentes producidos en las empresas exportadoras, o se transforman en superávit fiscal o se trasladan al exterior como utilidades. El elevado monto de rentas remesadas por la inversión extranjera condujo a que en el primer trimestre de 2006 el ingreso nacional bruto disponible real se incrementó en 4,5 por ciento, cifra inferior al crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB). «Ello -indica el documento- es atribuible al aumento significativo de las rentas devengadas de la inversión extranjera, que compensó sobradamente el mejoramiento de los términos de intercambio del trimestre» .
Según Facio, las ganancias obtenidas por la mejoría en los mercados internacionales de la relación entre los precios promedios de exportación e importación fueron inferiores a la retribución neta extraída del país por los consorcios extranjeros. En su estudio, el economista de CENDA recuerda que al suscribirse los tratados de libre comercio con Estados Unidos y la Unión Europea las autoridades sostuvieron que uno de sus principales impactos se manifestaría en incrementos de la inversión extranjera. Pero en la práctica -indica- no fue así, ya que la inversión materializada desde el exterior permaneció baja. En el caso específico de Estados Unidos, en 2005 la inversión materializada alcanzó apenas a 27,8 millones de dólares, sólo un 1,8 por ciento del total.